Bienvenidos a este libro de One Shots, aquí se subirán breves, pero dulces historias de Clausten y Nesscas, cada una escrita por los escrirores mencionadas en la portada, no se promete actualizar con regularidad, pero si subir algo nuevo cada cierto...
Era un horrible día caluroso de verano y estábamos castigados en clase por culpa de Porky Minch que en realidad no tenía idea de lo que había hecho.
Casi a las seis fue que nos largaron a casa y yo y mis compañeros fuimos a las llaves de agua del patio para refrescarnos la boca y la cabeza, todos corrimos para luego no tener que hacer fila. Yo llegué unos segundos después de Claus.
Él puso su mano en el agua y dio un sobresalto, era inevitable no reírse de eso.
―¿De qué te ríes enano? ―Me preguntó, se notaba que quería echarse a reír conmigo.
―Pues... te asustaste con el agua. ―Le contesté.
―Está hirviendo, ¿quieres probar? ―Inquirió tirándome directo de la llave un chorrito de agua caliente que me llego en los ojos, me molestaba pero no por lo caliente si hasta pensaba que exageraba, sin embargo lo que me jodia era que en los ojos... eso ya era muy incómodo.
Me encogí porque sentía una molestía terrible, no veía bien y comensé a sobar mis ojos. ―¡Eres un hijo de puta! ―Le dije entre lágrimas de dolor.
―¡Perdón, perdón! ―Añadió con preocupación a la vez que se agachaba cerca de mí e intentaba abrir mis irritados ojos a la fuerza y lo consiguió para luego soplarme en ellos-. Lo lamento m-mucho Ninten, no era mi intención que te cayera en los ojos.
―¡Imbécil eso eres! ¿Cómo no iba a ser tu intención si no fue un accidente? Lo hiciste a propósito.
―P-perdón... ―Dijo como si estuviese más dolido que yo, pero desde adentro.
En esas cosas llegó el pesado de Ness. ―¡Uuuy, si parecen marido y mujer! ―Farfulló.
Me puse de pie para irme y fingir que esos tontos no existían y les di la espalda para no verles más la cara.
¡Ninten! ―Chilló Claus―. ¡Cuidado al frente!
Me haló hacia atrás y evitó que chocara con Porky. ―Gracias idiot... Claus. ―Le dije, no lo había visto venir.
―Yo creo Claus que deberías llevarlo a casa porque lo dejaste un poco ciego. -Ness comentó.
Claus asintió con la cabeza. ―¿Te acompaño Ninty?
―No gracias y no me digas Ninty.
―P-pero...
―¡Que no!
―¡Te acompañaré igual! ―Sonrió.
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Mi casa no estaba muy lejos, pero mi vista estaba recuperándose y Claus no dejaba de seguirme, estaba preocupado y arrepentido de lo que me había hecho.
―¡Ninten! ―Se mando un grito que me hizo dar un salto―. Je, je, mira quien se asusta ahora.
―Claus, gracias por acompañarme, pero ya veo de lo mejor de verdad te lo digo y no para echarte, sino para que... para que no tengas que llegar tarde a casa.
