Capitulo 23

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El médico del palacio era un hombre mayor que tenía un rostro bondadoso y una voz muy suave. La clase de persona que te encantaría que fuese tu médico, era su verdadera vocación. Había sido el médico personal de la madre de Senusnet y se había quedado tras la muerte de ésta para cuidar de los hijos de su señora. Encima de todo era muy leal. Era la clase de persona que caía bien a la gente, así, sin más, con su naturalidad.

Reconoció el cuerpo de Sarah con movimientos rápidos y precisos. Nunca hacía nada innecesario.

-Se encuentra usted en un excelente estado de salud para haber estado un mes encerrada. Pero, por precaución, le recomiendo que sólo tome comidas ligeras y no se levante de la cama en varias semanas-dijo con un tono suave mientras la ayudaba a recolocarse la ropa rápidamente.

-Pero me encuentro bien, aparte de los dolores normales tras haber dado a luz-dijo Sarah con una sonrisa. Ese hombre siempre le sacaba la sonrisa fácil.

-Sí, pero por la experiencia traumática que acaba de pasar es mejor que se quede descansando-dijo el médico con una sonrisa amable, pero muy inflexible-Haga lo que le digo.

El médico se marchó y en la puerta les dio unas instrucciones a las mujeres que esperaban en la puerta, sobre los cuidados que ella precisaría durante las próximas semanas. Senusnet entró al cabo de unos momentos y la miró.

-Déjame presentarte a tus nuevas criadas-dijo con un tono suave y dulce- Ya conoces a Hadi. Ella es Ebonee-dijo señalando a la mujer con la piel más oscura- Pertenece a la baja nobleza y ya ha sido la criada de otra dama de alta alcurnia. Ella es Femi-dijo agarrándola por los hombros, tendría la misma edad que Hadi. Y casi se podía decir que era egipcia de raza pura- Es la hija de una concubina de uno de mis hermanos mayores, y mi sobrina. Y por último, Nakia-dijo señalando a la mujer que tenía una gran cicatriz en la mejilla derecha y parte de la frente- Es una gran herborista y curandera.

Un criado entró y le dijo algo al oído a Senusnet que hizo que se marchase dejándola sola con las nuevas criadas. Ellas se acercaron y la miraron. Sarah se preguntó qué habría pasado para que él se marchase tan rápidamente.

-¿Podríais contarme de donde sois y algo sobre vosotras?-dijo Sarah mientras miraba de reojo a Amenophis, dormido en una cuna que estaba en la estancia que carecía de puerta ahora. Era perfectamente visible desde la cama del dormitorio. Senusnet parecía tener miedo de perderle a los dos de vista incluso cuando estaban dormidos-Empieza tú, Ebonee.

-Vengo de una pequeña ciudad rural en el curso alto del Nilo-dijo la mujer, llevaba el cabello recogido en una gruesa trenza alta que le llegaba casi hasta la cintura. Tenía muchísimo pelo, no podía creerse lo gruesa que era esa trenza en su final- Soy buena a la hora de ayudar a conservar la ropa y vestir a mis señoras.

La mujer tenía cara de expectación. Deseosa de encontrar un lugar en ese palacio al que debía de haber llegado.

-Vale, yo soy muy mala a la hora de vestirme correctamente, no tengo ningún sentido del gusto. Espero tu ayuda con ansias, tan pronto como pueda salir de esta habitación. ¿Y tú, Fermi?

-Yo nací en el palacio de mi padre, el segundo príncipe, y su majestad nos ha estado manteniendo hasta ahora. Es la primera vez en mi vida que salgo del palacio-dijo Femi, parecía joven y sincera, seguramente su presencia allí debía de tener algún motivo político oculto a sus ojos- Así que estoy muy emocionada por que todo lo que veo es nuevo. Y quiero hacerlo todo lo mejor posible para ayudar a mi tío, al que tanto le debo en esta vida.

La típica niña inocente, pero la inocencia, por hermosa que fuese, podía ocultar sombras. Debía vigilarla un poco.

-Yo me crié en las calles de la capital. Y si se lo está preguntando, me quemé la cara en un incendio que ocurrió en mi casa. Un curandero me acogió en su casa y él me enseñó a utilizar las hierbas y a sanar. Él pertenecía a la baja nobleza y eso me permitió entrar a su servicio.

La novia del faraón [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora