t r e c e

164 26 11
                                    

No somos más que unos entrometidos, pensé con un creciente nudo en la garganta.

¿Por qué no podía dejar de arruinarlo todo? ¿por qué me atormentaba con mis propios pensamientos una y otra y otra vez?

Intentaba ser lo más positivo posible, intentaba sonreír y mostrarme tranquilo, pero luego venían la angustia y el remordimiento, el remordimiento de ser demasiado ingenuo, de intentarlo demasiado. Quizá Johnny y Joahnna ni siquiera nos querían ahí, quizá solo no querían verse groseros y quizá estábamos arruinando su momento con nuestra presencia, robándoles un pedazo del mismo, éramos intrusos. Yo me sentía como uno.

Momentos, que cosa más curiosa, tan pequeños y a la vez tan grandes, nuestra vida siempre estará hecha a base de momentos: tu graduación de la secundaria, el aniversario de tus padres, la primera vez que viste a esa chica, las locuras que hiciste para encontrarla, tu primer tatuaje, tu borrachera más memorable, el nacimiento de tu hijo o hija.

Momentos, simplemente. Que si son completamente tuyos significan todo, quizá les estábamos arrebatando eso a Johnny y Joahnna, no podía sentirme peor.

Y aquí estábamos, esperando a pasar a la sala de parto, cuando minutos antes, justo a la 1:45am. un muy colorado y agitado Johnny llegó a darnos la noticia de que una saludable bebé de 1.45kg registrada como Brooke nos esperaba ansiosa, para conocernos ¿cómo era posible eso siquiera? Tenía pocos minutos en este plano, no estaba ansiosa, eso lo sabía. Pero era bueno imaginárselo.

Ashton siempre me leía bien, si tenía hambre, si tenía miedo, cuando estaba feliz, así que no me sorprendió en absoluto cuando se me acercó para palmear mi espalda, algo reconfortante. Un buen estoy aquí, tranquilo de su parte.

—¿Te pasa algo? —me preguntó directo, lo suficientemente bajo como para que solo yo escuchara, asentí y él rodó los ojos, no estaba para nada convencido—, ¿en serio, Luke? Ya sabes que las mentiras no se te dan, mucho menos conmigo.

Y era cierto. Y lo sabía.

—Solo siento que no deberíamos estar aquí —dije, frotándome la coronilla de la cabeza, dándome un pequeño jalón de cabello para después mirar a Ashton—, simplemente no deberíamos.

Me miró con los ojos entrecerrados, demasiado serio, demasiado confundido, le desvié la mirada y entonces pude notar que había comenzado a sonreír. Él lo tenía. Me había descubierto. Estaba preparado para que Ashton me bajara del torbellino de pensamientos que yo era en ese momento.

—Lukey, no me digas que te echas para atrás, en serio, ¿justo ahora?

—No sé a lo que te refieres. —Lo miré.

Él negó con la cabeza y me tomó del hombro, alzando la vista, solo un poco, ¿desde cuándo había dejado de ver a Ashton hacia arriba?

—¿Recuerdas aquella feria musical? En la que ganaste el primer lugar con tu composición —Ashton hizo una pausa y se frotó el espacio entre las cejas con el dedo índice, una manía que tenía desde que lo conocí, asentí a su pregunta—, yo la recuerdo como si hubiera sido ayer.

—No te estoy entendiendo.

—Sé que lo haces, es justo como esa vez, cuando sabías que ganarías porque eras el mejor, ¡demonios, Luke! —exclamó—, todos lo sabíamos, incluso el profesor Monet te lo dijo. Fue ahí, justo ese día, tenías la misma cara que ahora.

El profesor Monet había sido nuestro maestro de música, un hombre de cabello cano y gran nariz, tan apasionado a la música como cualquier buen amante de ella. El día sobre el que Ashton hablaba también lo recordaba bien, había hecho un buen trabajo, anonadado me has dejado, Hemmings, me dijo esa vez después de los ensayos generales, cuando me inscribí a la feria en el último minuto, Michael me había alentado y lo hice, presentándome de imprevisto ante el profesor Monet y los demás participantes. Ganarás, de eso no hay duda, secreteó conmigo después, ya que no era muy bueno para el autoestima de los demás participantes, dijo él.

Y quizá ese fue mi detonante, quizá eso fue mi Brooke. Era un intruso ahí también.

Horas después y antes de que se acabaran las clases ese mismo día, le pedí a Ashton que me acompañara a darme de baja en la feria, excusándome con él, diciendo que sentía que mi trabajo de alguna forma estaba hecho cuando todos me aseguraron que era el mejor, me era suficiente aquello, cuando la realidad era que estaba fatal por sentir que le arrebataba su momento a alguien más, a alguien que quizá le importaba más que a mí.

Era lo mismo que me pasaba ahora, yo le estaba quitando una parte de su momento a Joahnna, a Johnny y a Brooke, a Kenny y a Mario. Eso debería ser suyo nada más, sin cuatro y muy nerviosos chicos temblorosos, preguntándose qué demonios hacían ahí.

—Tus razones son insuficientes, Hemmings —me dijo el profesor Monet cuando le presenté mi tarjeta de "baja" y después de sincerarme con él—, si te la pasas preocupándote por eso, por procurar no interferir en la vida de los demás, por intentar no arruinar sus momentos, sus oportunidades de brillar, de ser felices, de triunfar, ¿dónde quedarán las tuyas, muchacho? La vida de cada ser humano está interconectada, entrelazadas como las fibras de ese horroroso suéter que llevas —bromeó conmigo, y sí, mi suéter era espantoso—, los momentos son para compartir, no cometes ningún crimen, no le quitas nada a nadie, solo a ti.

Él rechazó mi solicitud para darme de baja, al día siguiente me presenté, con un suéter no tan horrible y bien mentalizado sobre todo lo que me había dicho.

—Creo que ya sabes a lo que me refiero, Luke... ¿no? —inquirió Ashton con una sonrisa torcida. La sangre en su camisa había tomado un tono rojo más oscuro, casi café—, "vive tus momentos, sé parte de todos los que puedas, la vida de eso se trata" —mencionó citando la frase que el profesor Monet usó semanas después de la feria, cuando nos encontró a Ashton y a mí caminando por los pasillos de la escuela.

La medalla de la feria musical de ese año era mi cosa favorita. Mamá la había puesto en la vitrina de los premios y trofeos que ganábamos mis hermanos y yo, algo exagerado, pero así era ella.

—Esta es la mejor de entre todas —me susurró esa tarde, después de la feria.

Miré a Ashton devuelta. Le sonreí y apreté los ojos, dejando salir un largo suspiro.

—Gracias, Ash —le dije para después ver como las puertas se abrían de par en par.

Y ahí estaban, Joahnna cargando un pequeño bulto de mantas amarillo pálido. Michael y Calum entraron caminando delante de nosotros, Ashton con su mano aún en mi hombro caminó de mi lado.

—Esto es mejor que cualquier juego de FIFA.

—Absolutamente.

Y entonces entramos, listos para conocer a Brooke. Listos para ser parte de su vida, de un pequeño momento dentro de ella.

Los calcetines de Carrie (l.h.fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora