Maby I, maby you

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Somos sólo soldados del amor
Nacidos para cargar la flama
Dando luz a la oscuridad
Tú miras arriba hacia el cielo
Con todas esas preguntas en mente
Todo lo que necesitas es oír
La voz de tu corazón
En un mundo lleno de dolor
Alguien está llamando tu nombre
¿Por qué no lo hacemos real?
Tal vez yo, tal vez tú

                                                   Scorpions


Era una mañana fría. El cielo estaba lleno de nubes grises pero ese era el clima perfecto para Kageyama; le encantaba el frío y la lluvia. Por alguna extraña razón le daban calma y serenidad.

Ajustó un poco su bufanda mientras terminaba la cajita de leche que bebía (en realidad se la había terminado hace rato pero al no encontrar un basurero hacía como si siguiera bebiendo de ella) jugaba con la pajilla entre sus dientes hasta que algo, o mejor dicho alguien chocó con él haciendo a ese extraño caer de espaldas al suelo.

— ¡wow! ¿Pero que ...? Ah, ¿oye estás bien?


Siendo Kageyama más grande y corpulento el otro chico se llevó un buen golpe. Al ver eso con algo de culpa se inclinó para ayudarle a incorporarse. Aquel chico era pequeño; cubría su cuerpo con una enorme chaqueta y traía un gorro de lana que cubría todo su cabello.

Levantó lentamente la cara hacia arriba dejando ver sus grandes y algo llorosos ojos. Como cantos de sirena, Kageyama quedó hipnotizado por esos encantadores ojos color caramelo. Se vieron uno al otro por unos segundos hasta que el pequeño recordó la situación en que se encontraba y trató de ponerse de pie rápido. Kageyama escuchó los gritos de unos chicos detrás de ellos y entendió la situación por lo que lo tomó de la chaqueta y lo jalo consigo dentro de el cuarto de intendencia.

No era necesario entrar con él. Pudo meterlo dentro y despistar a los perseguidores pero ahí estaba, en un cuarto bastante pequeño que se hacía aún más con todas las escobas y trapeadores dentro. Sus cuerpos estaban bastante juntos lo que le permitió volver a admirar esos hermosos y tristes ojos caramelo. Sólo podía ver eso ya que el cubre bocas que usaba le impedía conocer más sobre su complexión, podría ser que por eso se dejo hechizar por el encanto de esos ojos destellantes de tristeza.

Cuándo el ruido fue nulo salieron de ese incómodo lugar, haciendo el silencio entre ellos aún más incómodo.

— M-Muchas gracias por ayudarme Kageyama-kun — soltó con la mirada baja y una rasposa y cansada voz.


—¿Cómo sabes mi nombre?


— levantó la vista y le vio durante unos segundos antes de desviarla de nuevo — t-tuvimos una clase en común... Y-yo ... Y-yo me siento detrás de ti — agregó jugueteando nervioso con las mangas de su chaqueta

— ah... — le sorprendía no poder recordarlo. Era imposible ignorar esos hermosos ojos aunque viéndolo bien por la forma en que se movía era muy fácil que pasara desaparecido, además de que era de poca estatura. — No, no hay problema

Notó como sus ojos se cerraron un poco, tal vez estaba sonriendo o eso quería pensar.


— C-con permiso — despidió con una tímida reverencia y se retiró lentamente


Kageyama se quedó ahí de pie tratando de digerir lo ocurrido. Estuvo encerrado en un cuarto de intendencia con un pequeño chico al que ni siquiera le pregunto su nombre. Un leve carmín decoro sus mejillas y algo dentro de él se removió. Si tenían clase en común podría volver a verlo.




✎﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏




Kageyama tenía un día normal, su turno en urgencias termino bastante bien se sentía fresco y aunque aún le molestaba que Hinata estuviera ignorándolo se convenció a si mismo de qué tal vez estaba trabajando en su libro y por eso no tomaba sus llamadas. Fue testigo del como el pelirrojo ignoraba el mundo mientras escribía además lo comentó una vez y con eso fue suficiente para que el azabache se auto convenciera de que eso era lo que estaba pasando. No, Hinata no estaba evitándolo, sólo, estaba trabajando.


— Maldito enano de radiante sonrisa — gruño al mandar el mensaje número 68 y ver que había sido entregado visto e ignorado con éxito — en este hospital se apuñalarían unos a otros por la oportunidad de salir conmigo y este idiota se da el lujo de rechazarme ¡Que se joda! — volvió a maldecir mientras guardaba con furia su celular en el bolsillo de su bata

No era que ellos estuvieran saliendo o que hubiera llegado a cierto nivel para que Hinata notará que Kageyama trataba de "seducirlo" pero no podían culpar al pobre Tobio por no hacer obvias sus intenciones románticas para con el pelirrojo, él era un burdo en el lenguaje y un idiota social, así que rogaba porque sus "sutiles" golpes cargados de cariño y sus insultos amorosos  le hicieran saber a Hinata sus sentimientos por él, pero claro, Tobio sabía perfectamente que su modus operandi era un asco lo sabía y eso le enfurecía más.

Estaba molesto se notaba a kilómetros de distancia razón por la cual los enfermeros que circulaban por los pasillos le evitaban como si fuese un leprosos. Alguien sería víctima de la furia comprimida de Kageyama y no planeaban ser ellos. Subió al elevador y las personas que estaban arriba huyeron de ahí como si no hubiera un mañana. Sabían que el moreno no era una mala persona pero era mejor hablar con él cuando se encontraba tranquilo, así ninguna vida corría peligro. Las puertas se cerraban y él sólo esperaba ser llevado a su destino para poder dormir un poco en algún lado pero, no esperaba que alguien detuviera la puerta en el último momento.

—¡Lo siento voy para arriba! — grito tratando de recobrar el aliento

— ¿B-Bokuto-san?

— ¿He? — preguntó levantando un poco la vista, respiraba agitado y se sostenía de sus rodillas — ¡Oh Kageyama que sorpresa verte!

— ¿Que haces aquí sucedió algo?

— normalmente uso las escaleras pero, estoy tan cansado, taan cansado ¿Sabes hace cuánto no he comido algo casero? O dormido en una cama — gruño lo último sobando su hombro

— ¿B-Bokuto-san está todo bien?

— tu y Hinata ¿Se llevan bien?

— Bokuto-san estás pálido

— Hinata, a él le agradas

— bueno creo que a él le agrada todo el mundo y bueno... él...también me agrada

— eso es excelente ... Excelente hermano

— ¿Pasa algo Bokuto-san? ¿Quieres que le hable a Kuro-san?

— ¿Que? No, él está aquí también. Vine a cubrirlo pero tuve que ir al trabajo antes, él debe estar muy cansado

— Bokuto-san ...


— ¿Sabes? Cuando Akaashi se sentía mal por más que yo intentaba animarlo no lograba nada incluso podría decir que yo mismo me sentía cada día peor por no poder hacer nada y Hinata.. él, lo hizo reír Kageyama, le contó chistes, ¡chistes! ni siquiera eran buenos sus chistes eran malísimo y aún así Hinata logro hacer reír a Akaashi y ahora yo no puedo...

— ¿Le sucedió algo a Akaashi-san?

— Tu le agradas a Hinata, Kageyama, le agradas mucho

— ¿Le pasó algo?

— ¿Tú sabes porque piden un apoyo antes de una operación difícil?

— aahm s-si  soy doctor ¿Porque la pregunta?

— ¿Haz visto la cicatriz de Hinata?

— ¿cicatriz...?

— ¿El te dijo por qué viene a revisión?

— aaaam no pero creí que tendría asma muy agresivo o debilidad respiratoria

— ¿Sabes que después de un trasplante si el receptor llega a un punto de quiebre su cuerpo puede rechazar el órgano aunque este perfectamente sano?

— ¿Tra.... Trasplante?

— empezó a sentirse mal, Kageyama, no podíamos hacerlo salir de su cama, el cambio en sus inmunosupresores le afectó mucho, el día que te encontró, ese era un día especialmente bueno y por un momento sentí que podía respirar tranquilo pero ahora



Las cosas que decía Bokuto, el como las decía res hicieron que Kageyama sintiera algo oprimir fuertemente su pecho. Después de guiar a Bokuto a una sala de descanso corrió al 4 piso habitación #418 o eso fue lo que escuchó decir a Bokuto de lejos. Había anochecido y los demás pacientes dormían, llegó al piso que buscaba y caminó rápido a la habitación, se detuvo en la puerta todo estaba obscuro pero aún así logro ver la pequeña silueta de Hinata sentado en su camilla viendo por el gran ventanal. Estaba tranquilo, no recordaba haberlo visto sin moverse incluso cuando fueron a comer no dejaba de balancear las piernas y ahora estaba ahí, inmóvil sólo una figura iluminada por la luz que les daba la luna. Kageyama tomo su celular y marcó su número, el celular de Hinata comenzó a vibrar, este sólo lo tomo en su mano, lo miro por un momento y cortó la llamada.

—¿Sabes? Cuando alguien te ha hablando por más de 27 veces en el día debes contestar el maldito teléfono — dijo con su voz neutra y el celular en la mano— o al menos no ignorar los mensajes

— K-Kage... ¿Que haces aquí? Le pedí a Oikawa-san que ...

— ¿Ves que traigo tu historial médico?

— no deberías estar aquí — frío e indiferente, a Kageyama le parecía que ese no era el Hinata que había conocido en aquel puente, Hinata había sido cambiado, ese, no era Hinata

— tampoco tú — reprochó acercándose a la camilla

— tu no eres mi doctor no deberías estar aquí

— no soy tu doctor, soy... Una visita yo cubriré a Bokuto-san

— puedes irte esto no es necesario

— bueno no me gusta hacerle caso a los idiotas ...

— sólo... Vete

— ¿O qué? ¿Qué piensas hacer? No puedes ni ponerte de pie tu solo ¿A caso piensas echarme tu mismo maldito enano? — había cierto rencor en sus palabras aunque no estaba levantando la voz. Estaba molesto con sigo mismo por no notarlo. Había sido bastante obvio, se veía más pálido de lo normal y dejó de usar su motocicleta ¿Así se hacía  llamar doctor?—  no tienes los cojones

— Kageyama basta

Guardo su celular y camino lentamente a la camilla pero Hinata siguió mirando el ventanal. Éste sólo rodeo la camilla y se paró frente a él recargándose en el ventanal cruzando sus brazos — es una hermosa vista ¿No crees?


Hinata lo escuchó, era lo mismo que él le había dicho ese día en el puente ¿me veo tan patético para que me diga eso? Pensó.

No sé estaba rindiendo, él no tenía intenciones de desperdiciar su vida por una simple depresión. Estaba cansado y quería que sus amigos lo entendieran un poco. El quería tirarse en la cama y sufrir a su modo, tenía el maldito derecho de ser humano por un día y poder quebrarse; sacar lo que tenía dentro, desahogar su alma y ya después buscaría los trozos más grandes para unirlos de nuevo. Eso era lo que pensaba Hinata pero sus amigos le apreciaban tanto que no querían verlo en ese estado y el pelirrojo sólo quería estar solo por un momento, ser débil y verse todo lo patético posible sin que nadie lo viera ¿Era mucho pedir?

— lo ... Siento


— el día en aquel puente...  ¿Sabes? Cuando era pequeño mi madre nos abandonó a mi padre y a mí; ella quería trabajar, ser alguien. Vivir, ser libre pero, creo que nosotros le estorbábamos... Se fue cuando yo tenía 6 años y volvió cuando tenía 15 “Ya termine” Fue lo que nos dijo cuándo volvió. Quería que le recibiéramos con los brazos abiertos. Mi padre y yo siempre estuvimos juntos, él no era de expresar su amor con cariños o mimos más bien era de amor rudo. Me apoyó en todo, me apoyó cuándo empecé a jugar vóley y también cuando lo dejé. Cuándo decidí estudiar medicina aún que no era el más listo del salón incluso se mudó a Tokio conmigo, cambió su trabajo y compramos el departamento ... —Kageyama nunca hablaba de sus sentimientos, le era muy difícil sincerarse con las personas. No sabía cómo hacerlo por eso no hablaba con nadie. Nunca había pensado contar sus penas a nadie; lo intento con su psicólogo y no tuvo éxito es por eso que en ese momento le parecía impresionante que aunque su voz se escuchaba quebrada podía seguir hablando sin derrumbarse —... Hay un dicho que dice que el tiempo cura las heridas pero, también hay uno que dice que recordar es vivir, es verdad que el tiempo lo cura todo pero cuándo ves las cicatrices que quedaron, recuerdas perfectamente como te hiciste esa herida, cuántas puntadas necesito y cuánto dolió en ese momento. Los recuerdos son cicatrices Hinata, por eso dicen que recordar en vivir — Hinata lo veía directamente, Kageyama seguía hablando ahora el viendo por el gran ventanal a las personas de afuera — es imposible olvidar y quién diga lo contrario no sabe lo que es la vida... Cada que despierto recuerdo a mi padre porque siempre se levantaba antes que yo y preparaba el desayuno. Desde el jardín de niños hasta mis primeros años de universidad él echaba una cajita de leche en mi almuerzo. Cada que bebo una no puedo evitar pensar en él. Cuándo salgo de casa y reviso si tengo todo lo que necesito también pienso en él. Es imposible olvidar, incluso una cosa tan simple como caminar por una calle me hace recordarlo, los tiempos que pasábamos juntos, las cosas que hacíamos y las charlas. Cuándo atrapábamos luciérnagas en el patio, un recuerdo desencadena otro hasta que ... Todos esos recuerdos sólo dejan dolor y no hay día que no lo recuerde pero ¿Sabes? Aún y con todo el dolor que me causan no quiero olvidarlos — volteo a ver a Hinata, se acercó a su camilla y lo tomo de los hombros — a veces necesitamos sacarlo Hinata porque si no la gente termina haciendo lo que yo en aquel puente... sólo déjalo salir

Se quedaron viendo por un momento. Hinata pudo notar perfectamente como una lágrima se deslizaba por la mejilla de Kageyama. Eso le hizo un gran nudo que difícil de tratar; sus ojos se hicieron brillosos. Tobio se sentó en la camilla recorriendo a Hinata a un lado, se recostó y escondió la cabeza de Hinata en su pecho. Hinata se quedó inmóvil respirando su perfume, su aroma ese aroma que siempre quiso sentir, luego sintió los brazos del azabache cubrirlo y pegarlo más a su cuerpo y fue entonces que Hinata lo entendió. Él no quería ser fuerte y que los demás lo vieran sonreír siempre. Él no quería estar solo, quería que alguien comprendiera su dolor y le ayudará a levantarse.


Poco a poco su cuerpo se fue relajando, sus pequeñas manos subieron hasta el pecho de Tobio y apretó el uniforme en sus puños. Empezó con un pequeño temblor y de apoco se hacía mas fuerte. Tobio lo apretó aún más ahogando los sollozos del pelirrojo con su cuerpo y ahí en esa noche Hinata se rompió entre los brazos de Kageyama y aunque lloraba desconsolado Hinata no podía sentirse más afortunado.

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Se encontraba en el pasillo recargado en el muro a lado de la puerta; jamás había sido de espiar a la gente, nunca lo había hecho ni siquiera por morbo pero ahí estaba. Había visto a Kageyama correr por los pasillos y lo siguió, lo vio entrar en el cuarto de Hinata y no pudo evitar acercarse pensando tal vez, que el moreno estaría molesto y terminaría peleando con el pelirrojo por lo que terminó escuchando una conversación que no debió haber escuchado. Era un momento muy íntimo y ahora se sentía culpable pero a la vez aliviado de que Hinata tuviera alguien que se preocupara por él a ese grado.

— ¿Todo bien?

Se sorprendió ver ahí parado con los ojos bien abiertos y un poco despeinado a su amigo, se suponía que él debía de cubrirlo para poder irse — creí que no vendrías bro

— si, lo siento me topé a Kageyama en el elevador y me llevo a los cuartos de descanso no planeaba dormir en realidad pero en cuanto me recostó me quedé dormido ¿Porque estás aquí? ¿Pasó algo?

Kuro levantó la mirada hacia Bokuto y le dedicó una sonrisa de alivio — no se que le dijiste a Kageyama pero, me alegro que no le hicieras caso a chibi-chan — sonrió con bastante calma — vamos hay que dormir

— ¿pero y chibi-chan? Oikawa dijo que no lo dejáramos solo

— no te preocupes, no podría tener mejor compañía
















Notas:

Bueno, aquí está el nuevo capítulo y se que tal vez a nadie le importa pero he tenido problemas con Wattpad, no tengo idea del porque no me deja subir las actuaciones con los lindos separadores que he hecho en todos los capítulos.

Si gente, hice separadores así bien bonitos (aún y cuando soy un asco haciendo esas cosas) pero por alguna extraña razón no me deja subir si trae los separadores y termino quitandolos de todos modos así que ya no me voy a mortificar por eso y lo dejare así.

Gracias por el apoyo que he recibido de muchos, sus visitas y mensajes son  mi piedra evolutiva y de ser un pequeño Charmander ahora soy un zukulento charmeleon ;-).

Eso es todo por qué si no me echo aquí toda una biblia de agradecimiento.

Dejen sus hermosas estrellitas y zukulentos comentarios que yo respondo todos y cada uno de ellos.

Shao.


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