Toda historia tiene un inicio, puede ser inmemorablemente feliz o extremadamente difícil para poder decir que esa historia debe continuar; la nuestra comienza cuando me di cuenta que te volviste significativo en mi corazón.
La verdad, no puedo decir que el darme cuenta de que estaba enamorada fue algo que alegro mi alma; tuviste que romper mi corazón para que supiera que en mi vida te habías vuelto indispensable.
- Ya no quiero salir contigo
- Jajaja, deja de bromear ya me quiero ir a casa.
- De verdad, ya no quiero salir contigo.
- ¿Es en serio? ¿No bromeas? - Volteé a verte confundida - Pero si estábamos bien ¿qué pasó?
- Nada, pero ya no quiero estar contigo.
- Llévame a mi casa, ya arranca y da la vuelta, por favor. - Agaché la cabeza para que no vieras mi tristeza.Mis ojos se llenaron de lágrimas, tuve que aguantar el nudo en mi garganta y el silencio incómodo entre nosotros hasta llegar a mi casa. -Baje del carro.
Mierda que iba a hacer ahora, te estaba odiando por que me di cuenta cuanto te quería.
-Sigamos siendo amigos.
Fue lo primero que dijiste al bajarme del carro y te odie más, maldita sea, ¿Qué había dejado que me hicieras? y entre a casa sin dirigirte la palabra.
Corrí a hablarle a Sam (mi en aquel entonces mejor amiga y amiga tuya), ella era la única capaz de consolarme después de esto.
-Tranquila bebé, se arreglarán las cosas, habla con él.
- No quiero ir a la escuela mañana, no quiero verlo, no quiero hablarle, ¿pero que mierda me hiso?
- ¿No te ha dicho nada? ¿No te dijo por qué?
- No, nada... ni quiero saber, dijo "sigamos siendo amigos", trataré de serlo como lo he sido hasta ahora, pero no hoy, ni mañana. Gracias a Dios mañana es viernes y si no voy a la escuela no tendré que verlo en tres días.No era la primera vez que le ponías un alto a seguir juntos, pero fue está vez que me di cuenta que... ya me había enamorado de mi mejor amigo, con quién llevaba saliendo cuatro meses, y esa noche simplemente me mando a la mierda.
Lloré desconsoladamente esa noche, la verdad no sabía cuánto te quería hasta que me hiciste añicos, pero decidí que iría a la escuela al siguiente día y tomaríamos clases juntos y todo estaría bien seríamos amigos al fin y al cabo sólo eran cuatro meses juntos, lo intentaría. Mis ganas de ser fuerte son más grandes.
Siempre creí que conforme vamos creciendo las personas somos cada vez más maduras, pero no hay edad para no saber lo que queremos; creí que en la universidad habría chicos más maduros, que pueden tomarse una relación un poco más en serio ... pero que equivocada estaba.
-Juli, vamos a desayunar. –Exclamó Sam, el maestro no había llegado así que teníamos las siguientes 3 horas libres – ¿Cómo estás? ¿Lograste hablar con Diego?
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En manos equivocadas
RomanceSi todos fuéramos capaces de saber si las personas nos harán daño jamás habríamos vivido esas inmemorables aventuras; así que el dolor al final, puede ser el precio a pagar por nuestras dichas, el saber en que momento ponerle fin o que hacer despué...