• Día 6 •

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Midoriya, a diferencia de muchas otras personas que conocía, amaba sus cumpleaños

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Midoriya, a diferencia de muchas otras personas que conocía, amaba sus cumpleaños.

Según Ochako, aquello era adorablemente infantil. Izuku no podía saber cómo lucía en los días de su natalicio pero las fotos tomadas por su madre y amigos siempre le daban una pista: una sonrisa de oreja a oreja, el rostro embadurnado del azúcar del pastel, los ojos brillándole cada vez que abría un regalo —incluso si era un par de medias o un cupón de descuentos para la tienda de libros de la escuela.

En síntesis: a Izuku le encantaba festejar su cumpleaños con todos esos que amaba.

Pero ese año, el día de su cumpleaños número veintidós, sería un poquito diferente y mucho más deprimente para alguien acostumbrado a pasarla entre dulces, confeti y carcajadas.

Izuku estaba lejos, en una ciudad al norte de Japón, lejos de su natal Musutafu. Se había ganado una beca en una prestigiosa universidad de Artes y Literatura que le daría un excelente título para el futuro.

¿El problema? Tendría que irse de casa y vivir tres años solo, lejos de todos esos a los que amaba.

Bueno... todos excepto Todoroki Shouto.

Ellos habían sido amigos, al principio —como todos. Con Ochako, Iida, Momo y Tsuyu. Tenían el más bonito de los grupos, la Dekusquad que hacía temblar a la Bakusquad. Al menos eso presumía Ochako.

Pero cuando Izuku les comunicó a todos que se iría de la ciudad para aprovechar una beca, Todoroki lanzó la bomba de que él también había sido admitido en una universidad de la misma ciudad.

Para Midoriya aquello fue un regalo del cielo —sí, lloró— y casi no hubo discusión en que serían roommates para aligerar un poco los gastos; además de sentirse menos solos los dos.

Poco se imaginaba Izuku que, un año después, él y Shouto terminarían besándose borrachos al regresar de una fiesta al apartamento. Después de eso tampoco hubo discusión en que intentarían algo más que ser amigos.

Habían tenido éxitos y fracasos. La convivencia mostraba facetas nuevas de las personas, tanto buenas como malas.

E Izuku tenía facetas buenas y malas —a veces se preguntaba si más malas que buenas; partiendo de su colección de figuras de All Might, ¡que no eran para nada infantiles!— al igual que Shouto.

Pero supieron sobrellevarlo. Aceptarse y aprender a amarse a pesar de los defectos. Porque no podían cambiar todo lo malo del otro. Solo quedaba aceptarse en tanto no se volviese un círculo tóxico.

Así que Izuku pasaría por primera vez un cumpleaños casi en soledad con Todoroki. El número diecinueve recibió una visita sorpresa de Tenya, Ochako y también de Kirishima —otro de sus mejores amigos a pesar de que estuviese en la squad rival— pero dudaba que eso pudiese repetirse.

Y, para colmo de males, Shouto tenía clases hasta tarde ese día. E Izuku ni siquiera tenía pastel.

Recibir los veinte años con un tazón de cereales, una maratón de Gran Torino On Ice —su secuela y favorita, All Might On Ice, no la pasaban ese día; vaya suerte— y unos shorts con agujeros no se sentía tan mal, ¿cierto?

TodoDeku Week 2018 - [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora