Capítulo 66. Twelve

3.8K 201 66
                                    

Marco

Me he puesto la alarma mucho antes de lo que debería, pero lo cierto es que la ocasión lo merece. En la última semana hemos estado un poco más separados que de costumbre en parte debido a nuestros compromisos profesionales, es lo que tienen las jornadas de Champions que al final acaban los periodistas pluriempleados para poder cubrir toda la información de los equipos españoles y del resto de equipos. Así que esta semana nos hemos encontrado casi siempre en la cama a la hora de dormir.
Confirmo que no la he despertado y observo con una sonrisa en la cara como se revuelve entre las sábanas volviendo a enterrar la cara contra la almohada. Llevo exactamente un año disfrutando de momentos como este, nunca pensé que sería el tipo de hombre que disfruta simplemente con ver como su novia duerme a su lado, pero lo que ha hecho Emma desde que llegó a mi vida. Cambiarme todos y cada uno de mis esquemas para regalarme unos muchísimos mejores.

Salgo de la cama esperando no despertarla, miro hacia la cama para asegurarme que efectivamente sigue en el quinto sueño y ahora ha pasado a ocupar toda la cama robándome mi propia almohada. Estoy seguro de que me va a odiar, no sólo por no despertarme a su lado en un día como el de hoy, sino porque mi plan para hoy es principalmente ignorarla y hacer como que no recuerdo qué día es hoy. Lo cierto es que espero que no opte por dejarme, confío en que me siga queriendo aunque sea un poco al final del día. Tengo el día organizado casi que hora a hora para poder hacerlo todo, y para qué mentir teniendo a Carlota dentro del plan todo es un poco más sencillo. Bajo las escaleras en dirección a la cocina después de haberme vestido y preparado la ropa para ir a entrenar ahora, dejo una nota en la isla de la cocina que reza:

"Me he ido a entrenar, no he sido capaz de despertarte para despedirme. Te quiero."

Salgo de la ducha riéndome con Nacho que me cuenta la última ocurrencia de Ale, esa niña es demasiado genial para ser verdad. Miro un par de veces el teléfono para cerciorarme de que efectivamente sigo sin tener noticias de Emma, lo cual quiere decir que muy contenta conmigo no puede estar. Nacho alarga el cuello mirando por encima de mi hombro la pantalla riéndose para darme una palmada en la espalda sentándose en el banco del vestuario sacando su propio teléfono para revisar sus mensajes.

—¿Tú estás seguro de que vas a tener novia al final del día para celebrar el aniversario? Porque si yo hubiese ignorado a María en nuestro primer aniversario pues seguramente me hubiese quedado sin novia, o me hubiese caído una bronca del quince.—Comenta en tono divertido levantando la vista del teléfono mirándome con un gesto divertido en la cara.— ¿Lo tienes todo listo ya, pequeñín?

—Espero tener novia al final del día...porque sino a ver qué hago con la boda que tengo dentro de unos meses en la que soy el novio.—Contesto en el mismo tono que ha usado él conmigo mientras me pongo la camiseta mirándome al espejo para comprobar que me la he puesto en su sitio.— Lo tengo casi todo listo, tengo ayuda de Carlota para las cosas que se me puedan olvidar pero creo que lo tengo todo controlado.

Llevo cerca de un mes pensando en qué narices podía hacer para el día de hoy, sé de sobra que a Emma le hubiese valido cualquier cosa. De hecho, si le hubiese dicho que el plan era quedarnos en casa y no hacer casa le hubiese parecido una idea maravillosa, lo que me llevó hasta este momento, un mes entero rebanándome los sesos para encontrar algo que estuviese a la altura, a su altura.
Me dirijo hacia el área médica de la ciudad deportiva para pasar un chequeo rutinario, que me ayuda además como excusa para ignorarla un poco más, se me está haciendo demasiado cuesta arriba eso de hacer como que no existe cuando se podría decir que sólo dejo de pensar en ella cuando estoy en el césped jugando.

En cuanto salgo por la puerta apretando el pequeño trozo de algodón con alcohol contra mi brazo, busco con la mano que tengo libre el móvil que sigue en el bolsillo. Sonrío al comprobar que al menos tengo un mensaje de Emma diciéndome que tenga un buen día y que me ha echado de menos esta mañana, no me hace falta tener un master para detectar que el mensaje es más pasivo-agresivo que otra cosa. Si la tuviese en frente pondría esa sonrisa falsa que te hace ver que la has cagado casi al instante y que te hace prever que te va a tocar pedir perdón o dormir en el sofá.

(Un)Lost | Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora