Two - Headed Boy (Invisible Boy Serie)

Capítulo 12

Cuatro días después, la entrevista está editada y convenientemente adaptada para la escuela secundaria. Había escrito sobre Dean con el mayor amor y honestidad posible, aunque pudiera haber una ligera inclinación a favor de que él fuera el centro de todo el universo. Cambiar todas las veces que Dean había dicho "hermano" por "novio", había sido hecho sin pensar. No podía pensar en eso. No podía pensar en lo que Dean haría si se enteraba.

Está mirando como Audrey lo lee durante el almuerzo, yendo de su ensalada de pollo a los papeles extendidos frente a ella; y Sam, solo puede mirarla y removerse en su asiento, con una botella de agua medio vacía aferrada en su mano. Finalmente termina, al menos con la entrevista, y levanta los ojos para mirar a Sam.

—Es muy divertido, ¿verdad?

Sam sonríe por eso, agachando la cabeza para tratar de ocultar cualquier rubor.

—Sí, es bastante gracioso.

—Y habla de ti todo el tiempo —. Sus ojos se vuelven hacia los papeles, hojeando todas las palabras y Sam siente como el calor se extiende por todo su cuerpo, porque es verdad. No ha cambiado las palabras de Dean, realmente no ha cambiado ninguna, y se siente estúpidamente orgulloso cuando asiente.

—¿Cómo es?

La mira de nuevo, mientras sus dedos retuercen el tapón de su botella de agua y levanta sus cejas.

—¿Qué quieres decir?

—Solo... —. Mezcla los papeles en una pila ordenada, sus dedos recorriendo casi reverencialmente la parte superior de los mismos. —¿Qué se siente teniendo a alguien que te ame tanto? Al..., al ser lo último en lo que piensa antes de ir a dormir. Que solo pueda obtener paz mental cuando estas a su lado. Al... ¿ser todo para la persona que más amas?

Sam se encorva en su asiento, apretando la botella con tanta fuerza que no sabe si alguna vez volverá a abrirse. Levanta los ojos y mira a su alrededor, viendo a los otros chicos almorzando, comiendo con sus amigos, coqueteando, riendo, discutiendo, ignorando y siendo ignorados. Es todo tan extraño para él, todo. Siempre se ha sentido como un espectador en estas situaciones, rodeado de personas de su edad. No puede relacionarse con ninguno de ellos, realmente no. Ni siquiera puede relacionarse con Audrey, excepto, tal vez, porque ambos son un poco antisociales, y ella lo escucha de una manera que no cree haber experimentado nunca.

Se encoge de hombros.

—Yo no..., realmente, no lo sé. Quiero decir... Nunca he conocido otra cosa. Él..., él siempre ha estado ahí. A veces me vuelve loco. A veces quisiera golpearle en la cara. Pero..., pero a veces, yo solo... —. Se sienta y empuja la silla hacia la esquina, dejando espacio para que Audrey se incline hacia delante para escucharlo mejor. Baja su voz hasta que esta es apenas un susurro.

—Sólo quiero estar debajo de él y tenerlo justo..., cubriéndome, escondiéndome. No quiero sentir, ni oír, ni ver, ni respirar, ni saber nada más que de él.

Audrey suspira, con la mejilla descansando sobre su palma. Cierra los ojos y él puede ver como sus mejillas se sonrojan, puede observar la reminiscencia de una sonrisa sobre su boca. No ha visto a Dean en nueve días. Sam no ha comido más que unos cuantos bocados forzados aquí y allá durante todo ese tiempo, y sus pantalones vaqueros se le caen la mayor parte del tiempo.

Quiere decir cada cosa que dice, pero hay tantas cosas que no puede decirle. La verdad. Las cosas reales como que Dean y él apenas hablan ahora. No puede decirle como le duele estar en la habitación con él durante mucho tiempo; como discuten sobre cosas pequeñas y estúpidas, tal y como siempre había hecho con su padre, pero no con Dean. Nunca con Dean, hasta ahora. No puede decirle que se siente tan solo que cree que esa soledad se lo tragará entero.