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Shirabu comenzó a frecuentar la habitación de Ushijima, llegando a conocer a Tendo, el compañero de habitación de su tutor.
Le era complicado aprender, pero sentía que estaba entendiendo más que en clases, además el mayor tenía una paciencia inmensa y no se molestaba si le preguntaba una y mil veces por un mismo tema. Eso le daba tranquilidad y más confianza.
- Ah...ya sé que es como la décima vez que te pregunto sobre esto, pero aún no lo entiendo del todo - dijo mientras acercaba su silla más a la del ajeno mientras le mostraba un ejercicio que se le hacía confuso todavía.
Un pequeño gesto formó con sus labios, un pequeño mohín mientras su entrecejo se fruncía por aun no entender como desarrollar el ejercicio matemático.
Por otro lado, Ushijima sintió algo de nerviosismo al tener al menor tan cerca suyo. Había estado fantaseando demasiado con el joven durante ese último tiempo y hasta en aquellos momentos de estudio soñaba despierto.
- Ushijima-san - llamó la atención del mayor y al fin el muchacho volvió a la realidad - ¿Ocurre algo? Está demasiado distraído hoy - agregó el pelimiel.
- Oh, no es nada. Solo debe ser que estoy cansado, nada más que eso - mintió, claramente estaba algo distraido por el chico a su lado
- Eso no está bien, ¿No ha estado descansando bien? - cuestionó el pelimiel - ¿Se ha dormido tarde?
- Sí, eso es. Ayer me dormí más tarde de lo normal y eso me tiene algo cansado. Disculpa por ello, Shirabu - siguió mintiendo.
La verdad es que no podía concentrarse por el contrario. Es como si sus hormonas estuviesen como las de un niño quinceañero, alborotadas y a flor de piel. El menor causaba todo eso en su persona.
- Uhm, eso no está bien, Ushijima-san. Debe de dormir bien y descansar las horas suficientes - Dijo Shirabu mientras le miraba algo preocupado - Si no descansa bien le puede pasar la cuenta y enfermarse.
- Esta bien, Shirabu. Me cuidaré más para no volver a preocuparle - Ushijima miró a los ojos del pelimiel y le dio un leve cosquilleo en el estomago. Sus ojos, los ojos del menor eran demasiado atrayentes, le tenían algo embobado, y nuevamente aparecieron aquellos pensamientos sucios y eróticos, pero, realmente ese no era el momento adecuado como para tener una erección. Debía de concentrarse o sería difícil estudiar con el contrario, y la idea era ayudarlo, no perjudicarlo.
Algo debía de hacer al respecto, tal vez debía ser claro en cuanto a lo que pensaba o sentía. Sí, quizás eso era una buena idea.
- Hagamos un pequeño break, ¿Le parece bien, Ushijima-san? - la voz de Shirabu le sacó de sus pensamientos y asintió.
- Sí, esa es una buena idea. Iré por algunas cosas para comer, ¿Te gustaría algo de beber? - Preguntó el mayor mientras se colocaba de pie, lo único que quería era escapar a la cocina y relajarse un poco.
- Ah, un poco de té estaría bien, gracias - Respondió Shirabu, parándose de la silla para estirarse un poco.
- Bien -
Sin más que decir fue hasta la cocina, colocó a calentar agua y lo que no quería que ocurriese terminó pasando, poco a poco su miembro comenzó a ponerse duro.
- Mierda - murmuró para sí mismo, apretando un poco sus puños - ¿Por qué mierda ese niño me tiene que poner tan caliente?
Inhaló mucho aire y exhaló de manera un poco exagerada para luego tocar su miembro. Sería solo un poco, solo esperaba no ser descubierto y no demorar mucho. Movió su mano a un ritmo que le gustaba y un pequeño jadeo escapó de sus labios, de inmediato se mordió el labio, no quería ser escuchado por su "alumno"
Siguió así por unos minutos más, cuando de pronto la voz de Kenjiro le trajo a la realidad.
- ¡¿Ushijima-san?! - Shirabu había llegado de improvisto a la cocina, encontrándose con su tutor en plena masturbación. Ambos rostros se ruborizaron y el menor se cubrió los ojos - ¡Lo siento!
- A-Ah...S-Shirabu - Dijo nervioso el mayor mientras se arreglaba el pantalón - P-Por favor no m-malinterpretes las cosas.
- Que pena, n-no fue mi intensión - el pelimiel aun no procesaba lo que había visto, sentía su rostro caliente y su corazón latiendo a mil por hora, y ni mencionar los pensamientos que se apoderaron de su mente, pensamientos nada sanos - "Diablos, se veía tan sexy y mierda, la verga que se guarda"
- D-Dejemos la sesión hasta aquí, ¿Sí? - Sugirió Wakatoshi - pero prométeme que vas a volver y que no le dirás a nadie lo q-que ocurrió aquí. Shirabu, prométeme eso, por favor.
El muchachito volteó a ver al más alto y asintió con suavidad.
- V-Volveré y nadie se enterará de esto, Ushijima-san.
Kenjiro volvió hasta la sala y guardó sus pertenencias lo más rápido que pudo, para luego ir hacia la salida, donde le esperaba Ushijima para despedirse. El rostro del mayor se encontraba caliente y con sus mejillas como un par de tomates.
- En verdad lamento arruinar todo - Shirabu salió de la casa y negó con suavidad.
- No ha arruinado nada, solo ha hecho más interesante todo - fue lo último que dijo Kenjiro antes de salir corriendo del lugar, bajando rápido por las escaleras, parando tan solo cuando llegó al primer piso, sintiéndose avergonzado por como había finalizado su conversación.
Por otro lado, Wakatoshi había quedado sorprendido por lo dicho por Shirabu. Lo procesó por unos largos segundos y cerró la puerta, sintiendo la erección nuevamente, todo causado por aquellas últimas palabras que el menor dijo.