CAPÍTULO 1.

271 19 0
                                    


-¡Jeongyeon, cariño, Momo ha llegado! -podía escuchar a mi madre vociferar de fondo.- ¡¿Jeongyeon?! -segundos después se calló.

-Menos mal, se ha callado. ¡No sé que hace esta chica tan temprano en mi casa! -pensé, cuando repentinamente mi hermana irrumpió en mi cuarto.

-¿Es que no escuchas a mamá? o ¿qué?

-¡Seungyeon se llama a la puerta antes de entrar!

-Sí, vaya ni que estuvieses haciendo cosas pervertidas -rió burlona y rodó los ojos.

-¡Kya! ¡Claro que no hago eso! -Notaba mi cara arder de la vergüenza. Cogí el cojín más cercano y se lo tiré a la cabeza, para su suerte lo esquivó y yo suspiré- Ya bajo, voy a ducharme... -Ella asintió y me dejó sola.

Miré el reloj de mi mesilla de noche. ¡Las once de la mañana! ¡Con razón estaba aquí! ¡Me volví a quedar dormida!

Me paré de la cama, la arreglé; me duché rápidamente, me vestí con una camisa básica, una cárdigan, unos vaqueros rotos ajustados y mis Converses cían de siempre. Me terminé de arreglar y bajé al salón.

-Por fin, la bella durmiente despertó -me reprochó mi madre cuando bajé las escaleras.

-No me sonó el despertador -me encogí de hombros mostrando una inocente sonrisa.

-Ya, ya, claro... -rió sarcástica mi madre mientras se levantaban ella y Momo del sofá.- ¿Os pasáis luego a comer en el restaurante de la tía junto a Dahyun?

-Por mí bien -Asentí a la respuesta de Momo.

-Os veo luego, entonces. No os paséis con las compras -Nos dijo mi madre. Acabamos despidiéndonos de ella y nos encaminamos al Centro Comercial.

***

Paseamos por los pasillos y plazas de todo el gran edificio.

-¡AHÍ, AHÍ! ¡VAMOS MOMO! -gritaba emocionada tirando de muñeca de mi amiga y casi arrastrándola a una nueva tienda de deportes

-¡Jeong-ie, tranquila! -reía mientras entrábamos a la tienda.

Inspeccioné todos sus productos, sobre todo la ropa deportiva.

Elegí un conjunto de pantalón de chándal y un «crop top» púrpura y negro. Ella se compró un conjunto parecido al mío de colores pasteles. Y a juego nos compramos unas zapatillas cómodas. Y además, como fuimos de las cien primeras personas que compraron en la tienda, nos hicieron un descuento del cincuenta por ciento.

Luego, nos dirigimos a otras tiendas para comprar ropa para la entrada a la universidad, ya que quedaban casi una semana.

Terminamos de hacer las compras y nos dirigimos hacia el restaurante de mi tía y, como estábamos cargadas bolsas y agotadas de tanto caminar, preferimos llamar a un taxi que nos llevase hasta allí.

No sé cómo aún tenemos dinero para pagar el taxi, con todo lo que hemos comprado.

***

Tras unos quince, casi veinte minutos en el taxi, por fin habíamos llegado al restaurante. No quedaba muy lejos del centro, más bien era el tráfico acumulado que había por las carreteras.

Llegamos al restaurante y nos sentamos en nuestra mesa de siempre; frente a la entrada, y al lado de una gran ventana que ocupaba más bien toda la pared.

Habíamos quedado como siempre con Dahyun, aunque llegaba algo tarde, como de costumbre.

Entre las dos pedimos una ración de sushis variados, para Dahyun ordenamos naan y, aunque no fuese japonés para nosotras pedimos noodles; ella de verduras, yo de soja.

Mientras nuestros pedidos llegaban, Dahyun por fin se encontraba sentada junto a nosotras; veíamos como la gente murmuraba entre sí; otras se gritaban. Pero de repente, las masas se silenciaron. Nosotras callamos también y dirigimos la mirada a donde la masa la dirigió.
-

¿Estas no son... «Las Hilton»? -murmuraba Dahyun a mi oído.- ¿Jeong-ie? ¿Unnie a quién miras? -fue en ese instante cuando me di cuenta de que me quedé fijamente mirando a una de las chicas de la pandilla. Gracias al cielo, ni su pandilla ni ella se daban cuenta de nuestras miradas, sino las de la gente. Miré a Dahyun con un leve sonrojo.- ¿Mirabas a Sana?
-¿Eh? Claro, sí... Es muy linda... -me excusé. No sabía los nombres de aquellas chicas, pero siempre las veía por la universidad. Eran las populares, pero yo no tenía ni real idea de quién era quién. Ya estaban mis amigas para ello.- ¿Es japonesa? Por el tipo de nombre, y tal... No es típico de Corea -reí flojamente y ella asintió sonriente. Creo que a Dahyun le daba interés esa chica, por el color carmesí que inundaba sus mejillas pude percibirlo.- No te preocupes, no la miraba a ella... -me acerqué a su oído para susurrárselo y, al alejarme pude ver una sonrisa y un sonrojo más intenso.
-Sigo aquí, estúpidas. -rechistó Momo con un puchero y haciendo ademanes delante de nuestras caras. Dahyun fue la primera en estallar a risas ruidosas, y luego nos unimos a ella.

『gιrl crυѕн』   {ʝɛѳɳgyɛѳɳ, ʝiɦyѳ, ɳɑyɛѳɳ} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora