s i e t e

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Michael le había arrebatado los fuegos artificiales de las manos a un chico que, inconsciente de todo lo que pasaba en el patio trasero, tenía la intención de encenderlos. Los guardó y cuando tuvo la oportunidad lo aprovechó, dándonos un buen escenario para librarnos de aquella situación.

Seguíamos en la camioneta, estacionados doblando justo en la calle Denver, bastante desorientados sobre qué haríamos ahora.

Comencé a pensar en las opciones que nos quedaban, y teníamos la opción 1) ir a casa de Calum y dar por terminada esta locura (la cual era la idea más sensata), 2) seguir con la búsqueda de Carrie (aunque sabía que probablemente Ashton me mandaría por un tubo) y la opción 3) seguir buscándola por mi cuenta, llamar un taxi o pedirle a Ashton que me llevara por mi bicicleta para no involucrarlos más en esto. Estúpida idea, lo sabía.

Nadie había hablado, permanecíamos mudos después de nuestro repentino ataque de alegría y ahora solo estábamos ahí, comiendo carne seca y tomándonos las Dr. Pepper que quedaban mientras yo me volaba los sesos intentando pensar en qué hacer ahora. Las cervezas se habían esfumado misteriosamente y apostaba a que Michael sabía algo al respecto, sin embargo, evité preguntarle.

Calum sacó de su bolsillo un trozo de papel, con ciudado empezó a desdoblarlo, sus nudillos rojos por el impacto de los golpes contra su piel se hacían notar. Miré distraído mis manos, dejando de lado lo que fuera que estuviera haciendo Calum. El color morado sobre mi piel acaparó mi atención por completo, mi pómulo tornándose color morado; el labio roto de Ashton, su mejilla inflamada, la marca de una bota militar estampada a un costado del abdomen de Calum. Todo mi culpa.

Por un instante -quizá aturdido por los golpes y mis posibles neuronas fallecidas- detesté la idea de seguir buscando a Carrie, solo quería irme, tirar la toalla y curarme las heridas. Estaba agotado, decepcionado de todos. De Bibbie por no saber nada importante y de Jason por ser estúpido, de Carrie por olvidar su identificación y de Patrick por dármela. Pero sobretodo, estaba furioso conmigo por ser inconscientemente egoísta y emberrincharme con una chica pelirroja de calcetines ridículamente lindos.

Demonios Luke, ¿qué no puedes ser normal?

Estuve a punto de decirle a Ashton que nos fuéramos, que regresáramos de donde habíamos venido. Quería jugar FIFA y escuchar a Calum tocar el bajo, a Michael quejarse y gritar cosas sin sentido, estuve a punto de decirle a Ashton que arrancara cuando Calum me tendió el papel ya desdoblado en la palma de mi mano.

Lo miré confundido, al igual que Michael y Ashton.

—No pasé treinta minutos hablando con las amigas de Bibbie y dejando que casi mataran a Ashton por nada —dijo ganándose un sonoró hey!" de parte de Ashton—, demonios Luke, deja de mirarme así y lee el papel.

Y de nuevo, el corazón empezó a bombearme con fuerza. Tenía las manos sudorosas y estaba extrañamente emocionado. Fijé la vista en las letras plasmadas en el trozo de servilleta.

Jojo's House (estudio de tatuajes)
Avenida Memphis, #67

Calum lucía contento, no, más bien satisfecho. Yo, yo era punto y aparte, estaba furioso, irritado, molesto de sobremanera, a punto de enloquecer. ¿Qué era eso? ¿algún código secreto? ¿era una broma? Quizá estaba leyendo mal, giré la hoja, vi por la parte de atrás, nada. Absoluta y decepcionantemente nada.

—¿Qué es esto? —me atreví a preguntarle a Calum, quizá esperaba que adivinara y por arte de magia su papelito cobrara sentido para mí. Pero eso no estaba pasando. En absoluto.

—La dirección del mejor estudio de tatuajes de la ciudad, Luke —me contestó obvio—, Willow May me lo dió...

—¿A cambio de algún favorcito? —bromeó Michael codeando a Calum.

Willow May era amiga de Bibbie, parte de su escuadrón y bastante chismosa también, de la misma complexión que el resto de las porristas, altas y bronceadas chicas de cabello rubio y sonrisas resplandecientes, aunque Willow siempre llevaba el cabello hecho un desastre, cosa que la desentonaba del resto.

—Absolutamente no, Michael —negó Calum, desviándose de nuestra conversación.

—Volviendo al tema... —insistí.

—En Jojo's hay una pared gigante con fotografías de todos los clientes que han visitado el lugar desde que se inauguró el año pasado —Calum hizo una pausa, quizá para recordar lo que Willow le había dicho con exactitud y siguió hablando—, Willow dijo algo sobre haber ido al estudio a acompañar a su hermano, cuando terminaron de hacerle el tatuaje le tomaron la foto y la pegaron en el muro...

—¿Y Carrie aparecía en el muro también?—pregunté obviando la respuesta de Calum.

A todo esto, no sabía cuál era el punto de Calum. Sí, sabíamos su nombre, sabíamos su fecha de nacimiento y hasta qué vehículo manejaba, también tenía los datos sin importancia que Bibbie me había dado y ahora esto, una foto en una pared, todo era información suelta que no podía lograr conectar para saber dónde estaba Carrie.

—No, Luke, Carrie tomó las fotografías —finalizó Calum.

Y en mi cabeza, todo empezaba a cobrar un poco de sentido.

Los calcetines de Carrie (l.h.fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora