Capítulo 59. Boat

4.6K 196 95
                                    

Mi madre se lleva las manos a los ojos para quitarse las lágrimas que han comenzado a salir hace tan solo unos segundos. Es la primera vez que ve el vestido aunque todavía no esté cerca de estar terminado, cada vez se parece más a la idea que tenía en mente cuando me imaginaba mi vestido de novia. Carlota por el contrario, lleva llorando casi desde que entramos al taller, según ella porque esos sitios están hechos para que la gente llore y ella no iba a ser menos, es eso o que se ha tomado más copas de champagne de las que se podría tomar para ser las once de la mañana. Necesitaba la opinión de las dos para saber qué opinaban de como iba el tema vestido, sobre todo por Carlota y todas y cada una de las revistas con las que había inundado mi casa en las últimas semanas. Y creo que por sus reacciones voy por el buen camino.

—Emma por favor...se va a morir cuando te vea. Si no está terminado y estás como para poder casarte por la tarde. Me muero.– Carlota siempre ha sido una perfecta exagerada pero no la querría si fuese de otra forma.– Madre mía vas a ser la novia más guapa de la historia de las novias.

—Estás preciosa cariño, nunca un vestido te ha quedado mejor.– Sonrío encantada por la reacción de ambas y lo cierto es que tengo que hacer un esfuerzo para que no se me caigan a mí las lágrimas por verlas así de emocionadas.– Vas a estar radiante, Emma. Es precioso, cariño.

—Menos mal que he acertado un poco...casi me da un infarto de los malos pensado que no os iba a gustar.– Suspiro esta vez mucho más relajada que cuando me estaba terminando de colocar el vestido blanco.

Comento con ellas los detalles que tengo en mente para que se convierta definitivamente en el vestido e mi vida, se los explico lo mejor que puedo con ayuda del diseñador del taller que hace unos bocetos rápidos para plasmar todas las ideas que les he estado contando y ahora mismo parecen mucho más encantadas que hace unos minutos cuando han visto el vestido a medio terminar.
Aunque cada vez que me miro al espejo con él puesto sólo puedo pensar en una cosa, y es la cara de Marco cuando lo vea.

Llego a casa cerca de dos horas más tarde después de haber comido con mi madre y Carlota, que se va unos días a París con Marcos para disfrutar un poco de las vacaciones de este. La relación va viento en popa, pese a que ellos siguen sin admitir que tienen una relación pero supongo que cada uno hace las cosas como quiere, y no hace falta que digan que tienen una relación, sólo con ver como se comportan cuando están juntos basta. Puede que ninguno se atreva a dar un paso más pero los sentimientos están ahí y es algo que no se puede negar. La conozco demasiado bien a estas alturas como para saber cómo se siente respecto al Ken futbolista.
Yo sigo esperando a que lo confirmen de una vez por todas para poder gritar tranquilamente, la otra opción es darle directamente el ramo el día de la boda para que pillen la indirecta. Ya veré qué opción elijo al final.

Cierro la puerta detrás de mí y Marco hace acto de presencia casi de inmediato comiéndose una manzana a la vez que se frota la cara, me parece que alguien se acaba de levantar de dormir una siesta y no podría estar más guapo. Es injusto que sea así de perfecto sin importar el momento del día. Sonríe cuando recae en mi presencia y mueve el dedo índice gesticulando para que me acerque hacia él, cosa que hago más que encantada. Me hace un hueco entre sus brazos besándome, apoyándose contra el respaldo del sofá, se echa ligeramente hacia atrás para mirarme con una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Muerde la manzana sin quitarme un ojo de encima y me guiña un ojo.

—¿Quieres que te de una buena noticia? Además de que este cuerpo del delito es todo tuyo. Nos vamos mañana a Mallorca para pasar el fin de semana, los desgraciados me echan de menos y nos han buscado los billetes para que vayamos...no les podemos decir que no. A mi padre tampoco le puedes decir que no.– Bromea poniendo cara de angustia, como si fuese un sufrimiento tener que ir y aguantar a sus amigos de toda la vida.

(Un)Lost | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora