Capitulo 10

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-Eso me interesa-dijo Senusnet mirándola.

-¿El qué?-Sarah intentó averiguar qué le había interesado revisando la conversación anterior. No encontraba nada extraño en lo que había dicho.

-Lo que has dicho sobre tu país, lo de que no tenéis un rey. ¿Cómo es eso posible?-se veía curioso. Después de todo era un político y esta información le interesaba. ¿Cómo explicarle un sistema político moderno a alguien de hacía 3000 años?

-Mi país está en una isla muy lejana. Hace muchos años un reino nos descubrió y pasamos a formar parte de sus territorios, pero los reyes de ese país nos oprimieron. Estábamos muy lejos y sin embargo nos gobernaban sin tener en cuenta nuestra situación, sólo les interesaban las riquezas que enviábamos-Sarah intentó simplificar la situación de las colonias antes de la revolución en términos que alguien de la antigüedad pudiese entender.

-Eso es muy común-dijo él. Su expresión era totalmente seria, no pensaba en la crueldad que se dedicaba a los pueblos oprimidos- Menos lo de la distancia, normalmente es preferible que el territorio conquistado sea cercano.

-Ya, el caso es que llegamos a un punto en el que la situación era insostenible. No podíamos aguantar más o habríamos perecido. Entonces, aprovechando la distancia los habitantes de mi país se levantaron contra los soldados del opresor. Ganamos la batalla y aprovechamos la distancia para que no pudiesen volver a por nosotros. Nos volvimos fuertes para no volver a inclinarnos ante nadie-vio la mirada que Senusnet le dirigía-Yo soy descendiente de habitantes del país de los conquistadores. Mis antepasados ayudaron a los revolucionarios y por eso nos dejaron quedarnos allí.

-¿La causa de la revolución fue la crueldad de los virreyes que el rey puso a cargo del país?-dijo Senusnet asombrado.

-Más o menos. Entonces, librados del opresor, decidimos elegir un líder. Uno elegido por todos los habitantes del país. Y ese líder cambia cada cuatro años por uno elegido por el pueblo.

-Eso es raro-dijo Senusnet, claramente asombrado, pero sin dudar de la veracidad de las palabras de Sarah- ¿Un nuevo líder cada cuatro años? Absurdo.

-Nuestro sistema no es perfecto, los candidatos son elegidos de antemano por los líderes. Intentamos que no haya corrupción, pero la hay, siempre hay sombras.... Pero intentamos que esas sombras no cubran todo-Sarah le miró-¿Mi país te resulta muy extraño?

-Sí, la verdad es que sí, Sarah. Pero me ha dado ideas para mi forma de gobierno. Lo primordial es vigilar aun más a los virreyes, estar más atento a los territorios poco accesibles,...-dijo dándose la vuelta y saliendo de la habitación. Sarah fue a seguirle unos pasos a su espalda.

-Faraón, ¿Puedo salir ya?-dijo Sarah al ver que al seguirle los guardias le cortaban el paso.

-No, ya te dije que no se lo iba a poner fácil a esos embajadores-dijo girándose y sonriendo de manera malvada-No dejéis que salga sin mi permiso, guardias.

La puerta se cerró en las narices de Sarah y ella se quedó quieta durante un segundo. Luego soltó un bufido de rabia mientras se daba la vuelta.

"Bueno, habéis avanzado algo. Ha sentido curiosidad por ti, haz que sienta más de eso. Cuánto más habléis más fuerte te volverás."

-Ya te lo he dicho, yo no busco poder. Deja de ofrecérmelo-masculló entre dientes- Si me dejases volver a casa sería otro cantaré

"Gaste lo poco que quedaba de mi poder para traerte aquí. Ya te lo he dicho, cuando le ames con todo tu corazón y él te corresponda podrás volver."

-Eso es muy complicado. Ni siquiera sé lo que siento por él-dijo Sarah apoyando los codos en la mesa y sujetándose la cabeza. Se frotó lentamente la frente para tratar de aplacar el dolor que surgía de allí.

"Humanos" la diosa bufó dentro de su cabeza "Si ustedes fuesen dioses, ya estarían casados. Vuestras almas fueron creadas para completarse mutuamente, pero sois tan tozudos. Estoy segura de que en el fondo de tu corazón sabes que sin él no estarías completa."

Sarah se quedó callada mientras la diosa seguía con un monólogo sobre lo maravilloso que era el amor verdadero. Siempre que tenia oportunidad se lo repetía, por lo que Sarah casi se lo sabía de memoria.

-Tengo una duda, si él es mi alma gemela ¿Por qué nacimos con más de tres mil años de diferencia?-dijo Sarah interrumpiendo a la diosa.

"Errores administrativos. Tú no sabes la cantidad de almas que nacen cada año, él fue enviado para nacer y se suponía que tú tenías que nacer en otra familia egipcia tres años después. Lo que pasó fue que tu alma salió rodando de la cesta de próximos nacimientos y te quedaste en un rincón durante tres mil años. Te encontraron y te hicieron nacer lo más rápidamente posible."

-Por favor, diles que hagan limpieza más a menudo-dijo Sarah sintiéndose súbitamente cansada ¿Tres mil años en un rincón? ¿Qué les pasaba a los dioses para que tuviesen semejante despiste?



Sarah sintió cómo alguien subía a la cama y se enderezó para mirarlo. Se había vuelto a dormir hacía un rato, pero sus sentidos seguían alerta para notar cuando él se acercase por la noche.

-Buenas noches, Senusnet-dijo mirando su rostro.

-Pensé que había sido silencioso-Senusnet tenía una mueca en su cara.

-No estaba dormida-dijo apoyándose sobre su pecho-Me sentía sola.

-Qué linda-dijo él mientras le acariciaba el pelo con movimientos suaves y continuos. Sarah podría haber ronroneado de placer-Los embajadores están ansiosos por verte. No es de buena educación mencionar a las concubinas en actos oficiales, pero ellos han hecho varios comentarios indirectos preguntando por ti.

-Oh... ¿Me vas a mantener encerrada más tiempo?

-No, pero sí que voy a prohibirte entrar en diversas zonas del palacio-puso una cara que daba miedo, la misma cara que ponía su abuelo cuando ponía ratones dentro de un laberinto con un trozo de queso en la parte más inaccesible- Esos cotillas tendrán que esforzarse mucho para verte. Ya le he dicho a tus criadas en qué partes del palacio puedes estar.

Sarah se alzó un poco más y le miró a la cara.

-¿Hay algo que pueda hacer?

-¿Cómo dices?-parecía confuso ante su pregunta.

-Es que estoy todo el día a tu lado, o aquí, en el dormitorio. Me gustaría tener una tarea para poder entretenerme un poco-dijo ella con una sonrisa.

-Las concubinas no trabajan.

-Pero a mí me gustaría poder hacer algo, aunque no fuese un trabajo. Una tarea que hasta yo pudiese hacer.

-Darías mala imagen de mí si tuvieses un trabajo que hacer. Entiéndelo, ya tengo a gente que se ocupa de todo en el palacio. No hay nada que puedas hacer.

-¿Y mi ropa?-dijo ella de pronto.

-¿Qué pasa con tu ropa?

-¿No me la podría hacer yo misma? Sé coser bastante bien y también bordar-dijo pensando en el club de costura en el que estuvo con su abuela desde que cumplió ocho años. Cuando la abuela murió lo dejó, pero seguía cosiendo bastante bien. No había tenido mucho dinero para comprarse ropa nueva y la tela era más barata.

-Eso estaría bien-dijo él elevándola y besándola con ansia-No hablemos más...-jadeó contra su piel.

La novia del faraón [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora