Un nuevo amor

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Pasaron los días, todo transcurría con normalidad; yo había tomado una decisión y lo mejor que podía hacer para mí es mantenerme firme y en calma; responsabilizándome de mis decisiones y afrontando que la decisión que había tomado había sido la correcta. 

Se oye fácil, pero seré realista dejar a una persona con la que pasaste varios años de tu vida, demasiadas cosas bellas, demasiados momentos de felicidad nunca va a ser fácil;  quisiera poder decirles que responsabilizarte de tus actos o decisiones es algo sencillo pero no lo es, casi siempre son un nudo en la garganta,  o un dolor de cabeza pocas veces son realmente una bocanada de aire fresco. 

Y así fue para mí, los días transcurrían con la mayor normalidad y cotidianidad posible, todos los días eran la misma rutina, pararme ir al trabajo, la hora de la comida por la tarde con los amigos hasta ahí todo tranquilo; pero cuando era la hora de salir de la oficina todo se me tambaleaba; decidí volver al gimnasio,  había días buenos en los que estaba con la mayor tranquilidad y energía posible y me iba muy contenta a entrenar, sin embargo cuando estás en un postrompimiento es un duelo constante, y el duelo en cualquier pérdida es como un mar, a veces está en calma otras veces las olas llegan estrepitosamente y se llevan todo, en conclusión siempre hay días grises que sí poco a poco se van presentando con menos frecuencias. Pero mis días grises eran terribles,  me iba en el carro al gimnasio, escuchaba alguna canción triste y me ponía a llorar mientras manejaba, al llegar al gimnasio me quedaba encerrada en el carro un par de horas llorando lo recuerdo bien, pues después de que llegaba a mí esa sensación de que había sido suficiente lloriqueo me limpiaba las lágrimas y me metía a entrenar, sudaba todo lo que había llorado  por tres horas, y luego para terminar me metía en una clase de danza; nunca hagan caso a las personas que juzgan todo lo que haces para salir de una tristeza. Si tú te la pasas encerrado en el gimnasio, si decides comenzar a escribir, pintar, irte de viaje, tocar un instrumento hazlo, cerrar redes sociales cualquier cosa que te de calma mientras no sean las infinitas fiestas llenas de alcohol con tus amigos. Hazlo. Haz lo que quieras para superar todo aquello que te aflija. 

Fueron meses así, entre trabajo, lloriqueadas, y entrenamiento; comencé a cuidar mi dieta, despúes de unos tres meses había conseguido un cambio radical en mi aspecto físico; y llego el día en que decidí salir de mi escondite; me sentía nueva, renovada, ya no sabía nada de ese amor del pasado, decidí darle vuelta a la página. 

Un viernes por la noche decidí salir con unos amigos de la Universidad a bailar, fueron los primeros amigos que tuve al entrar a la facultad y de los cuáles me aleje por el hecho de tener novio y decicir pasar más tiempo con él. Entre los chicos que fueron esa noche había uno que siempre me había gustado, de hecho tuvimos algunas clases juntos pero por obvias razones jamás le hable; su nombre era Alain, era alto, algo músculoso y debo de admitir que no era muy guapo pero su peculiar forma de arreglarse tanto, siempre ir perfumado y bien vestido me llamaba mucho la atención incluso tenía una voz fea pero a mí siempre me había gustado mucho, su risa y su forma de comportarse era algo que siempre me atrajo desde la primera vez que lo ví. 

Me sacó a bailar después de un par de cervezas y yo, quizás por aborasada no lo sé pero decidí besarlo en medio de la pista de baile. Fue el mejor beso que no me habían dado en hace tiempo.... definitivamente quería seguirlo besándo, y lo estuve haciedo, de hecho le di un par de besos más toda la noche y uno más antes de marchar a casa; no creí que eso se repetiría. 

Pedí un uber, y camino a casa me solté a llorar... recordé a mi exnovio, hace mucho tiempo que no nos habíamos besado bien, un beso apasionado, completo, un buen beso y en una noche lo había tenido con un chico que no conocía del todo y que me besó como no lo habían hecho en probablemente un año, y no sé si por la emoción de que es una persona nueva pero definitivamente me di cuenta que lo que había tenido con mi ex era algo que había terminado desde hace mucho tiempo atrás, pues no sé puede tener una buena relación sin buenos besos.   Pero también hace mucho tiempo que no había salido a divertirme, a bailar y beber con unos amigos a conocer gente nueva o a alguien nuevo y eso ceso mi llanto, la alegría de aquella noche había triunfado. 

- Julieta ¿Cómo estás?

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- Julieta ¿Cómo estás?

- ¿Alain? 

- Sí, soy yo. ¿Oye me preguntaba si quisieras ir al cine conmigo? 

- ¿Hooy?... Mmmm... la verdad es que... 

-No, hoy no, cualquier día de la semana que estés libre, tu dime.

- Oh vale, claro... mmm... ¿El viernes te parece bien? 

- Claro, super bien para mí, ¿nos ponemos de acuerdo por whats? 

-Sí, claro... entraré a una junta. Nos vemos luego. 

Y bueno, asi, lo que pensé que sería de una noche comenzó a fluir... 

Comenzó con un cine, y siguió a la siguiente semana con una fiesta, una fiesta en la que él no soltaba mi mano; una fiesta que termino los dos juntos desnudos en un hotel; no estaba lo suficientemente alcoholizada como para no disfrutarlo. 

Los besos, las caricias, la forma en la que el me penetró y jalaba mi cuerpo al suyo con tanta fuerza y pasión, las mordidas en mi cuello, en los labios, los rasguños en su espalda y los gemidos de placer, su cara cuando terminó en mí, todo deliciosamente perfecto... me recordó lo bien que se siente la química entre dos personas cuando se gustan locamente. Seguimos teniendo citas por otras semanas, a veces del gimnasio terminabamos haciéndo el amor en su casa o en un hotel; mi lugar favorito para hacerlo era el carro, rebotaba sobre sus piernas hasta que uno de los dos terminaba en pleno acto, tengo que admitir que nunca habia disfrutado tanto un orgasmo hasta que lo tuve con él... así que disfrutaba mucho el sexo, como nunca lo había disfrutado y debo de admitir que fui una joven precoz que tuvo su primera vez a los 14 años pero fue hasta que conocí a Alain que disfrutaba tan apasionadamente venirme mientras su pene me estaba penetrando y hacer todas las posiciones posibles. 

Pero eso era sólo un punto a favor, desde el principio dijimos que era algo casual, que ninguno de los quería algo serio... y entonces conforme más nos veíamos más sentía que quería algo en serio, que mis ganas de formalizar eran más grandes, no fuí estúpida, fuí humana y me enamoré. 

Dos meses después de estar saliendo, salimos de viaje con los amigos; nuestro grupo de amigos, ya daba por sentado que estábamos juntos aunque élnunca me había preguntado sí quería ser su novia, para entonces yo ya estaba perdidamente enamorada. Estuvimos bebiendo toda la noche, el decidió irse antes a dormir y yo después de un rato decidí irme con él a la cama. 

- Alain, hazme un campo... 

-Vente - abrió sus brazos y me tumbe a la cama con él. 

Comenzámos a besarnos, poco a poco él me quitó la poca ropa que traía, pues donde habíamos viajado hacía demasiado calor y sólo traía un short y una playera; comencé a acariciarle todo el cuerpo, se subió en mí y siguió besándome, desde el abdomen a mi entrepierna con sus manos apretaba mis pechos como si fuera a exprimirlos mientras su lengua jugueteaba con mi clítoris y de mi boca sólo se emitían pequeños susurros de placer; me penetró tan rico que por primera vez terminamos al mismo tiempo, fue el orgasmo más placentero que habíamos tenido juntos, se tumbó sobre mi pecho y quedó descansando mientras yo acariciaba el cabello; una escena tan romántica, la habitación se iluminaba por la luna y las estrellas y el sonido de las olas del mar era lo único que se escuchaba, eso y el latido de nuestros corazones en el pecho que parecía se iban a salir; pero sin duda, había una completa calma. 

- Te amo - Susurró en voz baja. 

-Te amo- Le respondí. 

Después de aquello, quedamos completamente dormidos. 



En manos equivocadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora