Capítulo 9.

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El frío calaba en sus huesos, su cuerpo se encontraba a una temperatura baja debido a los nervios que sentía. 

El lugar tampoco ayudaba tanto, ni mucho menos la presión de la gente. 

Se podía observar en aquel tren la diferencia de personas que había en el mundo, Estrella no tenía ni idea de que escondía cada una de aquellas personas ni tampoco su vida, pero de una cosa estaba muy segura y era que de todos de los que se encontraban allí seguro que ella era la que más nerviosa y ansiosa estaba por llegar a la parada. 

" Tienes que calmarte cariño." Le susurró su marido viendo como ella no paraba de mover el pie contra el suelo de aquel tren, o como se limpiaba las manos del sudor que aparecía de tanto apretarselas. 

" ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?" Le preguntó sin entender su actitud, se trataba de uno de sus más grandes sueños,  que lo podían obtener y él no mostraba nada respecto a ello. 

" Porque confío en mí mismo, estando nervioso no conseguiría nada. No creas que porque no esté como tú, no me emocione al saber que por fin podremos tener un hijo juntos." A veces, le llegaba a cansar la actitud de ella ante las situaciones serias de la vida, debido a que, perdía el control con los nervios y se estresaba tanto que no sabía  comportarse, pero no le decía nada porque sabía que ella le armaría una guerra. 

" ¿Sabes? Muchas veces te veo y digo, tanto tiempo casados y todavía no he conseguido que se me pegué tú confianza y el positivismo que tienes ante la vida y hacia ti mismo." 

Miró hacia el suelo sintiendo inseguridad de nuevo, no era capaz de confiar en ella misma. ¿Qué clase de madre sería para su hijo?  

" Nunca es tarde para aprender y querer cambiar."

" Claro tú eres experto en eso ya. " Le dedicó una sonrisa irónica. 

Alfonso prefirió no contestar, y seguir con la lectura de su libro. 

Mientras tanto, Estrella estaba en su burbuja imaginando su nueva vida junto a su bebé. 

Hasta que, el sonido de un llanto la sacó de sus pensamientos. 

Miró a su alrededor y vio que cada uno estaba en su mundo y que la mayoría llevaba auriculares, hasta que, dio con la dueña de aquel roto y silencioso corazón. 

Una muchacha joven, posiblemente adolescente, estaba sentada en el suelo de aquel tren con el móvil entre sus manos, intentando controlar su respiración, mientras que, su maquillaje negro corría por toda su cara. 

Estaba teniendo un ataque de ansiedad y nadie hacía nada, principalmente porque ni siquiera se daban cuenta de lo que pasaba alrededor de ellos, y ahí se dio cuenta de que egoísta se había convertido el mundo. 

En vez de intentar conversar con los de su mismo asiento o saludar, preferían tapar sus oídos y vivir en su burbuja, escapar de la realidad por unos momentos. Y ahora mismo la realidad era que había una chica joven destrozada, el asunto parecía grave y Estrella sentía que no podía quedarse parada en su asiento y tan sólo observar como la niña se rompía más. 

" ¿Qué te pasa bonita?" Se acercó hacia ella y se agachó para intentar mirarla a los ojos sin éxito ninguno, debido a que, la chica se escondía muy bien. 

" Fue-go." Al oír su temblorosa voz tuvo una sensación de querer abrazarla y no soltarla jamás. 

" Aquí no hay fuego cariño." Le cogió la mano dulcemente, intentando ver sus ojos pero no podía. 

" Mi casa, mamá... Fue-go." Rompió a llorar de nuevo, y a Estrella se le encogió el corazón de verla tan mal y no poder hacer nada. 

No lo dudó más y la abrazó fuerte contra ella, sintiendo una paz interior que nunca antes había sentido. 

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⏰ Última actualización: Jul 03, 2018 ⏰

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