Capítulo VII FINAL

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Miró la hora en su reloj por milésima, comprobando lo tarde que se le había hecho. Estaba impaciente y ansiosa, los minutos pasaban y ella seguía atascada entre el tumulto de las personas. No quería imaginar lo que la otra chica estaba pensando con su tardanza. No importaba qué tan temprano saliera, la cantidad de gente caminando en las calles hacía el recorrido más lento, y sumado a eso, aún tenía que esperar a que los vagones llegaran y luchar por un lugar en ellos. Era valioso tiempo desperdiciado que ella bien podría ahorrarse conduciendo. Esta era una de esas veces donde odiaba lo que había pasado con su padre, y al mismo tiempo, le hacía apreciar la fortaleza de los demás para no enloquecer.

Una voz en los altavoces anunció el tren que la llevaría a su primer destino, tomó con fuerza la correa de su bolso, preparándose durante los segundos en que el vagón tardó en llegar zumbando a toda velocidad y chirriando en las vías de metal que sacaban pequeñas chispas en su deslizar. Las puertas se abrieron y Maki logró colarse en el estrecho espacio pese a recibir un par de empujones no malintencionados. Moverse a mediodía era una batalla digna de película, y lamentablemente era el único medio del que podía disponer para ir más rápido.

Extrañaba su auto, se había acostumbrado a no depender de horarios estrictos, conduciendo a su modo por las calles de Japón y tomando atajos cuando le convenía. Además del tranquilo trayecto donde el único ruido era el de su estéreo cuando reproducía un par de canciones. Nada se comparaba a esa comodidad, pero en su situación actual, era un lujo que no podía permitirse más; era llenar el tanque o racionar su dinero mientras buscaba que hacer. Su padre fue bastante claro con sus reclamos y esa misma tarde cumplió con su amenaza, su móvil pareció estar convulsionando con las vibraciones de las notificaciones que anunciaban el bloqueo de sus tarjetas bancarias. Ni siquiera se molestó en llamar a las sucursales, sabía que sólo su padre podría volver a activarla.

Aunque si era sincera, más que perder el dinero, le dolía el rechazo y los ojos reprobatorios de su padre, ni siquiera la bofetada que le había dado dolía más que el sentimiento de su corazón hecho trizas. La amargura y el resentimiento a sus acciones eran un trago que le ardía en el alma, ¿dónde estaba el hombre cariñoso que le daba palmadas cuando obtenía buenas calificaciones? ¿Dónde se quedó aquél que le leía cuentos cuando aún era una cría y le llenaba de pasteles en su cumpleaños? En ese momento, con su mano en alto después del golpe, él parecía un ser extraño, sacado de otro planeta. Un desconocido cualquiera.

Inconscientemente se sobó la mejilla, recordando el dolor, rememorando su odio.

Quería comprenderlo, creía que necesitaba hacerlo, darle el beneficio de la duda sobre su actuar. Pero mientras más lo pensaba, más segura estaba de que así es como terminarían las cosas tarde o temprano. Era cierto que las circunstancias en que ocurrieron los eventos no fueron las mejores, ella misma estaba fuera de control, sin embargo, no justificaba nada de lo ocurrido. Él no iba a estar dispuesto a permitir que arruinara los planes que trazó para ella, esa era la verdad y por más que doliera aceptarlo, nada podía hacer, además de alejarse de él.

La vibración de su celular la sacó de su ensimismamiento, era un mensaje de Hanayo, diciéndole que olvidó su cartera ahí. Maldijo su suerte. Eso significaba que sólo tenía su pase del subterráneo. Lo peor, es que sus planes de comprar flores se fueron a la basura, esperaba que Honoka la perdonara.

Hanayo le había dado asilo mientras buscaba la forma de arreglar su penosa situación. Conocía a sus padres desde que estaban en la preparatoria y también sabían de la fama que la familia Nishikino poseía. Más de una vez, la madre de su amiga había hablado con ella sobre el futuro, la consideraba como una gran persona aun cuando nunca tomó un consejo suyo, si tal vez hubiera hecho caso y hubiese intentado oponerse a los deseos de su familia desde antes, algo ahora sería diferente. No ocurrió, siguió sus órdenes y ya nada podía cambiar. Agradecía que al menos le dieran un pequeño espacio; siendo mayor, sus padres no tendrían el derecho de reclamarles, y en realidad, dudaba que lo hicieran. Conociendo a su padre, él esperaría a que Maki llegara lloriqueando y suplicando su perdón, cosa que jamás pasaría.

Contagiosa Melodía [Love Live!! School Idol Project]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora