INTRUSO

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Epílogo.

Mi mamá decía que como yo era pequeña debía dormir temprano. Por eso mi papá, cada noche, al irme yo a dormir me contaba un cuento. De esos que me arrullaban en las noches oscuras y me hacían perder todo mi miedo. Me gustaban más los que trataban de princesas y sapitos, eran mis favoritos porque el sapito se convertía en príncipe como por arte de magia.

Mi mami también decía que mi papá era un sapo y sin importar cuánto ella lo besara, él nunca se iba a convertir en príncipe. Yo veía a mi papi y no le veía forma de sapito, tal vez mi mami estaba ciega, pero ella insistía en que mi papi sí era un sapo. Mi papi cuando la escuchaba, le sacaba la lengua y me decía que no le pusiera cuidado porque mi mamá estaba loca. Pero después de una pelea que tuvieron, mi papá no volvió a contarme cuentos para dormir y se fue de la casa. Yo me puse triste porque en las noches ya no lo veía más...

Yo creo que mi mamá también estaba triste porque casi todas las noches lloraba mirando la foto de mi papi...

Pero ellos nunca volvieron juntos. Mi papá nunca volvió a la casa.... y a mamá no le gustaba que me viniera a visitar. Yo no sabía porqué si mi papi era muy bueno conmigo y me hacía reír. A veces cuando mi mamá no lo dejaba verme, mi papá venía en las noches y me saludaba por la ventana, yo me ponía muy feliz y le abría la ventana para que entrara, me contaba un cuento y se quedaba hasta que me durmiera y después se iba, me decía que no dijera nada a mi mami sobre sus visitas.

Aun así, mi mami lo descubrió y no le dijo nada, hablo con él pero no pude escuchar que decían. Después mi mami me dijo que iba a tener un hermanito y mi papi parecía alegre por eso. Me decía que debía ser una buena hermana mayor y eso traté de hacer. Aunque tuviese un nuevo hermanito mi papá no volvió a casa, pero ahora nos visitaba mucho y de vez en cuando nos quedábamos mi hermanito y yo en su nueva casa y nos llevaba a visitar a la abuela, a mi tía Elisa, a mis tíos gemelos, también íbamos a la casa de mi tío Leandro y a veces a la de mi tío Santiago.

Fue en una de esas visitas que conocí al muchacho bonito...

Él tenía el cabello rojito y tenía bonitos ojos. Mi papá le decía la bella durmiente y me acordé de los cuentos que me contaba y de la muchacha que cayó dormida en un castillo. Miré al muchacho muy curiosa, pero él no se parecía en nada a una princesa; no tenía el pelo largo ni usaba vestido rosa, así que no entendía porqué le decía así. Con el tiempo dejó de decirle «La bella durmiente» para comenzar a llamarlo «La bella rebelde» Cuando lo hacia, el muchacho bonito se ponía muy bravo y de sus ojos salían chispas. Yo imaginaba que en cualquier momento le iban a salir rayos laser y mi papá iba a terminar como los pollos fritos que íbamos a comer siempre los viernes.

Mi tío Leandro se reía y me decía que ellos dos iban a terminar juntos. Mi tío Santiago me decía algo parecido, algo como que mi papi y el muchacho bonito eran novios, pero que ellos no lo sabían todavía. Yo no entendía muy bien de eso, pero sí sabía que un novio era una persona que se besaba con otra. Lo había visto una vez; mi tío Leandro tenía un novio que era el hermano del muchacho bonito, una vez los vi sin querer y se besaban mucho. Luego de eso, pensé en mi papi y en el muchacho bonito, y pensé que ellos no se besaban, ni siquiera se miraban con ojos soñadores como salía en la televisión, así que yo creo que no son novios.

Un día mi papi me dejó a que la abuelita con mi hermanito. Mi papi lucía triste y no comprendía porqué. Mucho después, me dijo que estaba triste porque mi mamá se había ido al cielo, que estaba con Dios y que ya no podía venir a verme. Me puse triste porque ya no la vería, y luego pensé que como estaba con Dios, ella no estaría triste, así que sonreí y le pedí a Dios que la cuidara. Y que cuidara a mi papá y le quitara esas toneladas de tristeza que tenía encima. A veces, en las noches, veía a mi papá llorar en silencio. Me sentía mal al verlo así, cuando eso sucedía me acercaba a él y lo abrazaba, le llenaba la cara de muchos besitos y entonces él se limpiaba las lagrimas y sonreía diciéndome que todo iba a salir bien. Cargaba a mi hermano y me tomaba de las manos y nos llevaba a caminar y a pasear en el parque.

Historias Extras (ME PERTENECES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora