Capítulo 6 - Ida sin vuelta.

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La oscuridad era más intensa a medida que iba descendiendo en el vacío, parecía nunca terminar. Nelson seguía abrazado a mi fuertemente con la cabeza oculta entre mi pelo, se estaría mareando por el descenso que estaba siendo demasiado lento. Solo notaba más frío cada vez que iba cayendo más bajo, yo también me estaba empezando a marear, hasta que Nelson perdió la conscencia y se soltó de mi. Intenté gritar su nombre a la vez que agarrar su mano, pero no podía moverme y si intentaba decir algo sentía que me ahogaba. ¿Qué lugar era este? La presión atmosférica me obligó a cerrar los ojos y acabé perdiendo la conscencia, como Nelson.

...

Abrí los ojos, me encontraba junto al sáuce que vi aquella vez subida a la azotea de aquel edificio. Mirando el descampado, me percaté de que era el mismo en donde había estado la zona del juego, un aire misterioso corría por el lugar.

Miré en todas direcciones en busca de la presencia de Nelson, pero no lo veía por ningún lado. Me levanté como pude aún un poco mareada por el viajecito anterior en la oscuridad y empecé a caminar.

A la lejanía no se veía más que hierba y más hierba, nada por lo que guiarse. Hacía frío y daba la sensación de perderse muy fácilmente a cada paso que daba. Caminé durante un buen rato con la esperanza de encontrarme con alguien, o con Nelson, o hasta no me importaría que apareciese uno de esos muertos vivientes en este momento. Me estaba desesperando, no encontraba la finalidad a esto, hasta que volví a ver el mismo sáuce y la hierba caída al estar pisada por mi.

Me di la vuelta y volví por donde había venido. Empecé a caminar, a andar rápido, a correr, a trotar, hasta pasar un rato y encontrarme de nuevo con el mismo sáuce.

No sabía que estaba pasando, ni si este lugar tenía alguna salida. Me dolía demasiado la cabeza como para hacer el truco con mi vista, mi oído no daba más de si y tampoco se visualizaba ningún espíritu por ningún lado, ni siquiera el que siempre me seguía.

Fui de un lado a otro un par de veces hasta volverme loca completamente, todo se veía muy turbio y se me ocurrió pegarme un tiro con la pistola que tenía en mi tobillo. Dirigí mi mano hacia la pistola y justo cuando la iba a coger, desperté en el suelo blanco y negro del laberinto con mi pistola señalando a Nelson, el cual estaba en frente de mi, mirándome.

-¡Janís! Joder me estabas asustando, cuando te pusiste a correr, te desmayaste porque esos aliens tramposos te lanzaron una flecha con un químico extraño en la punta
-informó él con expresión de preocupación.

-¿Cuánto llevo dormida? -pregunté devolviendo la pistola a mi tobillo, pestañeando varias veces para despejar mi atontamiento por el desmayo.

-10 minutos.

Suspiré a modo de respuesta con un "menos mal" y me levanté para buscar el último interruptor. Cuando empecé a caminar Nelson me abrazó, pero no tardó en apartarse.

-No te voy a rechazar un abrazo idiota, eso puedes hacerlo -le dije riendo, insinuando que lo hicera de nuevo.

Me volvió a abrazar sin soltarme, y yo le devolví el abrazo.

-Para mi fueron como más de 10 horas metida en ese maldito sueño
-suspiré algo aliviada de que no fuera real.

Él se apartó para mirarme con la ceja arqueada.

-¿Qué soñaste?

-Que tú y yo caíamos en la oscuridad mientras me abrazabas, para después aparecer yo sola en este mismo descampado intentando huir, pero siempre volvía al lugar del comienzo.

-Deprimente -contestó él negando con la cabeza-, y real a la vez, crearon así la zona de este mundo, si sigues recto por el descampado, vuelves al sitio de donde habías venido. Tal vez fue un presagio.

Más allá de las estrellas: El Poder De Estar Juntos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora