CAPÍTULO 10

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Narra Hiroki

Minutos después, salimos ligeramente nerviosos de los sanitarios.
Por suerte, la película todavía no había terminado, por lo que le pregunté a Misaki si quería regresar a la sala para ver al menos el final. Se negó a entrar, así que decidimos regresar al departamento de Akihiko.

Avisé a Nowaki de que Misaki se encontraba "mejor", y de que lo llevaría a su casa, por lo que después le vería en el departamento, ya que no tenía ninguna intención de charlar con mi amigo, y menos después de haberle hecho el amor a su lindo novio.

Pude ver cómo Misaki caminaba un poco raro, cojeando ligeramente. Estaba claro que me había excedido al penetrarlo, sin pensar en las consecuencias de después.

—¿Te sientes incómodo, Misaki?—pregunté temeroso de la respuesta. Temía haberle hecho mucho daño.

—Un poquito. Me lo has hecho muy... Fuerte, amor. Siento un ligero ardor, pero no te preocupes. Sobreviviré— respondió riendo levemente. Gracias a Dios, no era tan grave. No estaba enfadado.

—Perdóname, mi amor. No sé qué me pasó, no podía contenerme. Tienes un cuerpo tan hermoso... Que me moría por penetrarte. Además, me dejaste llenarte de mí— susurré muy cerca de su oído.

Misaki enrojeció por mi comentario, lo que me causó risa. Era tan adorable, tan perfecto...

Tuvimos que caminar despacio hacia mi auto para que no le doliese demasiado. Aún así, podía notar su incomodidad al sentarse, pero no hizo ningún comentario al respecto. Tal vez era para no hacerme sentir culpable.

Llegamos al departamento de Akihiko veinte minutos después.
Cuando le expliqué lo de la vecina espantada, Misaki comenzó a reírse a carcajadas sin poder parar, teniendo que sujetarse el estómago por la fuerte risa.

—Jajajajajajajajajaja. No inventes, Hiroki. Jajajajajajaja. Me hubiera encantado poder haber visto tu cara... Y la de la señora jajajajajajajajajaja— se carcajeó sin poder parar.

—¿Acaso no te duele el trasero por reír así?— pregunté fingiendo molestia.

—Sí, pero es que es tan gracioso... ¿Te lo imaginas? Tú desnudo, y la pobre mujer asustada jajajajajajaja— contestó aún riendo.

Era tan lindo verlo reír... Sabía que no lo hacía con burla. Además, ese tipo de cosas ridículas me hacían sentir más joven. Misaki me daba la vida, y me devolvía la juventud y la alegría.
Finalmente, terminó por calmarse, y volteó a verme.

—Lo siento. Te juro que ya no me reiré más. Y tienes razón, me está doliendo horrible el trasero. Ahora en cuanto llegue, tomaré una ducha, y me revisaré— dijo con calma. Era tan tierno, que sin pensarlo volví a besarlo dulcemente.

—Me voy, mi amor. Me divertí mucho. Mañana domingo, te voy a extrañar demasiado. Pero el lunes, al salir de la universidad, podríamos ir a comprar unos libros, y pasar algo de tiempo juntos— propuse.

—Claro, Hiroki, será interesante. Por cierto... Te amo— respondió de repente, haciendo que casi se me parase el corazón al oírlo. Todavía no me acostumbraba a ese tipo de declaraciones de sus labios. Pero me encantaba escucharle decir eso.

—Y yo a ti, Misaki— le contesté dulcemente— Avísame si tienes molestias, y de ser así, iremos al doctor de inmediato, ¿de acuerdo?

—¿No es irónico? Jajajajajaja. Nowaki es médico, ¿me imaginas llegando a su consultorio, y diciéndole que me duele horrible el trasero porque me follas muy duro?

—No, no quiero ni pensarlo, Misaki, y... Por eso mismo, me disculpo contigo.

—Acepto tus disculpas. Además, yo fui el que pedía... Más— al decir eso, el rostro de Misaki se tornó de un intenso rojo, más de costumbre.

Escondidos [Hiroki x Misaki] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora