mariposas sueltas

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Crecí siendo la amada hija de padre y madre. Una pequeña doncella que según ellos debía esperar a mi príncipe, pero ¿Por que nunca dos princesas pueden estar juntas?

Hace unos años la conocí asistimos a la misma clase, suelen mencionar el cambio hormonal a está edad pero cada vez que la miró ella dócil, delicada con sus cabellos largos y ondulados en sus puntas formando suaves ondas.

Según los maestros entre chicos y chicas existe la atracción por naturaleza; pero no logro creerlo aún ¿Que estoy sintiendo? ¿Porque me siento así? Cada implícito giro de la manecilla del reloj estoy mirándole. Su belleza atrae a mis ojos como imanes, me duele no poder decirle que tan cautivadoras llegan a ser sus sonrisas; o sus labios pétalos color carmil a los cuales robaría un beso sin dudar.

¿Cuánto tiempo fingiremos a seguir este juego en el que no sabes nada?

No puedo aguantar más quiero poder caminar cogiendo tu mano en mitad de los pasillos, defenderte de aquellos que te acosan.


Pasadas unas semanas..

No pude controlar más estos impulsos. Ahora tus ojos puertas del alma no me miran igual que antes, tu madre ya tampoco me ha vuelto a hablar y tu padre solo me mira con desprecio y nostalgia de saber que le hice a su pequeña a la misma pequeña que jugó conmigo a las muñecas en el patio de juegos.

Ahora tus padres pensaran que yo fui quién te hizo daño, es una de esas ideas que ronda por mi cabeza cada vez que los veo. Te confesé y pedí que no me hicieses daño pero caso omiso hiciste.

Tus labios carmil que un día desee besar los cuales no fueron deseos imposibles y tus ojos cafés que anhelaba mirar me han apuñalado de la forma más cruel e inhumana. No entiendo cómo te educan creyendo en el amor en un mundo de críticas y odios.

Aún mi corazón al verte acercarte se acelera; en mi estómago siento esa sensación rara que muchos llaman mariposa en el estómago. Lo curioso es que eres la primera que ocasiona está reacción.

La clase se comporta diferente conmigo las chicas entre ellas tu se hacen a un lado dejando escapar susurros de desprecio y horror hacia mi. Los chicos ahora solo me hacen zancadillas o se burlan al más mínimo mover de mis labios; ¿una palabra más o un motivo más de risas y susurros?

Si supiera que el besar tus labios solo una vez me iba a traer una fuente de problemas creo que lo hubiese hecho aún así; pero si hubiese sabido que sentir tus labios color carmil haciendo presión contra los míos iba a ser motivo para que me abandonaras no los hubiese sacado de mi imaginación que aún se desvela cada noche pensando en ti.

No sé si extraño más que me hayas dejado, que me juzgues junto con ellos o que aún te sigo anhelando cada vez más.

cuentos para dormir, homofóbicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora