Capítulo 6

20 4 7
                                    

      Odiaba usar tacones, pero mas odiaba tener que estar tan cerca de Asa, porque eso me ponía sin entender el porque nerviosa, su mano izquierda estaba en mi cintura y me agarraba con firmeza mientras su mano derecha agarraba la mía, mientras que yo apenas y tocaba su hombro, se que era infantil pero no quería bailar con él.

-Opal, tienes que poner tu mano en mi hombro, no un dedo.-Dijo soltando su agarre de mi cintura para ponerme bien la mano, yo luchaba.-Deja la inmadurez y ponla bien.-Rodé los ojos y de mala gana la puse en su hombro.-Ahora tienes que escuchar la música, comenzaremos con algo lento, mas fácil.-Comenzó a guiarme y yo comencé a pisarle los pies, no lo hacia a propósito, lo juro; aunque debo de admitir que no sentía pena por sus pies.-Mierda, solo sigue mis pasos y guíate por la música.-Yo miraba sus pies y no podía entender como se movía con tanta facilidad y delicadeza, claro esa delicadeza era tapada por mis pies pisando los suyos.

-No es tan fácil, además que me incomoda estar así de cerca de ti.-Dije moviéndome incomoda, vi la pequeña sonrisa de Asa crecer en sus labios.

-Después de todos estos años hay cosas que siguen iguales.-Yo abrí la boca indignada y clave mis uñas en su hombro provocando que se retorciera.

-Vuelve a decir eso y probare un nuevo ataque que me enseño mi entrenador de kickboxing.-No se que se creía diciendo eso.

-Okey salvaje, solo relájate y escucha la música. Esto no es salsa aún. La salsa es muy complicada, pero el vals es lo mas básico y se te hará mas fácil aprender salsa.-Dijo tratando de guiarme. Dure un minuto sin pisar a Asa lo que fue un récord, decidí concentrarme porque quiera los puntos y reconocimiento que daba ganar en los proyectos, sin hablar del premio que era un año entero de helados gratis en gelato world, mi heladería favorita.

-Okey Opal, vamos a descansar porque mis pies ya no aguantan otro pisotón de ti.-Dijo soltándome y yo respire aire descontaminado, y quite mis zapatos de tacón que por cierto adiaba, no me gusta se bajita pero prefiero eso a usar estas bestias, me senté en unas de las sillas que había y moví mis pies adoloridos.

-Yo no fui quien propuso esto, genio.-Masajeé uno de mis pies, estaba de mal humor, cuando les dije que bailaba mal lo decía enserio.

-Nunca pensé que alguien pudiera bailar tan mal en la vida. Si hubiera un concurso sin duda lo ganarías.-Rodé los ojos y tome de mi agua, me puse mis gomas y metí los zapatos en mi bolso, ya había pasado dos horas desde que comenzamos ya no soportaba a este hombre.-No hemos terminado.-Dijo mientras yo agarraba mis cosas y me levantaba, lo mire mientras abría la puerta.

-Yo si termine, estoy cansada y tengo tarea que hacer. Sin contar que ya no puedo pasar mas tiempo compartiendo el mismo ambiente que tú.-Alce los hombros y antes de cerrar vi como Asa suspiraba mientras miraba el techo.-Esta contaminado.

-Escuche eso.-Dijo mientras salía, rodé los ojos, ¿No podía dejarme en paz?-Le prometí a tu madre que te llevaría a casa.-Sabia que si llegaba a casa a pie, mi madre no solo regañaría a Asa, sino que sabría perfectamente que yo me había negado a ir con él en su carro. Así que con un suspiro y preguntadole a los espitirus del cielo ¿Qué hice mal? Me monte en su camioneta.

Era la quinta pregunta que evadía de Asa ¿Por qué de repente deja de ignorarme y comienza a interesarse por mi vida? Si saben la respuesta seria buena saberla, porque no puedo dejar de pensar en eso.

-Opal, te estoy preguntando algo.-Mire por la ventana, ahí estaba la casa con bastantes girasoles y el césped verde y recién regado.

-Y ya yo te dije que no te importa.

Perfectos erroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora