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—Fuiste bastante valiente en venir, pensando que nada te pasaría, muy mal, Irwin. —Las palabras de Jason dolían.

Dolían porque Ashton nunca había querido ir a esa fiesta.
Dolían porque él solo estaba ahí para ayudarme.

Dolían porque era mi culpa todo lo que le estaba pasando.

—Creí que eras más inteligente, Ash —habló McGillis esta vez.

—Y yo creí que la nariz se te vería mejor, Jason —bromeó Ashton mientras escupía sangre con saliva—, te ves igual de terrible que siempre, ahora veo porque las chicas nunca han sido lo tuyo, pero debo admitir que sabes organizar fiestas muy buenas.

Ashton lo estaba provocando.
"Cállate, cállate, cállate", me repetía a mi mismo una y otra vez. Solo cierra la boca, Irwin. Muérdete la lengua unos minutos.

Jason miró detrás de él, la piscina hizo que sus ojos se iluminaran. De un momento a otro la mirada de ambos se encontró, viéndose, desafiantes, frustrados y ambos encendidos por el enojo que les recorría las venas.

—Soy un buen anfitrión, es verdad, así que, déjame lavar la sangre en tu cara. No quiero que causes mala impresión, —dijo— Arthur, Rodolf, ¿me harían el honor?

Ambos muchachos arrastraron a Ashton al pie de la alberca. El silencio se hizo presente cuando todos supieron que esto era más que una pelea, Hendricks había perdido la cabeza.

Las primeras tres veces que metieron y sacaron la cabeza de Ashton al agua fueron suficientes para que empezara a jadear y toser. Arthur y Rodolf se detuvieron. Jason se acercó a Ashton y lo tomó por el cabello.

—¿Vas a disculparte? —preguntó moviendo la cabeza de Ashton de un lado a otro. Ashton negó articulando un sonoro "no", escupiéndolo justo en la cara de Jason— Es una lástima que lo digas.

Sumergió la cabeza de Ashton en la piscina, la manga de la camisa de Jason entró por completo en el agua, sujetando fuerte a Ashton que no hacía más que patalear y mover las piernas desesperadamente.

Jason no sacaba a Ashton del agua.

Arthur y Rodolf se acercaron a él, intentando decirle que era suficiente, que debía parar, pero él hizo como si no escuchara.

No sabía qué hacer, el agarre en mis brazos era cada vez más fuerte. Dios mío, en qué he metido a mi amigo.

—¡Buenas noches, Australia! —el grito desafinado de Michael llamó la atención de todos. Ahí estaba, con el collar de flores hawaiano y el micrófono del karaoke en la mano, parado arriba del futbolito.

Jason tiró de la cabeza de Ashton y éste tomó una gran bocanada de aire, el agua fría de la piscina lo había despertado del aturdido estado en el que estaba. No soltó a Ashton, pero vociferó alto y claro.

—¡No te metas, idiota! ¿A caso quieres una paliza también, Clifford? —preguntó señalando a Ashton, él seguía respirando agitado.

Michael miró el panorama, después sus zapatos y rió, sonoramente, levanto la vista y señaló a Jason con el dedo.

—¡Tu nariz luce espantosa! Me alegro que Ashton te la haya destrozado, porque eres un idiota —alzaba la voz con cada palabra que pronunciaba.

Miré a Ashton, tenía el entrecejo fruncido y los ojos cerrados, los apretaba con fuerza, maldecía por lo bajo. ¿Qué estaba pensando Michael?

—Vaya —dijo Jason sorprendido— ¿a esto le llamas mejores amigos, idiota? —le preguntó a Ashton fuertemente, señalándonos a Michael y a mí— Un fenómeno y un bebé llorón, ya veo porqué se llevan tan bien.

Bebé llorón, ese definitivamente era yo. Lágrimas pesadas caían de mis ojos, la angustia y la culpa que sentía no hacían más que empeorarlo todo. Estaba avergonzado, adolorido y avergonzado. Aparté la vista cuando Hendricks sumergió la cabeza de Ashton una vez más en la piscina, siendo ésta la más breve de todas, soltó a Ashton cuando dos manos halaron de él hacia atrás, Ashton al no sentir más el peso de Hendricks sobre su espalda se levantó rápido.

Calum había llegado. Y se veía enojado.

Los chicos que nos sujetaban a Bibbie y a mí nos soltaron, uniéndose a Arthur McGillis y Rodolf Watson, se acercaron rápidamente a Calum cuando de un puñetazo dejó a Jason tendido en el suelo.

Seis contra Calum.

—¡Esta no es pelea tuya, Hood! —exclamó Watson antes de intentar darle un derechazo a Calum en el estómago. Lo detuvo con ambas manos, dejando descubierta su cara de la bofetada que McGillis le propinó en seguida.

Ashton y yo nos sumamos a la pelea, el griterío comenzó y los golpes se repartían por todos lados. Una sonrisa se me escapó de entre los labios, nuestra situación no era para nada la más positiva, pero el hecho de que estaba ahí, peleando al lado de dos de mis mejores amigos, me hizo sentir invencible.

Gran error.

Los súper-poderes se esfumaron cuando caí al suelo, ni siquiera había sido por un golpe, simplemente tropecé con mis pies. Y desde el suelo, al que parecía gustarle bastante tenerme cerca, vi a Michael corriendo como un loco, empujando a dos de los chicos haciendo que cayeran a la piscina y tomándome por el cuello de la camiseta para ayudar a levantarme.

—¡Demonios, Luke, mueve el trasero! —me gritó lo suficientemente fuerte como para revivir a las neuronas que probablemente habían muerto con los golpes que había recibido esa noche.

Calum y Ashton empujaron a los otros dos chicos que acompañaban a Arthur y a Robert para empezar a correr siguiendo a Michael. No entendía nada hasta que el primer estallido de los fuegos artificiales comenzó. Iban dirigidos directo a nosotros.

Gracias a la suerte o a los magníficos cálculos de Michael pudimos esquivarlos, apostaba un riñón a lo primero.

—¡Ni siquiera sabía a dónde apuntaban! — gritó Michael enérgicamente sobre su hombro. Riñón a salvo.

Salimos de la casa de Jason tan rápido como se nos hizo humanamente posible, Ashton encendío a Betty y a los cinco segundos estábamos lo bastante lejos de ahí como para que alguien pudiera seguirnos. Y entonces respiré, inhalé como nunca antes había hecho y dejé salir el aire de mis pulmones tan fuerte que dolía.

Miré a mis costados, Ashton, Michael y Calum estaban incluso más jadeantes que yo. Sus pechos subían y bajaban estrepitosamente, y después de varios segundos así, me reí. Me reí tan estruendosa y escandalosamente que hasta yo mismo me asusté, sentí mis orejas arder y a mis pulmones descontrolarse. Michael y Calum se unieron, vitoreando y gritando "¡sí, sí, sí!", miré en dirección a Ashton por el rabillo del ojo, tenía la mejilla inflamada y el labio roto. Giró en una calle y detuvo de golpe a Betty. Todos nos callamos, expectantes a lo que Ashton haría. Quizá pensaba que estábamos locos y nos bajaría a todos a patadas de su camioneta. En especial a mí.

Ashton golpeó el volante con ambas manos, una y otra vez, haciendo sonar el claxón.

—Se está volviendo salvaje —susurró Michael intentando aligerar la situación. Al menos para nosotros.

Cuando Ashton dejó de golpear el volante y puso ambas manos sobre su cara para ahogar las carcajadas que salían de su boca; supe que todo estaría bien.

—¡En tu cara, Jason Hendricks! —gritó mirándonos y abrazándonos demasiado fuerte, estábamos golpeados y sudorosos, excepto Michael— ¡Los amo, maldita sea, los amo!

En mi mente, los sentimientos encontrados sobre lo que acababa de pasar y el hecho de que no habíamos podido conseguir absolutamente nada de información sobre Carrie; colisionaron.

Pero estábamos vivos, habíamos salido con vida de eso.

Y yo no podía estar más feliz.

Los calcetines de Carrie (l.h.fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora