10. Nunca.

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10.

«Nunca te dejaré, porque cuando el sol cae y las sombras regresan, tú estás allí, abrigándome con tus abrazos y tus sonrisas, nunca te dejaré, porque cuando estoy por caer, tú estás allí, sujetando mi mano justo a tiempo, nunca te dejaré, porque el miedo no existe cuando tú estás allí. Oh, dulzura de verano, promete que nunca me dejaras»

Un día Charlotte se enojó mucho con Zayn, y él comenzó a llorar.

Era viernes, y la madre del pequeño le dejó ir a la casa de Charlotte si prometía comportarse. Cosa que no fue para nada difícil, ya que Zayn era tranquilo, ya saben, era Zayn.

Como sea, Anna, la hermana de Charlotte era demasiado linda cuando recibió a Zayn con un beso en la mejilla que hizo que él bajara la mirada un poco. Anna habló un momento con la madre del niño, diciendo que saldrían al parque y llegarían exactamente para las tres, luego comerían algo y llevarían a Zayn sano y salvo a casa.

Charlotte estaba bastante emocionada de tener a su mejor amigo toda una tarde, por eso comenzó a mostrarle todos sus juguetes, y le habló sobre cómo Cristal, su muñeca de trapo, había perdido un botón de ojo y tuvo que quitar otro de un tapado de Anna pero le hizo jurar a Zayn no decir nada. Ahora era un secreto.

Luego de eso, la niña quitó de un cajón un juego de Monopolio y Zayn le dijo, un poco avergonzado, que no sabía jugar. Pasó exactamente media hora, donde Charlotte le explicó con mucha paciencia cada cosa que había que hacer, con cada regla que ella sabía.

—Muy bien, ¿comprendes ahora, Zayn?

Él chico parpadeó, mordiendo su labio inferior.

—No.

—Dios —exclamó ella, luego suspiró—. Muy bien, te explicaré una última vez...

Zayn no terminó de entender nunca. Él y Charlotte dibujaron luego, ella dibujó a una guerrera, y él se dibujó a sí mismo junto a Charlotte andando en bicicleta.

Anna los llamó entonces, ella estaba de un humor bastante feliz ese día, incluso sonreía demasiado. Cosa que Charlotte notó al instante. Podría ser pequeña, pero sabía cuando una persona estaba triste o alegre. O eso creía.

—Te dejaré subir a la bici primero porque eres mi amigo—decía Charlotte cuando estaban en el auto.  Zayn sintió aquella presión en el pecho, y una sonrisa estalló en su angelical rostro.

Anna los miraba por el espejo retrovisor, ellos parecían tan felices, tan ignorantes al mundo cruel de allí afuera. Y ella esperaba que siempre fueran tan felices como lo eran en ese momento. Esperaba que Charlotte, algún día, fuera una chica con la barbilla en alto, una chica segura, aquella chica que Anna jamás pudo ser.

—Muy bien, pequeños —decía Anna mientras quitaba la bicicleta de Charlotte de la parte trasera de la camioneta—. Quiero que permanezcan juntos ¿bien? no irán más allá de lo que yo no pueda ver, y sí, te estoy hablando a ti, Charlotte, ya sabes lo que pienso de tus pequeñas escapadas.

—Sí, sí ¡entendimos, Anna! —Charlotte bufó mientras pegaba saltitos como si el cemento quemara, sus botas con pequeñas campanitas tintineaban haciendo un sonido algo molesto para Anna, quien rodo los ojos por la insistencia de su hermana.

—Vale, vale, pueden irse pero no olviden...

Ni siquiera había terminado cuando los dos niños echaron a correr. Ella negó con la cabeza, pero con una sonrisa en su cansado rostro. Comenzó a caminar hasta una banca donde pensaba leer un libro mientras les echaba un ojo a aquél par.

Charlotte empujaba su bicicleta con ayuda de su amigo, se quedaron en el lugar perfecto, donde Anna podía verlos. Zayn tenía las mejillas sonrojadas y la respiración agitada, Charlotte se rio, ni siquiera habían corrido demasiado y él ya estaba demasiado cansado.

—Vamos, Zayn, vamos, vamos.

El niño suspiró y se subió torpemente a la bicicleta. Charlotte le sonrió y por alguna razón Zayn sentía esa necesidad de sonreírle de vuelta, como si de alguna forma le dijera que estaba bien. Que todo estaba bien.

Comenzó a andar en la bici tranquilamente y Charlotte lucía impresionada porque ella jamás había podido lograr no caerse. Y él estaba tan seguro de lo que hacía, y en vez de sentir envidia, sintió mucho orgullo, aunque ella no lo sabía, pero tenía ganas de gritar que aquél chico que andaba en la bicicleta era su mejor amigo. Y eso era orgullo, uno puro e infantil.

— ¡Zayn, es mi turno! 

No había pasado ni tres minutos pero Charlotte sentía que era hora de que ella montara la bicicleta. Pero Zayn no parecía escuchar, seguía dando vueltas con una sonrisa de alegría. Y aún cuando Charlotte pensaba que era lindo, era su turno.

— ¡Zayn!

No hubo respuesta.

Resopló y comenzó a correr detrás de Zayn, quien simplemente rio acelerando el recorrido. Charlotte chilló, medio llorando. ¡Era su bici! ¿Por qué Zayn no le daba su bici?

— ¡Bueno! ¿Sabes qué? ¡Ya no quiero subir en la tonta bici! —ella estaba haciendo una escena, Charlotte siempre hacía escenas cuando no obtenía lo que quería—. ¡Y si no quedó claro, ya no eres mi amigo, Zayn!

Charlotte se cruzó de brazos, dándole la espalda a la bicicleta y a Zayn. Creó un puchero y un ceño fruncido. No pasó ni un segundo cuando oyó como los pedales de la bicicleta se detuvieron y sonrió porque sabía que habia ganado.

Hasta que se dio la vuelta y vio que Zayn lloraba en silencio, estaba terriblemente sonrojado con los labios algo húmedos y Charlotte se sintió la peor niña en el universo.   

Ella no esperó que Zayn hubiera reaccionado de aquella forma, entonces se acercó, con los ojos brillando de arrepentimiento, y abrazó a su amigo tan fuerte como pudo.

—Lo siento, si quieres puedes seguir usando la bicicleta, pequeño.

—Yo... Yo no quiero la bi-bicicleta, quiero que vuelvas a ser mi me-mejor amiga.

— ¡Lo soy, Zayn! —Charlotte se apartó—. Lo soy —repitió y él se calmó un poco, medio vacilando.

— ¿Lo serás siempre? 

—Sí. 

—Te amo, Charlotte... Mamá siempre me dice que me ama, y que el amor es algo que dura por siempre, si es real.

Charlotte asintió. Ella no entendía mucho sobre el amor y esas cosas, pero estaba segura que amaba a Zayn. 

—Yo también te amo, pequeño. Somos mejores amigos y eso no va a cambiar ¿sí? perdón, no quería que lloraras.

Zayn se secó las lágrimas con la manga de su suéter y sacudió la cabeza—. Sólo no me dejes nunca.

Quizás no sabían el gran significado de las palabras que decían, pero lo sentían, lo vivían. Y Charlotte no iba a dejar a Zayn. Por nada del mundo ella lo iba a dejar. Nunca.

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Jesús, son unos bebés <3 ¿Ustedes que creen? Recuerdo que cuando era pequeña; era tan fácil decirle a mamá que la amaba, y yo sólo quería crecer y ahora no es tan divertido (?)

Las amo,

cambio y fuera c;

Heart like paper » malik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora