Me despierto de golpe tras escuchar el escandaloso ruido de una sirena, tengo todavía puesta la ropa del día anterior y yo estoy con dolor en la parte trasera del cuello por quedarme dormida en el sofá. Puede que sean las doce del mediodía o tal vez la una de la tarde pero a pesar de que en el exterior hay la luz del día el salón esta completamente a oscuras, la única luz que hay en la habitación es la del televisor la cual me esta dejando ciega siempre que miro hacia el.
Me levanto cuidadosamente pero a pesar de eso tropiezo con la mesita de café y caigo al suelo de rodillas, palpo el suelo con la mano, intento llegar hacia la pared para así poder subir las persianas y así poder iluminar la habitación, mientras sigo mi camino hacia la pared mientras voy palpando coy encontrando todo tipo de cosas por el suelo como mi estuche o la tan famosa agenda, al fin llego a la pared estilo todo lo posible el brazo asta que llego a tocar una correa, con un poco de fuerza estiro de ella y los primeros rayos de luz empiezan a entrar, estiro otra vez pero esta vez con mas fuerza y la persiana sube asta su tope.
Me apoyo contra la pared y rodeo mis piernas con los brazo, contemplo el panorama y me pongo a pensar sobre lo que sucedió el día anterior. Recuerdo que por culpa de Sophia salí mucho mas tarde de lo que es mi hora de plegar, habían sido como unas horas extras pero con la única diferencia de que no iban a ser pagadas, Sophia se encargo personalmente de convertir mi primer día en una pesadilla sin fin, a la mujer se le antojaron tres pares de Jimmy Choo's a ultima hora y quien tubo que ir a por ellos, yo, porque claro Samantha ya hacia media hora que se había ido, así que tuve que recorrerme toda la quinta avenida asta dar con esos tacones.
No quiero recordar mas del día anterior, me levanto y mis tripas como no empiezan a rugir con fuerza ya que llevo mas o menos unas ocho horas sin comer nada, bueno si en verdad al llegar a casa me tome un zumo de naranja pero no creo que eso cuente como una cena decente. Me acerco a la nevera para ver que hay, pero para mi sorpresa esta completamente vacía pero como para no estarlo si desde que llegue aquí no e ido ni una sola vez a hacer la compra.
El estomago me vuelve a rugir y la nevera esta vacía, la única solución es salir a comer fuera la idea no me disgusta sino todo lo contrario, voy rápidamente al baño para peinarme y recogerme en un moño mal echo el pelo, para luego ponerme las botas y salir de casa con lo puesto.
Una vez estoy fuera me empiezo a andar sin rumbo, empiezo a andar en busca de un restaurante, las calles esta saturadas de turistas y no turistas, resumiendo es imposible andar mirando el móvil sin chocar con alguien. Escucho como alguien grita mi nombre desde algún punto de la calle, intento buscar con la mirada a la persona que grita mi nombre mientras intento recordar esa voz, puede ser Josh, Samantha o incluso Sophia. Esa voz nombra de nuevo mi nombre, esta vez puedo notar la respiración de esa persona en mi nuca. Me giro y me encuentro con esos preciosos ojos azules.
- Matt no había reconocido tu voz - digo mientras de doy un abrazo.
- Si, lo he notado me has echo correr como una manzana tras tuyo mientras gritaba tu nombre - hace una breve pausa para ponerse bien el cuello de la camisa - bueno parece que el destino a querido que nos volvamos a ver, como tu dijiste.
Me quedo sin palabras, puede que me haya sorprendido esas ultimas palabras, el quería volver a verme, puede que no haya parado de buscarme desde ese día, se crea un silencio incomodo entre nosotros dos.
- Por lo visto tienes hambre, lo digo por que tu estomago no para de rugir.
Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no me había dado cuenta, me sonrojo al instante y suelto una carcajada.
- Si te digo la verdad me muero de hambre, iba en busca de un restaurante me quieres acompañar ?
- Claro, pero deja que te lleve, si vamos andando tardaremos una eternidad en llegar al lugar donde estoy pensado llevarte.
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Desconocidos
Teen FictionPuede que Valerie sea rubia, pero eso no quiere decir que sea tonta. En realidad ella tiene ese par de ovarios que son necesarios para decirle a la gran Sophia Winter, la mujer mas influyente de la ciudad, que se equivoca al no contratarla. A parti...