Capítulo I

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Love Live no me pertenece, es propiedad de ASCII Media Works, el sello discográfico Lantis, y el estudio de animación Sunrise. 

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Hastiada. Molesta.

En su mente persistía la idea de estar perdiendo el tiempo, si sus padres se enteraban... negó, no podía pensar en eso. Ya estaba en camino y no importaba qué tan fuerte fuera su impulso de regresar, encontraba mucho más tonto el haber desperdiciado valiosos minutos de viaje. En cambio, se quedó ahí, revisando las notas garabateadas en el cuaderno.

—Señorita, llegamos —la voz madura del hombre la sacó de su ensimismamiento. Miró al frente, encontrando una mirada masculina rebosante de cansancio en el espejo retrovisor. Echó un vistazo a través de la ventana, sólo para comprobar que realmente estaba ahí—. Son 1500 yenes.

Metió su mano en el bolso. Sacó un billete para entregárselo al hombre mientras abría la puerta para salir.

—Quédese con el cambio —dijo, cuidando que su gabardina no se atorara al cerrar. No se molestó en escuchar el agradecimiento o en esperar a que el auto se fuera. Apenas puso un pie en la acera, tomó camino hacia el interior del edificio.

El complejo de departamentos era más grande de lo que pensó; tampoco se veía muy corriente. Caminó con prisa, no podía perder más tiempo del que la duda ya había acaparado. Apenas llegó al número de puerta, presionó el timbre.

Mientras esperaba, seguía preguntándose cómo es que había aceptado tal encargo.

La puerta se abrió casi de inmediato y una cara llena de ira la recibió a gritos.

—¡¡HASTA QUE TE APARECES HONO...!! —El grito se apagó al toparse con su mirada, pero Maki ya había saltado por el susto. No había forma de que hubiera esperado eso.

Quien gritó era una chica de cabellos azules y ojos ámbar un año mayor que ella a la que conocía de apenas un par de días: Sonoda Umi. La furia de Umi pronto se convirtió en vergüenza, y la vergüenza en disculpas atropelladas.

—¡¡L-Lo siento mucho!! ¡N-No era mi intención gritarte! ¡De verdad, lo l-lamento!!

Su cara completamente roja y la profunda reverencia eran suficientes para saber que no era su intención.

—T-Tranquila, no es que me asustara o algo así —mintió, dando una sonrisa titubeante—, sólo fue un poco sorprendente, Sonoda-senpai.

Eso pareció calmar a la chica, el sonrojo de Umi aun persistía. En algo no mentía, la imagen de la seria, tranquila e incluso estoica senpai, acababa de caerse en pedazos, ¿qué podía provocar ese estallido de emociones?

—Pasa, por favor.

Umi abrió la puerta, haciéndose a un lado para dejarle pasar, conduciéndola hasta una pequeña sala donde unos sillones de buena hechura y una mesita le dieron la bienvenida. En el breve camino pudo apreciar que tanto el departamento, como el complejo en general, no eran para nada pequeños. Amplio, sencillo y cómodo. Tenía un buen estilo. Tuvo la impresión de que el lugar era incluso demasiado para la tranquila Umi. Eso, junto al repentino recibimiento sólo podía significar una cosa, no vivía sola.

No es que la conociera de hace tiempo, ni siquiera eran compañeras o algo parecido; sino que la senpai la buscó un par de días atrás para pedirle que la ayudara a componer las canciones de la obra musical que la Todai, en coordinación con la facultad de artes y literatura, harían para la celebración del aniversario.

Contagiosa Melodía [Love Live!! School Idol Project]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora