Hace 3 meses:
Julia
La verdad, merezco un Oscar por la actuación que me he estado montando este último mes, mejor que la de ellos. Me he ausentado cada viernes, he salido sin siquiera invitarlos y sobre toda las cosas, ni siquiera pregunto qué harán o porque me evitan.
Inconscientemente me los he cruzado en varios lugares pero me supe esconder en cada uno de ellos ¡no quiero ni verles!
Me hice amiga de unas chicas del banco que pasan de fiesta en fiesta y sinceramente ¡me encanta!
Respecto a Lisa, tengo un plan. Pero llevará tiempo y valor.
Kevin
—Te lo juro Kevin, era ella —insistió Josh.
Suspiré, algo en mí quería creer que no. Pero no podía, la realidad era una sola. Julia sabía de esto y obviamente lo único que hice fue cagarla una y otra vez con mis mentiras. Josh se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Quería llorar, todo estaba mal e iba a peor.
—Debemos hablar con ella Josh —dije aguantando las ganas de llorar.
—Lo sé Kevs, lo sé —dijo y se apartó— pero ¿cuando? Nos evita constantemente. Ni siquiera quiere hablar conmigo y lo he intentado, la invite a salir el fin de semana y Dios, se rió en mi cara.
Julia
Hoy, mientras trabajaba, Amalia se acercó a contarme algo y con todo dolor pero al mismo tiempo placer le dije “ahora no tengo tiempo” y le cerré la puerta en la cara. Tener mi oficina era puff, un placer en esos momentos.
Los chicos programaron una cena y prometí ir, pero lamentablemente, era una mentira. Era viernes, así que tenía tres días libres a partir de hoy. Me iré conduciendo hasta lo de mis madres, necesito verlas con urgencia.
Kevin
Tres horas esperamos o más para que Julia nos dijese “lo siento, mamá Marge me dijo que tenían libre este fin de semana y no pensé dos veces en ir a verlas”. Ya no sabíamos qué hacer.
Amalia no paro de llorar desde que llegó del trabajo, al parecer Julia ni siquiera quiso escucharla esta vez. Estaba siendo cruel, no digo que no lo merecemos, pero no tan así, realmente duele.
Julia
Ya en mi casa, con mi hermano y mis madres preparando su especialidad —mi comida favorita— por fin me sentía bien y cómoda.
Les conté sobre Lisa y ambas saltaron de la felicidad, pero al mismo tiempo se enfadaron conmigo, tanto como Lisa lo hizo en su momento. Sé lo que me fallé y lo que le fallé a ella al intentar ocultarlo, pero la homosexualidad es algo difícil de procesar incluso para quien lo es. Crecí sin tabúes en el tema, es decir, tengo dos madres. Pero es igual de difícil que tener padres heterosexuales a la hora de admitirlo, simplemente me daba pánico, porque la sociedad me lo instaló.
Soy lesbiana y lo sé desde que tuve mi primer relación sexual con una chica a los diecisiete. El placer, la felicidad y la forma en la que me sentí fue diferente, mágica pero no iba a admitirlo, no planeaba hacerlo. Pensé que eso no iba a afectarme pero, nunca he tenido una relación con un chico, solo me da placer tener sexo con ellos y esto puede ser algo normal, pero no cuando tienes treinta años y es hora de planificar una familia o simplemente, considerar tener compañía de alguien. Nunca pensé en chicos, simplemente, planifique mi vida sin ellos e intenté descartar a las chicas. Cosa que no funcionó.
Kevin
—Debemos hacer eso, sí —dijo Josh desde el sofá, concentrado ante la idea de Ashton—. Si se enfada, al menos obtendremos algo que no sea indiferencia.
Mire a Amalia, estaba destruida, Ashton tenía cara de pocos amigos y Josh ya no podía llorar una vez más. Julia nos compone, nos une y la necesitamos para todo, la necesito. Sin su amor, sus tonterías y su complejo de mamá nada es lo mismo.
La extraño, cada día más, extraño ese apego que teníamos, como venía a dormir a mi cama en verano porque el aire es más rico, como aguantaba mis maratones de películas horribles y sobre todas las cosas, extraño verla feliz.
—¿Entonces debemos hacernos los tontos, fingir que no sabemos que sabe a ver cómo actúa? —preguntó Amalia— chicos, si esto no resulta, la perderemos.
Ashton intentó consolarla pero falló, Amalia se desesperó y entró en pánico. Todo iba mal.

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La apuesta
Humor-¿Aceptan? -Insistió Josh. Miré a Ashton, no parecía oponerse, Kevin tampoco y Amalia estaba dudosa, pero sabía que aceptaría. -¿Y cuáles serían las reglas? -dije dudosa. -¡Esa es mi Julia! -gritó Josh, feliz.