Capítulo 6

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Capítulo 6

—Yo soy...Bueno... Un dios... —La voz del hombre, me hizo bajar lentamente la mano de la boca.

No sabía exactamente que decir en ese momento, puesto que la curiosidad creció cada segundo más en mí ser, observé con lujo de detalle cada una de las palabras del hombre.

—¿Deus?... —señalé con mi dedo tembloroso a él.

—Sí, soy Poseidón, Dios del mar, las tormentas y los terremotos—Afirmó, comando más con firmeza el arma que llevaba en su mano.... ¡Claro!, Era un tridente.

Mi cabeza se puso a recapitular, toda la información que acababa de ser depositada en mi cerebro, ahora cuadraba el por qué mi madre no quería que él se acercará a nosotras, puesto era un griego, el "clip" sonó en mi cabeza como si me hubieran echado un baldado de agua fría me cayera encima.

—¿Eres el dios de la historia? —Formule la pregunta que empezaba a rondar en mi cabeza.

Obtuve como respuesta un asentimiento de su parte, cosa que me dio a entender algo en específico... ¿Mi madre es la de la historia?, eso quiere decir que yo...

—Sí...—Respondió, como si hubiera leído mi mente

Llevé mis manos a mi cabellera rubia, dejando salir un suspiro pesado, toda mi vida me la había pasado engañada, mi madre me ocultado cosas que eran demasiado importante para mí, puesto que en este momento no sabía que hacer o que decir.

—Tú... Eres mi ...—no pude terminar de decir aquella palabras, puesto que la presencia de mi madre se hizo presente en la habitación.

—¡Te dije que nos dejarás!, ¡te dije que ya no nos buscarás! —Grito, haciendo aparecer de no sé dónde una espada.

Corrí para poner en el medio de ambos no quería otra pelea más por esta situación, era momento de enfrentar a mi madre de una vez, ya no quería más engaños.

—¡Basta!...¡Tú también me mentiste!, yo siempre quise saber quién era mi padre y tú solo me mandabas a rezar, ahora que lo sé, quiero conocerlo a él y a su mundo —Hablé, sacando todo lo que tenía guardado desde hace mucho tiempo, mirando como el rostro de mi madre se puso pálido como un papel, sus ojos se cristalizaron, cayendo de rodillas al suelo.

Por impulso la abracé muy fuerte por los hombros colocando mis manos sobre la espalda de mi madre, sintiendo sobre la tela unas enormes cicatrices en sus omoplatos, mi boca se abrió ligeramente ahora entendía porque de muchas cosas, a ella le amputaron las alas cuando la desterraron acá.

—Madre en el sanar está el perdonar—le susurré, para ponerme de pie, ahora entendía muchas acciones además de los secretos que guardaba dentro de sí misma, pero debía darme una oportunidad de conocer a mi padre.

Me acerque al dios para tomar su mano, este se sorprendió solo por unos instantes, pues me dedico una sonrisa muy emocionado. Mi madre se puso de pie para salir de la habitación, me entristeció enormemente pero tenía que hacer esto.

Sentí como una sensación de luz nos envolvió, como cuando yo me tele transportaba a algún sitio, cerré con fuerza los ojos pues no deseaba quedar ciega en mi primer paseo con mi "padre" no sé, si le podría llamar así o no, pero saber que tengo uno y conozco la verdad, me hace feliz por una parte, aunque sabía que esto iba hacer duro para mi mamá.

Llegamos a nuestros destino, al abrir los ojos puse observar un arco de piedra, el cual era como una entrada a un lugar diferente, los nervios se apoderaban de mi... ¿Y si después no me querían aquí por la mitad de mi ser?, esto iba a ser divertido y emocionante a la vez.

—Bienvenida al campamento mestizo... 

Mío Angelus di guarda ©  (Nico Di Angelo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora