15 años
Jeremías se sentía ansioso y nervioso, miraba su reflejo cada dos por tres en el espejo y no podía creer que se haya dejado convencer de su prima Lottie para semejante cosa, justo en ese momento solo quería esconderse en su armario y no salir hasta el siguiente día pero, le había prometido a Kai que iría al dichosos partido de basket para animarlo y ya no podía retractarse. Alisó el cuello de la camisa blanca de seda y se aseguró como por décima vez que los botones estuviesen abrochados correctamente, peinó hacia atrás los cabellos azabaches que ese día eran lacios y suspiró mirando sus gafas sobre el buró de la ventana; está bien, a él no le gustaban sus lentes pero, usar lentillas era otro nivel para él. ¡Lottie estaba demente! Además de todo ese pantalón negro rasgado de las rodillas se ceñía demasiado a sus piernas y parte trasera, sentía sus mejillas calentarse de solo pensar en lo extremadamente <provocador> en palabras de su prima, que se veía.
-¿listo querido primo?-una chica pelirroja de deslumbrante sonrisa ingresó en la habitación-
-no ¡Cómo es que te seguí el juego con esto!-histerequió el menor-¡es demasiado! ¡Incluso me maquillaste!
-no se nota-Lottie puso los ojos en blanco-¿quieres no hacer un drama de esto? Te ves muy guapo
-¡voy a un partido de basket!-siguió quejándose el menor-¡a apoyar a Kai!
-por esa misma razón-obvió la pelirroja con una sonrisa pícara-debes lucir guapo para tu novio así podrá alardear frente a sus compañeros de equipo
-¿por qué diantres yo querría lucir atractivo para ese tonto?-Jeremías bufó, cruzándose de brazos-
-no lo sé pero, no negaste que no fuese tu novio-Lottie sonrió realmente en grande-
Los ojos de Jeremías se abrieron en grande al escuchar eso y es que ¡era cierto! ¡no lo había negado! ¡Qué pasaba con su cerebro!
-no trates de negarlo ahora, ya es muy tarde-la pelirroja palmeó su espalda-mejor vamos rápido
Y con la cabeza hecho un lío fue arrastrado por su prima hacia el coliseo donde se daría el partido. De más está decir todas las miradas que recibió ni bien poner un pie dentro pero, la que más importó fue la de cierto castaño que no pudo evitar la sorpresa al ver a su mejor amigo.
-vaya, Jeremías...-Kai recorría con s
u mirada de pies a cabeza al menor-te ves muy guapo
-¿e-enserio?-murmuró un avergonzado rizado-
-¡sí! D-digo...e-este...tú siempre te ves bonito pero, hoy...te ves sexy-su voz bajo en aquel último comentario y ante la expresión de sorpresa del de ojos marrones no quiso más que golpearse-
¿Por qué su boca soltaba todo lo que pensaba?
-quiero decir...-suspiró-tú me entiendes ¿cierto?
-sí...-asintió Jeremías con las mejillas y orejas completamente rojas-
-creo que ya debo irme-señaló la cancha-el partido empezará
-lo harás genial-el menor le sonrió-
-te dedicaré los primeros puntos que anote-guiñó un ojo a su mejor amigo y le dejó con la palabra en la boca-
Bueno, tal vez Lottie le hizo un favor.
***
Esa noche de invierno era uno de esos recuerdos deprimentes que el rizado prefería no rememorar, aun puede sentir perfectamente las crudas sensaciones del tenaz frío arremetiendo contra su cuerpo y el silencio asfixiante entre aquellas paredes blancas, aun al cerrar los ojos puede ver su bonito rostro cubierto de lágrimas, sin esas dulces sonrisas conejo. Ese día de invierno en que el hermano de su mejor amigo falleció.
Jeremías no tuvo detalles de buenas a primeras, solo recuerda que estaba a punto de irse a dormir cuando su móvil empezó a sonar, al ver número de Kai pensó que quizás olvidó alguna tarea y necesitaba ayuda así que respondió sin pensar sin embargo, el castaño al otro lado de la línea no pudo soltar más que un débil <te necesito> cuando rompió en llanto y el menor sintió a su corazón oprimirse. No sabe cuánto demoró pero, estuvo allí en el hospital tan rápido como sus temblorosas extremidades se lo permitieron y al ingresar al pasillo lo vio; llevaba un suéter azul pastel que reconoció como suyo de esas veces que iba a su casa, los cabellos completamente revueltos, las mejillas de un fuerte rojo y los hermosos ojos azules hinchados debido a las lágrimas. Su cuerpo reaccionó enseguida y cuando se dio cuenta ya tenía abrazado a Kai posesivamente de la cintura, acariciándole los cabellos y acompañándolo en silencio.
Un accidente de tránsito, eso les habían dicho, fue un viaje que Nathan emprendió y con el cual no pudo volver a casa.
-¿no quieres dormir?-murmuró la pregunta suavemente el rizado mientras Kai mantenía su cabeza en el regazo del mayor-
-no-respondió el ojiazul, sorbiendo su nariz-lo voy a extrañar
-Jeremías suspiró-lo sé...-quiso decir algo más pero, la voz le tembló-me duele tanto verte así...
El mayor se levantó quedando sentado a su lado nuevamente, sobó sus ojos con cuidado y le dedicó una débil sonrisa a su mejor amigo.
-me alegra que estés aquí-le dijo Kai sintiendo las lágrimas acumularse de vuelta en sus ojos-
Jeremías no tardó en envolverlo nuevamente entre sus delgados brazos; no es como si su contextura fuese la mejor al lado de la de Kai pero, sabía que en ese momento un abrazo suyo ayudaría.
-nunca, nunca voy a soltarte-apretó el cuerpo ajeno atrayéndolo hacia él aún más si era posible y cuando se dio cuenta el mayor ya estaba sentado sobre sus piernas, aunque ninguno dijo nada al respecto-
-si lo haces te golpearé-intentó bromear, escondiendo su rostro en el cuello del menor-
El de gafas solo pudo seguir abrazándolo, rogando en su interior que eso sirviera de algo y aunque la posición en que se hallaban era un tanto extraña para un par de "mejores amigos" él solo quería que su torpe Kai dejara de llorar.
Los minutos pasaron así de esa dulce y especial manera hasta que Jeremías sintió su rostro arder al notar como Kai restregaba su pequeña nariz contra su cuello.
-hueles a vainilla-soltó sin más el mayor-
-conejo tonto-murmuró el rizado para evitar sonrojarse, besando con cierta timidez la coronilla del más alto-¿te sientes mejor?
-sí-admitió Kai-sólo...tú ¿estarás a mi lado en el funeral?
-dije que no te soltaría y no lo haré-declaró el de ojos marrones-
-te quiero, tonto sabelotodo
-también te quiero, torpe conejo
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Lovely Kids
Romance-creí firmemente que después de los primeros dos años me odiarías y mira, llevas catorce años aguantándome -lo hacía-bromeó el de gafas-pero algo me hacía quedarme allí a pesar de todo -quiero que estemos juntos por siempre-declaró el mayor, voltea...