CAPÍTULO 13

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Narra Misaki

Una semana pasó rápidamente. No asistí a la universidad en todos aquellos días, pues no tenía fuerzas para ver a Hiroki después de haber terminado definitivamente con él.

Aunque le había dejado claro que se había terminado, Hiroki seguía mandándome mensajes, de los cuales no contestaba ninguno. Si quería superarlo rápido, tenía que cortar de raíz, y no sucumbir a la tentación.

Algunas veces me sentía solo, y lo echaba de menos, necesitando sus abrazos y sus besos. Otras veces lo odiaba por haberme enamorado así, ilusionándome para luego hacerme caer.

Lo único que me mantenía en pie, era mi bebé, el cual me aportaba la fuerza para luchar por estar bien, pues esa cosita dependía totalmente de mí.

Usagi-san estaba preocupado por mí.
Él también era capaz de ver que ya no era el mismo, que había pasado de ser un chico alegre, a siempre estar triste.
Aún así, hacía todo lo posible por disimular, pues si no empezaría a sospechar, y a preguntar, y eso era lo último que necesitaba.

Aquella mañana de miércoles, se cumplían exactamente ocho días desde que había dejado de asistir a la universidad.
Me encontraba "desayunando" con Usagi-san cuando sonó el teléfono, el cual contestó.

—Buenos días... Ah de la universidad... Ya, entiendo... Misaki ha estado faltando porque no se encuentra bien... Sí, está enfermo... Claro, cuando se reponga, irá... De acuerdo, se lo diré... Gracias a usted— colgó. Yo le miraba desinteresado.

—¿Quién era?— pregunté por decir algo.

—Era de la universidad. Están bastante preocupados porque llevas más de una semana sin ir, y quieren saber la razón— contestó— ¿Cuándo piensas volver?— quiso saber.

—No lo sé... Tal vez mañana— respondí.

—Muy bien. Pues mañana sin falta.
No puedes seguir descuidando tus estudios, que estás casi terminando— afirmó de forma responsable.

—Ya...— murmuré sin querer entrar en discusión— Usagi-san, no me encuentro muy bien. ¿Te importa si me voy a dormir un poco más?— pregunté deseando que me dejara ir.

—Claro, ve. Yo aprovecharé para terminar un manuscrito— contestó dejándome anonadado.

—¿Tú terminando un manuscrito sin necesidad de matar a la pobre Aikawa de un ataque de ansiedad? Woow. ¿Quién eres tú, y qué has hecho con Usagi-san?— pregunté irónicamente.

—Nowaki me ha ayudado— respondió con una sonrisa.

En ese momento todo me encajó. Por un momento, empecé a pensar en que tal vez  Usagi se estuviera enamorando de Nowaki, y la idea no me desagradó.
Ya que yo me había enamorado de Hiroki aunque hubiese salido mal, lo menos que podía hacer, era alegrarme de que Usagi rehiciese su vida con otra persona.

Subí a mi habitación, y me tumbé en la cama con una mano en mi vientre, en el cual depositaba caricias. Una pequeña curvita se había formado, la cual yo me pasaba largos ratos admirando en el espejo.

Empecé a pensar en la posibilidad de volver mañana a la universidad, y una horrible angustia se apoderó de mí.
No quería, ni podía ver a Hiroki.
Sabía perfectamente que si lo veía, me echaría a llorar y acabaría en sus brazos, y bajo ningún concepto podía ocurrir eso.

Entonces empecé a plantearme la posibilidad de dejar mi universidad, y pedir el traslado a la que estaba en la ciudad donde vivía mi hermano, cuñada y sobrino, terminando mis estudios allí.
De esa manera, cuando volviera a Tokyo, habría pasado el suficiente tiempo como para haber superado a Hiroki.

Escondidos [Hiroki x Misaki] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora