SETENTA Y OCHO.

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Viernes.

Sentada, esperaba lentamente como el reloj corría las horas, y mí lápiz se daba contra la hoja. No sé porqué la mirada de Nagato me daba nervios.

< ¿estás bien...Hina? > y ahí estabas tú, preocupado por mí.

< si... > te respondí para no preocuparte.

< ¿acaso es por lo que te dijo Nagato el otro día? > sorprendida, asentí < no debes tener miedo, estoy aquí...>

¿Cómo lo haces? ¿cómo me das paz de la nada?

Att:

Hinata.

Notas Del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora