Hace 8 meses:
Julia
—¡Que los vi! —grité-susurré a Kevs mientras hacíamos la fila para el café.
—Julia ¿estás segura que el jefe y la becaria se estaban besando? —susurró Kevin— ¡es la puta ama!Comencé a reír y los chicos detrás de mí nos miraron ¡si todos hubiesen visto como se manoseaban sobre el escritorio, estarían peor que yo!
Obligue a Kevin a comprarme una dona y fuimos a nuestro lugar de siempre en la cafetería.
Kevin
Nos sentamos frente a el ventanal junto con el resto de nuestros compañeros. Trabajar en un lugar con cafetería era genial, pero tener que pagar tres dólares por una puta dona sin glaseado no lo era.
Julia estaba particularmente feliz y me encantaba verla así, era una especie de milagro.
En cambio, yo estaba realmente desesperado. Las noches de los viernes se habían tornado algo adictivas y más, si podía disfrutar de Josh a pleno como lo hacía cada viernes. Pero estábamos a martes, así que debía aguantar. O no. No lo sé.
Julia
Decidí pasar la tarde en casa de mi compañera Lisa. Había comenzado hace poco a trabajar en el banco y era una chica fantástica, además, Ashton trabajaba hasta tarde, Kevin y Josh iban a ver uno de esos aburridos partidos y Amalia estaba con sus padres en México. Lisa era la única nueva amiga que me quedaba.
—Mi apartamento entra en tu sala y hasta sobra espacio —comenté sentándome en el sofá.
—Eres una exagerada Julia —dijo mientras venía con dos latas de cerveza. Lisa era una chica a la cual realmente envidiaba. Era una rubia con un cuerpo fenomenal, unos ojos color miel que le daban el toque a su dulce rostro y tenía un carácter arrasador. Si no fuese lesbiana, sería la mujer perfecta de mi Kevs.
Kevin
—¿Esto está bien? —Le pregunté a Josh mientras me quitaba la camisa.
—¿Está mal? —dijo mientras se acercaba a mi semidesnudo. Negué rápidamente y fui por el cinturón de mi pantalón ya que la erección que tenía no soportaba estar encerrada, no con semejante hombre como Josh esperando por ella.
—¿Tú abajo o cómo? —preguntó a tan solo unos milímetros.
—¿Tú como me quieres? —sonreí. Josh se terminó de acercar y me besó. Sus labios son suaves y siempre sabe delicioso, pero particularmente hoy sabía a prohibido y me gustaba aún más.
—Sólo no grites, que necesito ver el partido —dijo entre dientes. Reí ante su comentario y seguí con el beso.
Julia
—¡Te juro que los vi! ¿¡por qué nadie me cree!? —protesté mientras reía, provocando otra carcajada en Lisa. Habíamos bebido tanto que realmente con suerte, podía entender de qué hablábamos.
—¡Es una locura! Con el culo que tiene esa chica, un desperdicio la verdad —dijo mientras reía, contagiandome rápidamente.
—¿Su culo? Las tetas que tiene, son como dos cómodas almohaditas en las que podría dormir por el resto de mi vida.
Lisa largó otra carcajada y casi se larga a llorar. Había sido una tarde grandiosa.
Kevin
Ashton llegó con Julia casi a las diez y había agradecido la ausencia de ambos, nunca me dieron tan duro como en la tarde de hoy y había quedado realmente dolorido. Josh parecía disfrutar de eso pero no emitió comentarios al respecto. Simplemente llevó a Julia a la cama, estaba medio moribunda y Ashton se sentó a mi lado. Estaba un poco depresivo ya que Amalia no se encontraba en la ciudad y sus tardes de sexo (las cuales negaban rotundamente) habían desaparecido por una semana.
—Con suerte mañana no vomitara todo lo que vea —comentó Josh incorporándose con nosotros.
—No debería beber en días de semana —comentó Ashton.
—No debería beber directamente —replicó Josh y se tiró en el sofá individual.
Julia
Josh me cargó en sus brazos, llevó hasta la habitación y ayudó a quitarme la ropa, era tan dulce.
—Gracias cariño —dije tirandome en la cama.
—De nada preciosa —. Se acercó y besó mi frente.
—Hueles a sexo —confesé— pillín.
Josh comenzó a reír y se alejó de mí.
—Descansa cariño.

ESTÁS LEYENDO
La apuesta
Humor-¿Aceptan? -Insistió Josh. Miré a Ashton, no parecía oponerse, Kevin tampoco y Amalia estaba dudosa, pero sabía que aceptaría. -¿Y cuáles serían las reglas? -dije dudosa. -¡Esa es mi Julia! -gritó Josh, feliz.