Capítulo VI

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Las fuerzas de sus piernas no fueron suficientes para evitar que Honoka cayera de cara al suelo.

— ¡¡Honoka!!

Los sentidos de Maki se dispararon al ver a la chica inmóvil; aunque sabía que no debía alterarse, no podía conservar la calma tratándose de Honoka. Sus nervios la traicionaban. Echó vistazos al pasillo mientras se agachaba a su lado, odiando que ninguna otra persona se apareciera por ahí, ¿era demasiado temprano?

Se quitó la chaqueta y la amoldó lo mejor que pudo para ponerla en el suelo, con extremo cuidado volteó el cuerpo de Honoka, dejando su cabeza firme sobre el bulto. Revisó su muñeca y yugular, su pulso era débil y rápido... No era una buena señal.

Con la yema de sus dedos, le abrió los ojos, buscando una señal de lucidez. Honoka seguía inconsciente.

—No lo entiendo, ¿q-qué fue lo que pasó? Tengo... tengo que llamar a una ambulancia.

Aturdida, recordó que su teléfono estaba en la chaqueta. Cuando lo obtuvo, no pudo evitar mirar el rostro inerte de la chica, sus labios entreabiertos exhalaban aire con rapidez. Entonces notó la palidez de estos... no, más que eso, su piel usualmente bronceada, tenía otra tonalidad, ¿amarilla? La chispa brilló en su cabeza, revisó de nuevo sus ojos poniendo especial atención en la conjuntiva.

¿Cómo no lo había notado antes?

—Eres una idiota —musitó.

Apretó con fuerza el teléfono, impotente. Fue justo como siempre dijo que pasaría y el peso de haber atinado, la agobiaba. Le dirigió una mirada triste a la chica en el suelo, sabiendo que nada podía hacerse.

Tecleó el número de su hospital y antes de poder presionar el botón verde, el aparato voló de sus manos.

—¡¿Pero qué...?!

Sus ojos se enfrentaron a los azules, semi abiertos, semi vacíos.

—Por favor, no llames a nadie —ella suplicó con voz patosa.

—Estás enferma —le indicó, endureciendo su voz—, tienes que ser atendida de inmediato, suministrarte algunas vitaminas, descansar y comer bien —contrario a su pulso acelerado, su piel se sentía fría.

Honoka hizo el amago de levantarse, ignorando sus protestas.

—Debo reunirme con Kotori-chan y Umi-chan para el vestuario, eso es lo que tengo que hacer.

La ayudó a reincorporarse, pero los calambres en sus piernas impedían que se mantuviera bien de pie.

—Tienes una severa anemia, y si no te tratas ahora, podría empezar una hemorragia conflictiva. Honoka, entiende, así como estás, no eres capaz de hacer nada —le dolía decirlo, ser ella quién se encargara de alejarla de lo que amaba, ¿era este otro castigo? ¿Verla fallar?

—Tú no lo entiendes —gruñó la chica, no se despegó de la pared intentando avanzar.

Fue por su teléfono y chaqueta para correr a su lado, intentando alcanzar su brazo para detenerla; Honoka apartó su mano antes de tocarla.

El rechazo le dolió.

—Claro que lo hago, tú eres la que no entiende, estás en una condición crítica; este es tu límite —dijo, sentía la hiel subir a cada palabra, la amargura de la sentencia.

—Puedo hacer esto, no voy a dejarlas, ¡no después de todo lo que hicimos! —ella la miró con enardecidos ojos. Sus labios pálidos apenas se abrían.

Contagiosa Melodía [Love Live!! School Idol Project]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora