Mala suerte.

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   El tibio pavimento quemaba mis brazos desnudos. El sol empezó a arder con fervor.  Trate de abrir los ojos lentamente, sin embargo la luz me segó, obligándome a taparlos, una mano me daba una leve sacudida.

*¿Qué demonios?*

Fue mi primer pensamiento. Una vez acostumbrada pude observar que me encontraba en una vereda, reconocí el lugar de inmediato. Estaba en la entrada del apartamento de Tyler, y él…

Él también estaba ahí. Mirándome  y sacudiéndome levemente con una mano.

-¿Qué rayos haces acá?

Pregunto algo preocupado. La verdad: no lo sé. Empecé a  buscar desesperada con la mirada pero el chico de los ojos de mar Indico no estaba ahí, ni cerca, ni lejos. Nuevamente empape mis mejillas. Tyler me sostuvo, dándome algunas palmadas tranquilizadoras en la espalda.

- Tyler, es tan difícil, ¿Por qué? ¿Por qué yo? ¡Explícame que me pasa! Estoy perdida,  mareada y desorientada en tantos aspectos de mi vida…

Crep que abra pasado una media hora, hasta que el decidió actuar. Me tomo entre brazos, levantándome y me cargo hasta adentro de edificio. Me llevo a su apartamento y me deposito en su sillón, color manzano, pero no podía alegrarme. La angustia me carcomía. ¿Qué demonios me pasa?

Tyler me preparo un te de algunas hierbas, distinguí la menta y el cedrón por su gusto singular entre otros. Él me tomo por los brazos con cariño.

-Lo mejor que podes hacer ahora es distraerte…

-No Tyler, quiero saber que me pasa. –respondí con un tono uniforme. La garganta me raspaba, estaba tibia por el te, pero presionaba.

-Alaska, no sé qué te puedo recomendar, pero cuando yo llegué aquí, también me sentí así. Devastado… sabes, quizás te falta encontrarte- sus ojos empezaron a brillar, su emoción subió – Yo solía estar deprimido cuando me mude, es difícil – seco una lagrima que se deslizaba desobediente por mi mejilla- es un lugar grandioso, pero tratamos de olvidar quienes somos o fuimos y lo rechazas y al mismo tiempo te estremece dejar ir aquel recuerdo ¿no? Creo que eso es, veras no lo sé, pero creo que en este momento te entiendo…

El silencio que cobro vida, aturdió. En chico alto cruzo el living despeinando su rubia cabellera. Se dirigió hacia la cocina en busca de algo en el refrigerador, sin más que sus pantalones.

Entre las palabras de Tyler y el show, me calme bastante hasta sonreír tímidamente, estaba enrojecida. Podía sentir como mi cara ardía.

-Tyler, cocina algo. Ya es el mediodía.

-¿y porque mierda voy a cocinar para ti?

-¡Hey! Cuidado el lenguaje… hay damas presentes- dijo mirándome fijamente con sus intensos, verdes y frescos ojos juveniles.

Se acercó hasta nosotros y se sentó a ¿mi lado? Continuo:

-¿ y la belleza es…?- con un claro énfasis al final.

-Ya lárgate, ¿no tenes mejores cosas que hacer? Además, ¿Qué haces acá Zeecke? – (Tyler)

-Buscaba a mi hermano, pero encontré algo mucho mejor, insisto, ¿Cómo te llamas?

-Tyler se aferró a mí, acercando nuestros cuerpos.

-Alaska –dijo con indiferencia, lo mire fijamente y el me beso, entrelazamos nuestras bocas, el recorrido cada espacio en la mía. Como una caricia, nuestras lenguas danzaron sin ningún compás Un cosquilleo recorio mis vertebras, me inunde de el, y me entregue a ese beso apasionado.

Note como “zeecke” se levantó molesto del sillón, arrastro sus pies por el suelo pesadamente y subió las escaleras. Tyler se separó.

-Disculpa, pero zeecke es un tanto pesado sin no le pones límites y casi no tiene.

¿de verdad se disculpaba? Yo solo quería seguir, pero lo único que continúo fue nuestro abrazo. Hasta que caí en la cuenta de  que era pasado el mediodía.

-Dios, en algún momento tengo que volver a casa.

-¿así? Mejor anda arriba, y báñate. Tu ropa está casi seca… y mientras te bañas cocino algo.

Tyler me dio una toalla y subí las escaleras como el indico, fui a la puerta del fondo y entre al baño principal. Me quite la remera, los jeans, luego mi brasier, y antes de quitarme las bragas estire mi mano entre las cortinas y gire la primera canilla.

Oi el agua chocar contra más de la misma, esta salía de la canilla y no de la ducha. Me asome entre las blancas cortinas a la tina, para cambiar el flujo de agua y entonces, no solo me encontré con la tina llena, sino que espantada ¡con un chico! Empece a gritar aterrada, trastabille y enredada a la cortina cai en medio del retreete y el lavabo, aun gritando y con algunas lagrimas en los ojos, divise asomado parte del torso, y al verme tirada, él no pudo evitar reir. Rubio, bronceado, rasgos perfectos.

-¿Zeecke?

Dije con un hilo de voz.

La puerta no tardo en abrirse, una voz masculina mascullaba entre dientes, y entro de un portazo; ¿rubio? ¿Doble Zeecke? O estoy loca, o el golpe me afecto.

Parado y atónito ante la escena bajo la mirada al suelo y más precisamente, a mí.

Reaccione a que bueno, casi no llevaba ropa y me envolví en la cortina blanca. 

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Hola! nada, solo queria dejar saludos y que ahora que se aproximan las vacaciones suba un maraton... besos!

Poeticamente yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora