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Subí al cuarto piso de la casa, ésta era increíblemente grande y el cuarto piso era una clase de jardín con un jacuzzi, estaba desierto.

Perfecto.

Me desvestí quedándome solo con mi ropa interior, puse un poco de música relajante y ya estaba a punto de meterme al jacuzzi.

La puerta se empezó a abrir.

Mierda, mierda.

Tomé una toalla que estaba cerca del jacuzzi que probablemente ya estaba usada, pero era mejor eso a que una persona que no conozco me viera en ropa interior.

Kyle salió de la puerta tambaleándose un poco.

Suspiré, al menos no era un desconocido que me podía violar.

-Kyle, ¡me metiste un susto horrible!- dije aún agarrando la toalla que rodeaba mi cuerpo

-Te vi subir y vine a ver qué hacías- dijo apoyando su espalda en la orilla del jacuzzi

Yo lo imité apoyándome junto al él y tomando mi toalla con la otra mano.

-Estaba por meterme al jacuzzi- respondí

-Perdón por interrumpir, ¿quieres volver al jacuzzi?

Ehhh, ¿no?

-Ahora mismo pues...- Kyle me interrumpió tirándome al jacuzzi

Maldito. Se me había caído la toalla.

-Lindo sostén- río

Se empezó a reír, lo rodeé de la cintura con mis brazos y lo tiré conmigo.

Kyle me vio con una mirada asesina y me hundió en el agua.

Imbécil.

Salí a respirar apoyándome en el borde del jacuzzi.

-Casi me ahogas estúpido

-Perdón, deja te doy aire- respondió y antes de que pudiera decir una palabra me tomó de la cintura y me besó

Tan pronto sus manos estuvieron en contacto con mi cuerpo perdí el aire, pero esta vez fue peor.

Y gracias al jueguito de Kyle de darme aire con un beso apasionado no me desmayé del susto.

Estaba desesperado, sus labios eran suaves y carnosos al tacto, pero había hecho exactamente lo mismo con una chica hace una hora.

Lo empujé.

-¿Qué haces?, dijiste que no lo volverías a hacer

Me miró a los ojos con una expresión de deseo, mierda, ese chico tramaba algo.

-No me puedo contener, siempre me siento tan fuerte y seguro... pero cuando estoy a tu lado me siento jodidamente débil- dijo y después continuó con el beso, pero esta vez más intenso

Nuestras lenguas se entrelazaron y mordí su labio inferior haciéndole soltar un pequeño gemido.

Me separé de él mirándolo a los ojos.

Un verano con él Donde viven las historias. Descúbrelo ahora