Capítulo 33

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Hola a todos.

Bueno, es triste decirlo, pero esto va llegando a su fin. Penúltimo capítulo queridos. Muchas gracias a todos por haber llegado hasta aquí. Espero que lo estéis disfrutando de verdad. Recordar que a pesar de que acabemos todavía quedarán 6 Timestamps que publicaré en una nueva obra. 




Han estado rondándose, uno alrededor del otro, durante días. Se siente como si ya fuera el momento, como si ya se estuviera demorando incluso, y la polla de Dean parece estar de acuerdo.

Está de acuerdo a voz en grito, cada vez que Sam se sienta demasiado cerca, cada vez que Sam busca su mano en el auto, cada vez que lo mira con esa expresión de zorrillo entre sucia e inocente que hace que Dean se empalme en sus jeans como un adolescente.

Dean ha tomado unas cuantas cervezas, las suficientes para que se le aflojen las caderas, para que sus huesos se sientan bien dentro de su propio cuerpo, para que sienta que no quiere nada más que poner a su hermanito a cuatro patas en ese motel junto a la carretera y deslizar su verga hasta ese culo virgen.

Mierda. Jodidamente duro otra vez.

—Vi un motel a unos ocho kilómetros de aquí —. Sam se levanta de la mesa pegajosa, estirando sus largas piernas mientras saca la cartera del bolsillo. La realidad golpea a Dean entonces, como una bofetada. Mierda, esto podría pasar de verdad. Como, realmente pasar. No es sólo otra fantasía a la que Dean llega en la ducha, una que involucra su hermanito que lo hace correrse en menos de cinco minutos, cada vez.

—Whoa, whoa, whoa, whoa, tranquilo. Tomemos otra ronda —. El corazón de Dean está palpitando en su garganta y su voz suena un poco histérica en su propia mente, como si su miedo estuviera ahí, a la vista de Sam, como si Dean fuera virgen y estuviera nervioso por darle a Sam su flor especial o algo así.

Pero Sam está colocando todos sus papeles e investigaciones en una pila desordenada, dejando el dinero en la mesa, los ojos puestos en Dean, su sonrisa omnisciente, congelando a Dean en el sitio.

—Tenemos empezar temprano —. Las palabras están subrayadas, en negrita, cargadas de implicaciones. Sam lo mira fijamente, casi mendigando a la manera habitual de su molesto hermanito, de la única manera que puede en público con un montón de paletos alborotados a su alrededor. Dean se aferra al dardo que tiene en la mano, la textura de este impresa en la palma de su mano.

—Sí, realmente sabes cómo divertirte, ¿verdad, abuela? —. Es un intento desesperado, como si hubiera una posibilidad de que Sam se rindiera y dejara que lo pospusieran por unas horas más, tal vez otra noche, para ver si Dean tiene el coraje entonces. Jesús, ¿por qué se comporta como una maldita chica con esto?

Y ahí están esos ojos otra vez, esa sonrisa tirando de las mejillas de Sammy, eso hoyuelos guiñándole el ojo a Dean y está acabado, acabado. Rodillas temblorosas, estómago apretado y el corazón saltando en su garganta.

—De acuerdo, te veré fuera. Tengo que ir a mear —. Lanza el último dardo, dando en el blanco sólo por dar el espectáculo. Agarra su chaqueta y le echa una última mirada a Sam antes de volverse hacia el baño, manteniendo la calma hasta que cierra la puerta del mismo, por el momento solo.

—Mierda —suspira, con las manos a ambos lados del lavabo, cuestionablemente limpio, con la cabeza caída y los ojos cerrados.

Quiere hacerlo. Lo ha deseado, tal vez, por demasiado tiempo, mucho más de lo que podría admitir, incluso a si mismo, con sólo tres cervezas encima. Ha estado tan obsesionado con esto últimamente, desde que tuvo su primera experiencia con la boca de Sam, desde que puso sus manos en ese cuerpo caliente y se dio cuenta de que se le permitía tocar, que se le estaba otorgando todo el permiso que pudiera necesitar para simplemente disfrutar.

Two - Headed Boy (Invisible Boy Serie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora