—¡Janís! ¡Janís espera! ¡Joder que me escuches! —dijo a gritos el chico al conseguir alcanzarme y agarrarme del brazo.
—Que sí, sígueme, de repente tengo muy claro a donde ir —suspiré al ver que no me soltaba—. ¡Suéltame y deja de mirarme así! No pienso tolerar otro de tus estúpidos besos impulsivos.
—Ok, my lady, voy detrás de ti.
Me di la vuelta mirándole como si le fuera a matar, me acerqué a él y le señalé con el dedo.
—No me llames my lady, y no vuelvas a gritarme —le dije entre dientes con mi mirada asesina—. Ya que por arte de magia te sabes mi nombre, utilízalo.
—Vale, vale... —me soltó sin dejar de mirarme—, princesa Ja-nís —dijo mi nombre a sílabas con su estúpida sonrisa de creído—. Por cierto me llamo Nelson.
Vi que era una tontería volver a llamarle la atención por llamarme princesa, así que le miré con cara de indiferencia y me giré para seguir caminando hacia donde me guiaba mi espíritu acompañante. Era extraño, ella nunca me solía guiar o tan siquiera ayudar en la vida real, tampoco me daba avisos como hizo hace un rato. Algo gordo estaba pasando aquí que yo desconocía. ¿Sería cierto que sólo quedaban 200.000 personas en toda la tierra? Demasiado sospechoso...
Pasaron varias semanas desde entonces. Pude descubrir más cosas a cerca de lo que había pasado que era probable que fuese cierto;
1- Un científico loco la lió experimentando con algo (de ahí a porqué solo me encontraba personas semi muertas allá donde miraba).
2- Al tener contacto con los espíritus, alguno de ellos me hizo dar un salto en el tiempo mientras dormía que me llevó a una dimensión paralela del futuro, para mostrarme algo importante que debería cambiar o aprender de ello (no sería la primera vez).
4- Nelson ya sabía a cerca de mis poderes sin yo habérselo mencionado.
5- Nelson es gilipollas.
Aunque bueno eso quinto ya era demasiado obvio. No pude descubrir mucho más, la tierra entera parecía ser un planeta desierto. Me perdí varias tecnologías con el paso del tiempo al parecer, puedes pilotar transladores con sólo mirar el botón "pilotar" en inglés. ¿Cómo? Registrando tu retina en el lector de retina.
También pude conocer más al idiota que me acompañaba, sabía artes marciales y tenía una armería entera en su mochila mágica del pokémon (donde podrías meter una bici entera si te apetece) con balas casi infinitas, no las utilizaba a penas, por lo cual me las daba a mí porque sabía que me gustaban las armas, aunque no supiera utilizarlas muy bien.
—¿No decías que te has perdido media historia con tu saltito en el tiempo? Tecnología, Janís, tecnología.
Es lo único que me respondía (añadiendo su guiño de niño mimado) cuando le preguntaba de dónde había sacado todo ese armamento, o cómo sabía esas cosas de mí.
Jamás me creí que consiguió todo eso solo porque existía una tecnología más avanzada a la anterior, que más bien parecía de otro planeta, tenía la sensación de que a ese chaval yo lo conocía de alguna parte. A veces se quedaba mirándome sin razón cuando él creía que no me enteraba, como si me hubiera estado observando desde mi nacimiento, o adivina lo que voy a decir como si me conociese de toda la vida.
Era un chico extraño, pero tampoco le tomé mucha importancia a mis paranoias locas.
Caminando por lo que nosotros creíamos Nueva York hecho polvo, encontramos un tipo de base militar con tres edificios separados. Nelson parecía temerle a ese lugar.
—Vámonos de aquí, seguro que eso está infestado de zombies —me decía con voz nerviosa y temblorosa—. Busquemos otro sitio donde sea más probable que haya vida humana...¡Janís no vayas!
Gritó eso último mientras yo hacía caso omiso de sus palabras y me adentraba en la base que raramente tenía las puertas abiertas.
—No seas cagueta Nel, si no quieres morir de hambre será mejor que busquemos un lugar donde haya vida —le dije sin mirarlo mientras seguía caminando.
Nelson se acercó corriendo a mi lado y me siguió el paso.
—Maldita sea fallo mío, no puedo impedirle hacer algo que ella quiera, porque la... —murmuró él en un susurro casi inaudible.
—¿Qué murmuras idiota? —le solté haciéndome la que no había escuchado nada.
¿Se le olvidaba que puedo escuchar cosas a kilómetros de distancia?
—Nada Janís. ¿En serio tenemos que entrar? —me dijo él insistiendo aún en que nos fuéramos.
—Sip —Nelson suspiró y me siguió.
Entramos en el primer edificio que nos encontramos nada más cruzar las dos grandes puertas corredizas, y más que centro militar parecía un centro de experimentos científicos.
Caminábamos por un largo pasillo que tenía puertas a la izquierda con nombres en otro idioma que ni el traductor de Google podría traducir. A la derecha estaba todo lleno de cristales antibalas, con salas extrañas tras ellos.
Mirando por los cristales se veían a personas en cilindros recreándose a partir de... algo, o eso me parecía. También se veían órganos a sus lados en cilindros de distintos colores, y varios artilugios médicos que cualquiera de mi época desconocería.
Aquello parecía un matadero de personas y animales. En los siguientes cristales había personas casi convertidas en zombies, también en cilindros, al igual que animales mutados, sangre por el suelo y órganos podridos sueltos por cada sala. Quién estuviese haciendo todo esto, era un completo desorden, y algo sádico
—Nelson, tú sabes qué es todo esto, ¿verdad? —le dije mirándolo de reojo con voz tranquila, porque estaba segura de que me ocultaba algo—. ¿qué ocultas enano?
—No soy un crío, tengo 20 años...
—Y yo 18 y soy más alta que tú, p-pero que me da igual, responde.
Estaba cabizbajo, con la mirada perdida en la nada, hasta que levantó la cabeza y me empezó a mirar extrañado de que le mirase fijamente por primera vez, entonces es cuando puso su tonta mirada de "te observo cada vez que vas al baño a cagar y ni te das cuenta".
—Yo no...
Justo al mencionar esas dos palabras, sonó una alarma insoportable que me hizo caer al suelo. Mi sentido auditivo superdotado era muy sensible a los sonidos con demasiada intensidad, por eso odiaba que las personas me gritasen, y que Nelson nunca lo hiciese desde que se lo dije, era una de las pocas cosas que agradecía de él.
—A...paga...ese....ruido...in..fer...
—intenté decir mientras aquel sonido retumbaba en mis tímpanos como tambores en mis oidos.En mi mejilla izquierda noté un tacto liso muy frío, lo veía todo oscuro; me desmayé en el pasillo de baldosas blancas.
—¡Janís!
Fue lo último que escuché, antes de cerrar los ojos al completo, dejar de ver como las luces se apagaban y varios pies raros se acercaban a toda velocidad hacia mi.
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Más allá de las estrellas: El Poder De Estar Juntos.
Fiksi Ilmiah#ShadowAwards Mejor portada #Mils&Mila 2do lugar Una chica con poderes extraños, da un salto en el tiempo que en su creencia le lleva a un futuro lejano donde casi se ha extinguido la raza humana, ya que un virus los ha transformado en seres horribl...