Era clase de biología, por algún motivo la profesora comenzó a hablar del aborto y cada quien tenia su propia opinión, pero Camila y Lauren parecían ignorar a todo mundo para sólo enfocarse en ellas mismas.
-¡Cállate de una buena vez, pinche madre!- dijo Camila.
-¡Es que dices puras pendejadas y no lo aceptas!
-¡Jauregui! ¡Cabello! ¡Sálganse del salón ya mismo!- dijo en voz alta la profesora. Todos se quedaron en silencio al oírla.
Camila y Lauren salieron, al estar lejos, la ojiverde habló.
-No puedo creer que en serio estés en contra del aborto- dijo Lauren rompiendo el silencio incómodo.
-Y yo no puedo creer que estés a favor, ¡¿y si es un ingeniero?!
-¿Entonces ese feto ya pudo decidir su carrera universitaria y yo no? Mierda, me siento tan mal.
-Así es como deberías sentirte, tonta.
-Oilaaaa, si hablamos de tontas tú sales perdiendo.
-Cállese- dijo Camila cruzándose de brazos.
-Si en verdad quieres que no vuelva a decir nada, entonces debes callarme tú misma- contestó Lauren desafiante y acercándose peligrosamente a la menor.
-N-no te creas, Lauren, estaba jugando.
-Eres una gallina.
-Podré parecer gallina, pero si quieres te doy un vergazo- dijo Camila molesta, no le gustaba mostrarse con miedo.
-Como digas, ya vete mejor.
-Achinga, ¿por qué me habría de ir si es la escuela?
-¿Y no te quieres ir?- preguntó la ojiverde levantando una ceja.
-O sea sí... pero no puedo ahorita, faltan como tres horas para la salida.
-¿Y eso qué? Podemos irnos y ya está.
~No lo hagas, pendeja~ Camila pensaba, pero era Lauren Jauregui quien hacía la invitación y no podía resistirse a ella.
-¿Jalas o no?- volvió a preguntar Lauren.
-Jalo. Si nos carga la chingada te voy a culpar a ti.
-Puedo con la culpa- sonrió. Camila sentía que moría por dentro.
De pronto una voz masculina hizo que ambas se detuvieran.
-¿Camila?- era Sebastián- ¿a dónde te estás yendo?
-Valiendo madres- Lauren murmuró, de forma en la que sólo la otra chica pudo oír.
-Pues Lauren dijo que fuera con ella a su casa porque ha olvidado su libreta, ¿hay algo de malo en eso?
-No, pero no deberías salir ahorita- Lauren frunció el ceño ante la respuesta del chico- faltan tres horas y...
-Cállate Sebastián, caes gordo- dijo la ojiverde en un tono de fastidio.
-Sí Sebastián, ya estate callado aunque sea un segundo- pidió Camila.
El chico bufó.- ¿te vas a ir entonces?- Camila asintió- está bien, trataré de conseguirte los apuntes.
Lauren no podía creer lo mandilón que aquél tipo podía ser.