Un amor agrío.

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Pasaban los días, las semanas y los meses; Diego me buscaba de vez en cuando y salíamos, a veces llevaba rosas, a veces era muy cursi y otras veces no sabía de él absolutamente nada; yo por mi parte seguía apoyando a mi ex con sus estudios digo nada me lo impedía. Lo dije y lo repito yo no tenía un derecho sobre él y él no tenía un derecho sobre mí. 

Después de estar saliendo intermitente mente con Diego por meses 5 meses para ser exacta, un día todos mis amigos decidieron ir a beber a un bar en la Zona Rosa; estuvimos bebiendo y entre las pláticas de todos, un amigo le preguntó a Diego...

- ¿Entonces regresaste con tu ex? - Goeeeeeeey espera ¿Queeee? me quedé callada tomando mi cerveza y viendo para todos lados posibles como si pareciera que no prestaba atención. 

- Sí, pero sólo porque me sentía solo - ¿Queeeeee? ¿ y yo? 

- La verdad sólo extrañaba el sexo, hace dos semanas que volvímos. 

Tremendo imbécil y lo dice así como si nada, delante de mí, delante de todos, por un momento me sentí mal por aquella chica a la que le veía la cara y por mí, o sea yo por supuesto que no había tenido sexo con él y por ese motivo regreso con cu ex, que pedazo de porquería no quiero decir que así son todos los hombres pero creo, siempre he creído y lo confirmaba en ese momento son más carnales que nosotras las mujeres.  

Hice caso omiso y seguí bailando y bebiendo, decidí que no me importaría, al menos por ese momento, él ya había decidido estar con alguien más desde hace dos semanas. Por un momento me enfadé pues yo estaba intentando conocer a alguien de una clase y recuerdo que Diego me dijo que no me convenía porque lo había visto con varias chicas ahora me pregunto si era cierto porque justamente por ese comentario dejé de tratarlo y lo peor; él se atrevió a decir que aquél chico que me gustaba salía con varias chicas... tremenda mordida de lengua que se metió con aquel comentario. 

Por un momento todos se perdieron, unos se fueron a ligar y otros a fumar; yo me quedé con Diego en la mesa. 

- Julieta ¿quieres bailar? 

- Sí, vamos. - ¿Qué iba a hacer decirle que no y estar de amargados con un silencio incómodo? 

La verdad es que Diego no sabía nada de bailar, era la primera vez que bailábamos y no me acoplé a su ritmo, movía la cadera de una forma rara, pero lo intentamos. Hablábamos e intentábamos bailar, y me besó... no recuerdo nada más de ese momento, la verdad fue el primer beso que nos dimos. Puso mi mundo de cabeza. Y a los 5 minutos lo aterrizó. 

Al volver a la mesa él se alejo a  hablar por teléfono parecía algo alterado, yo lo veía desde lejos y parecía discutir al teléfono, después de unos minutos regreso todo feliz y lo primero que dijo fue...

- Ya corté a mi novia, bueno a mi ex... ya podemos estar juntos. 

- Espera ¿qué? por teléfono ¿en serio? 

- Sí, ¿que no querías que estuviéramos juntos? 

- Sí pero... llegaron nuestros amigos a la mesa así que ya no hablamos del tema cómo me hubiera gustado 

El más "vale madres" de nuestros amigos era el mejor amigo de Diego, así que lo felicitó, lo felicitó por su gran estupidez de cortar a su ex por teléfono, la verdad no recuerdo bien pero según yo Diego había durado con ella casi tres años y estuvo un año soltero, hasta que volvió con ella porque no tenía con quién coger. Y no sabía exactamente si sentirme culpable o no por lo que le acababa de hacer. 

No toqué el tema, no se hablo de ello, estaba tan confundida que tomé un taxi y me fui a casa, no me despedí de nadie sólo desaparecí. 

Pensaba en que cuando no veía a Diego, me cansaba de sus estupideces de patán, pero cuando lo veía y era lindo me mataban de amor sus cursilerías y el como me trataba. Cada día era algo diferente con él, todo era divertido y yo era feliz con eso aunque sólo fuera en pequeños momentos; pero seguía viendo Fabián y la estabilidad que él le daba a mis días no se podía comparar, no quería volver con él, teníamos una buena relación, nos entendíamos, no me tronaba los dedos o me martirizaba pensando en si quería tener algo conmigo porque no era necesario, eramos amigos y estaba bien. Su paz era reconfortante. 

Lamentablemente Diego era parte de mi grupo de amigos, así que lo veía diario, tal vez debí buscarme otro grupo de amigos pero les diré que adaptarme a la Universidad no fue algo sencillo para mí, recuerdo llegar llorando a casa de Fabián después de clases todos los días durante los primeros meses y sólo me reconfortaba el estar con él, había días que prefería no ir y quedarme con Fabián jugando videojuegos y viendo películas. Era realista, estar en ese lugar no me gustaba, no me adaptaba y cualquiera que me conozca sabe que soy algo así como la amiga de todos y de nadie. Podré hablarle a muchos pero amigos, verdaderos amigos no tengo o tenía. 

Continué con ese grupo de amigos; durante varias semanas en la escuela, por alguna razón se hizo de moda hacer proposiciones en público de lo más hermoso y estúpido, - ¿ y si los rechazan?- pensaba yo; casualmente nos tocó ver muchas, y no sé yo creo que Diego se vió presionado porque semanas después me declaró su amor públicamente, con flores letreros y serenata; no daré detalles pero cabe decir que fue de las cosas más cursis que alguien había hecho por mí. 

Le dije que sí. 

Fuí a buscar a Fabián ese día, tenía que decirle que no podría seguir viéndolo, que ya estaba con alguien más, la verdad ni si quiera le había contado que estaba saliendo con alguien y de la nada le diría que ya tenía novio; pero el problema no era ese. El problema era, que Diego era mi amigo, fue mi amigo cuando estaba con Fabián, y que no quería que él pensara que lo que tenía con Diego había pasado mientras estábamos juntos. 

Lo vi en un café, ya no tuve el valor de ir a verlo a su casa, con toda su familia. 

- Hola chaparrita ¿Qué paso?, me preocupaste. 

-Hola, es que... quería tener privacidad para que habláramos.

- ¿Qué paso? - Me tomó de la mano con dulzura, parecía asustado.

- Yo es que... ya no podré verte, estoy con alguien más. 

- ¿Estás saliendo con alguien más? ó ¿cómo estás con alguien más? 

- Es que, hace unas horas me pidió que fuera su novia, y dije que sí. 

- Valeee - Puso una cara de extrañado y soltó mi mano. -¿Quién es?, lo conozco ¿verdad?, si no lo conociera no habrías decidido hablarlo conmigo. Te conozco. 

- Sí, es que es eso - Me sobresalté no quería que pensará mal de mí, habíamos superado una etapa similar en la que ambos estuvimos con otras personas. Pero el amor nos ganó y nos volvió a demostrar lo que era respetarnos y querernos y no quería que pensará que los últimos momentos juntos no valieron la pena. - Es Diego, por favor, no pienses mal. 

- Bueno y ¿cómo no quieres que piense mal?, hace dos años fue lo de la foto, donde te dije que parecía que se querían, mejor dime ¿cómo paso todo? - Le conté a Fabián todo, hasta las patanerías de Diego. - Bueno, si lo quieres, pues está bien ¿no? 

- Sí, es verdad. 

- Me alegro por ti, espero que te trate como mereces. 

- Espero lo mismo. 

Seguímos hablando y platicando de todo, por horas, nuestra relación, nuestra amistad era muy buena. Al final, al despedirnos; sólo nos dimos un fuerte y largo abrazo, no lo olvidaré nunca; nuestro abrazo nos sacó lágrimas y duro hasta que las risas volvieron a salir. 

Jamás lo entenderé. ¿Porqué le hacemos daño a los que nos tratan tan bien? 





En manos equivocadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora