Parte 51| La boda

166 8 1
                                    

Describir lo que siento en estos momentos es imposible. Tengo tantas emociones juntas que ya no se cual es más fuerte.

Me miro al espejo de arriba abajo mientras aliso el vestido de los lados. Aún no estoy usando el vestido que usaré en la seremonia. Sino uno más elegante, adecuado para playa y que obvio pueda verse de boda.

Ahora son las dos quince de la tarde, solo esperamos que mi padre nos llamé para bajar e irnos a la playa, donde se supone mi futuro esposo, estará ahí.

Los nervios me carcome la mente, y por más que pienso en que el no saldrá corriendo en medio de la boda; ocurre y los nervios aumentan. Se que Abraham me ama, y yo a el. De eso estoy completamente segura. Pero una parte de mi, me dice que el no quiere estar casado con una persona enferma como yo. Una de la cual ya no tiene remedio de composición. Estoy rota, y no hay poder humano que pueda arreglarme.

—¿Estas lista, cariño? —dice mi madre entrando a la habitación con una caja en sus manos.

—Si. Estoy lista mamá.

—Quería darte esto. Es mi regalo de bodas, para ambos —me entrega la caja, la cual tomó gustosa diciendo que no debía haber comprado nada.

Saco los colgantes en forma de corazón de plata que tienen grabados iniciales.

—Uno es para marie y el otro es para Ian. Tu padre debe de darle los otros dos colgantes a Abraham. Quien uno es para ti, y el otro para el —Sonrió emocionada por su regalo tan único y especial. Abro el pequeño colgante. En el hay dos espacios libres para unas fotos.

—Tienes que poner una foto tuya y de Abraham en los colgantes de los niños. En los de ustedes, una foto de ellos. Así se mantendrán siempre unidos.

—Es el mejor regalo mamá, gracias

—Se lo merecen, son mis primeros nietos.

Abrazo a mi mamá acariciando su espalda, ella deposita un casto beso en mi cabeza

—Oigan, nosotros tambien queremos un abrazo —la voz de Sara hizo que nos separaramos y los miremos. Papá viene hasta nosotras al igual que mi hermana y se unen al abrazo.

—Que divertido es ser dama de honor. Tienes que ayudar a la novia a que no se le corra el maquillaje. ¿Pueden creer que a Jennefer se le ha corrido dos veces el maquillaje por tanto llorar?

—Es normal que lloré, Sara. Es su boda, y está embarazada —Sara asiente junto con mamá. Yo sin embargo, ruedo los ojos.

—Yo también estoy igual, y no estoy llorando

—Pero estas aterrada hasta la coronilla, cielo —dice mi papá pellizcando mis mejillas

—Masó menos.

—Muy bien, ambos. Fuera. Déjenme hablar con mi hermana —Mi hermana empuja fuera a nuestros padres y cierra la puerta detrás suyo.

—¿Que sucede?

—Tengo pánico. Si, esa es la palabra.

—¿Por que?

—Porque tengo miedo que Abraham se arrepienta de casarse conmigo. De darse cuenta que no me ama lo suficiente para estar a mi lado

—No seas tonta. Jamás había visto a una pareja tan enamorada como ustedes. Cuando conocí a Abraham por Skype, esa noche en mi habitacion. Me dí cuenta como te miraba. La manera tan unica de hablarte. Cuando me lo topé en el centro comercial, fue amable conmigo, pero porque el ya sabia quien era yo. Ya sabia que tu tenías a una gemela, y no dijo nada para no lastimarte. ¿Quien haría eso? ¿Que otra prueba de amor necesitas para confirmar que el enserio te ama?

Solo no me dejes cariño. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora