CAPITULO 5: CLARO COMO EL AGUA

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(Beethoven’s 5 secrets/ PIANO GUYS COVER)

Narra Kei:

El funeral de Aoi fue el día siguiente, yo… no me presenté, porque no me dejarían entrar y porque Arabella se enteraría que estaba aquí, Yamato fue a la casa de verano de Abi para darme el pésame, Abi estaba destrozada, no como yo, Rick no estaba enterado, yo… como siempre, cagué la misión, me la pasaba encerrado en mi habitación, ahora todo me valía una mierda, no quería comer, no quería hacer nada, todos los días, miraba una foto de Aoi, no había un solo día en el que no lo hiciera, revisaba mi móvil a diario, esperando algo que no iba a pasar, esperando… a que él llamara, diciendo que nos viéramos a escondidas, deseando escuchar su voz en mi oído, queriendo tener su olor impregnado en mi piel, deseaba que esto fuera una fantasía, algo irreal, un mundo alterno.

Alguien tocó a mi puerta- ¿P-Puedo entrar? –Era Rick- Puedes pasar –dije recostándome en mi cama- Vale tío, ¿Pero a ti qué te ha pasado? –miré al techo- ¿No te lo han dicho? –Rick negó con la cabeza- Murió, la persona de la que estaba plenamente enamorado y con la que me había comprometido se fue –las lágrimas comenzaron a descender por mi sien, hasta quedar en mis oídos- Lo siento James, yo no lo sabía –sonreí cínicamente- No hables como si tuvieras pena de mí, ¿Vale? –Rick se disculpó- ¿Y eso cuando fue? –Suspiré- Hace dos días, tuvo… un accidente de auto –Rick se sentó en la cama- Muy pronto, ¿Y te has presentado al funeral? –Negué con la cabeza- Tengo prohibido aparecerme ahí –dije cubriéndome los ojos con el antebrazo- La historia trágica ¿eh? –sonreí tristemente- De Julieta y su amado Romeo –dije por lo bajo- En tu caso sería Julio y Romeo, ¿No crees? –Me levanté y miré a Rick a los ojos- Tú, ¿Lo sabías? –Rick me sonrió- No contrato a nadie sin conocerlo, además, mi novia estaba tan chiflada contigo que hablaba dormida sobre ti y tu amadísimo Aoi, eso me dolió, ¿Por qué no me habías dicho que él era tu hermosísima novia? ¿Eh? –Sonreí- No podía decírtelo, recuerda que tú lo odiabas, odias, como sea, el caso es que ya no está –Rick me sonrió- No del todo, es más que odio, rencor, por haberme tratado como si no fuera humano, y no digas que él ya no está, porque siempre va a estar contigo –miré por la ventana- Yo… solía tenerle envidia –miré a Rick- A Arabella le gustaba Aoi, pero… yo no podía hacer nada, porque simplemente era un sirviente, Arabella se la vivía con Aoi y con Yamato, ambos la querían como a su hermana, pero algo sucedió que hizo que Arabella se descontrolara, apuñalando a Aoi y a Yamato por la espalda, Aoi se alejó un tiempo, supuse que no reconocería a Arabella –lo miré- Deberías preguntarle a Yamato –Rick negó con la  cabeza- Yamato me odia, porque, en parte fue culpa mía que su prometido se suicidara -¿No sabía que Ukyo estaba vivo?- Yo fui el que mandó a gente a cazarlo como vil animal, por eso me odia tanto –lo miré, tenía la mirada distante- En fin, si Aoi no reconoció a Arabella al principio, pues… ahora que ya se hubo de recordar debió odiarla más de lo que la odiaba al principio –alcé los hombros- No lo sé, y… ¿Por qué lo dices? –Rick soltó un berrido- Pues… porque Aoi tuvo un pequeño conflicto con Arabella en el pasado y ahora lo tiene más porque ella te busca, quiere tu cabeza ya sea viva o muerta… Así que, deberías abandonar la partida, porque si ahora está muerto… con más razón va a querer asesinar a alguien y… tú eres el número uno en su lista de personas a las que desearía matar con sus propias manos –esa maldita, primero se llevaba a Aoi y ahora me lo ha quitado para siempre- Lucharé para vengar la muerte de Aoi –dije- No me rendiré –Rick suspiró- Pues… te deseo lo mejor… yo, no puedo ayudarte en esto, pero sí puedo darte planos, ubicaciones y a quien puedes convencer para que se una a la causa –sonreí- Gracias –Rick me estrechó la mano y luego me abrazó- Bien “Kei”, tengo justo ahora un auto disponible esperando por ti, te llevará con una chica llamada Natsu, ella te dirá “El conejo está en el sombrero” tú responderás “Así como las cartas en la mesa”, recuerda, si te equivocas corres el riesgo de que te corten el cuello –Sonreí- Es un riesgo que planeo correr para salvar mi relación –Ambos sonreímos, me dispuse a subir al auto, todo el camino fue silencioso, el chofer y yo intercambiábamos miradas, hasta que por fin se detuvo, era un enorme edificio, al parecer de cinco estrellas, alguien me abrió la puerta, yo bajé y el guardaespaldas me condujo al interior del edificio, hizo una seña a la recepcionista y esta asintió, el guardaespaldas me llevo al interior de un largo pasillo en la planta baja, hasta dar con una puerta sin número, bastante deteriorada, tocó tres veces, una chica salió de ahí, era delgada y se veía demacrada de la cara por tanto maquillaje, llevaba un cigarrillo en la boca- “El conejo está en el sombrero” –dijo ella- “Así como las cartas en la mesa” –dije un poco nervioso, la chica se abrió paso y me dejó entrar- Tú debes ser James, ¿Cierto? –Asentí- Pasa –dijo haciéndome tomar asiento- ¿Qué deseas? –Dijo sentándose a mi lado- Quisiera ayuda, Rick dijo que podía venir con ustedes, necesito infiltrarme en la mansión de Arabella –La chica se talló los ojos y me sonrió- Eso es imposible –la miré, ella me guiñó un ojo- Debes ser más convincente muñeco –miré toda la habitación- ¿Natsu, cierto? Mira verás, estoy aquí porque necesito salvar a mi novio, Arabella lo tiene, y no se a quien más recurrir –Natsu me miró unos segundos, supuse que me miraba detenidamente a los ojos para asegurarse que no le mentía- Bien… -dijo contadamente- Pero a cambio… quiero algo de ti –Oh no- ¿Y qué es? –Natsu me tendió una fotografía- Es necesario que te deshagas de él –se me hizo un nudo en la garganta. Me levanté guardé la foto en mi bolsillo- Ese es el trato James, no lo olvides –salí de la habitación, caminaba por los pasillos un poco alterado… yo no podía matarlo, yo… no podía matar a Yamato –todo  sucedió tan rápido, alguien me tomó del cuello, rápidamente me sujetaron de los brazos traté de zafarme, veía la cara de Arabella- Darán buen dinero por él –alguien me había puesto un trapo húmedo, los párpados comenzaban a pesarme, dejé de forcejear, todo se había nublado.

UN DÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora