Parte V

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Hace 6 meses:

Julia

Solo cuatro palabras: traigo una gripe matadora.

Kevin

—Por favooor Lisa ¡me lo debes! —suplique mientras mordía mi sándwich.

—Kevin, Julia está enferma. No la quitaré de tu casa para que folles, vayan a un motel —dijo tranquila.

—¡Tiene solo gripe! —grité enfadado— para empezar, me lo debes por andar husmeando en cosas que no debías. Seguido de eso ¿no quieres cuidar a Julia y hacerle un par de mimos lésbicos? Por favor, al fin Josh me ha perdonado y necesito tenerlo para mí.

Lisa reía como si la nada mientras que yo moría. Era mala. Además, me arrastró hacia una plaza para almorzar ¿a que ser humano le gusta comer con palomas alrededor? Maldita.

—La llamaré y si ella acepta, iré a cuidarla y te daré las llaves de mi casa —comentó mientras bebía una Coca-Cola. Por un momento quise abrazarla y decirle que la amaba.

—¿En serio estuvo un mes sin hablarte? —preguntó atónita. No conocía a Josh.

Julia

—¿En serio quieres venir a cuidarme? —pregunté feliz, Lisa era tan dulce.

—Estoy yendo para allí —dijo en un tono tranquilo. Quería gritar de la felicidad pero un increíble ataque de tos me agarró justo en ese momento.

—Iré a comprarte unas medicinas y las cosas para preparar una sopa —comentó al yo terminar de toser.

—Oh Lisa, muchas gracias, en verdad —dije un poco conmovida.

Kevin

Odiaba mentirle a Julia, pero más odio tener que dejarla así y sé que en estos momentos ella me estaría odiando a mí. Le preparé un té y me fui a mi cita falsa con una tal Emily. Hola casa de Lisa, champán y Josh.

Lisa

Y como si Dios hubiese escuchado mis plegarias, al fin estaría a solas con Julia luego de tanto tiempo.

Julia

Mientras que Lisa preparaba la sopa aproveché para ducharme, sinceramente hacía casi dos días que no me levantaba de la cama y no quiero oler feo frente a ella.

Lavé mi pelo, cepille mis dientes y afeité las piernas, sinceramente hice muchas más cosas que en un día normal en menos de treinta minutos.

Me fui a la habitación y allí estaba, con el pijama puesto, sus gafas y un hermoso rodete mientras que miraba algo en su móvil.

—¡Al fin! —dijo mirándome— ven ya aquí, estás descalza en madera y con una gripe fatal ¡mamona!

Comencé a reír e intenté no tentarme por la maldita tos, pero fue demasiado tarde y un ataque de risa-tos me abdujo. Lisa me tapó y corrió hacia la cocina en busca de las medicinas. También había ordenado la cama ¡me la como!

Kevin

—Sabes que no podemos decirle de esto a los chicos —recalqué mientras bebía de mi cerveza.

—¿Qué salimos? ¿qué eres mi novio? No me da vergüenza ser gay sabes —comentó terminando su tostada con queso y aguacate—. Al fin puedo admitirlo, contarlo y ¿tu no quieres? Que puto egoísta de tu parte.
Tomé aire y me acerqué más a él, la casa de Lisa era enorme pero me limité a usar su cocina y el sofá.

—No me da vergüenza ser gay —conseguí decir— solo… Josh es difícil afrontar esto de un día para otro cuando estuviste toda tu vida ocultando o ignorando el hecho de serlo.

Pasaron casi cinco minutos y Josh seguía analizando las cosas.

—Si no tuvieses un culo como el que tienes —dijo Josh relajado— no permitiría mantener esto en secreto.  

Me acerqué aún más a él y lo bese con ternura, sé que es un sacrificio pero en verdad necesito tiempo.

Julia

—Julia… —intentó tranquilizarme, pero ya era tarde, estaba molesta.

—Nunca les oculte nada, a ninguno, soy un libro abierto —seguí—. Y ahora resulta que Kevin sale con una tal Emily de la cual nunca me habló, Josh se limita a preguntarme si estoy bien y Ashton y Amalia, Dios, esos dos ya no tienen forma de justificarse.

—No puedes enfadarte con ellos por tener una vida, Julia —dijo mientras bebía su sopa. Ahora estaba de su lado, genial.

—No me enfado porque hagan su puta vida, me enfado porque no me lo digan, porque me abandonen ¡por todo! —me quejé.

—¿Tú les cuentas todo? —asentí— ¿todo, todo?

Volví a asentir y termine mi sopa, Lisa ya me estaba haciendo enfadar ¡obviamente les cuento todo! Son mis amigos y entre amigos no hay secretos. Lisa terminó su sopa, llevó los trastes y me obligó a levantarme para cepillar los putos dientes, maldita mandona.

Kevin

—¿Tu crees que Julia y Lisa terminen saliendo? —pregunté mientras que tomaba otra cerveza. Mire a Josh y se encontraba pensativo. Para mi era un super sí y un super se deben de estar empotrando en este instante.

—No lo sé, sería fantástico —comentó luego de un rato.

Julia

—¡Qué asco! —gritó Lisa al verme escupir una gran cantidad de mocos en el retrete.

—¡Es por tu querida medicina! —grité antes de que se marchara del baño. Aunque intente enfadarme con ella, era realmente imposible. Tiene ese no-se-qué que imposibilita el enfado. Cuando terminé con mis dientes intenté al menos ponerme ropa interior, pero nuevamente me lo había olvidado. Que más da. Lisa duerme siempre con mujeres desnudas, una más, una menos.

—¿No te quitaras la bata para dormir? —preguntó al verme llegar.

—No dormiré desnuda, depravada —bromeé e inmediatamente me metí en la cama. Lisa se encontraba otra vez leyendo algo en su móvil pero lo apagó al notar que la miraba con cara de qué pepas haces.

—¿En serio le cuentas todo, todo a los chicos? —preguntó mientras se tapaba.

Analicé y asentí. Lisa sonrió.

—¿Esto también se los contarás? —dijo y sinchó de mí hacia ella. Se acomodó para que su rostro quedara justo con el mío. No sé si planeaba besarme, si esto era una broma o algo así, pero me excitaba tenerla sobre mi, me prendía. Los pocos milimetros de distancia se rompieron, su lengua chocaba con la mía y mi respiración caliente por la fiebre se aceleró. Quería más. Seguí el beso con más fuerza, lamí su labio superior y mordí con delicadeza el inferior mientras que Lisa pasaba sus manos por mis piernas desnudas y mi vagina explotada a cada segundo por la situación.

La apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora