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Bueno, lo primero de todo pedir disculpas porque llevo sin actualizar esta historia desde febrero si no me equivoco. Ha pasado ya medio año y creo que eso es imperdonable para mi. 

No quiero poner ninguna excusa, pero lo cierto es que está siendo un año demasiado difícil como para expresarlo con palabras y había perdido las ganas de hacer incluso lo que más amo que es escribir. Por suerte, estoy muchísimo mejor y, aunque no tengo exceso de motivación, tengo ganas de teclear y sigo amando por encima de todo este hobby. Así que aún queda Law y Ao para rato.

También agradecer a las personas que estáis aquí leyendo esta historia desde el comienzo y las que habéis llegado nuevas estos meses. He leído todos los comentarios, visto todos los likes e incluso mis dos historias estuvieron en varios tops un tiempo. Así que GRACIAS de corazón por ser tan lindas y buenas conmigo, y sobre todo por la paciencia y la espera.

¡DISFRUTAD DEL CAPÍTULO QUE VIENE CARGADITO!


     Desperté con una extraña sensación en el cuerpo. Abrí los ojos cuidadosamente y la vista se nubló a los pocos segundos. Dejé escapar un pequeño quejido al espabilar y darme cuenta del increíble dolor de cabeza que sentía. Noté humedad en la parte inferior del labio y, al pasar el índice por el bajo de la nariz, dejé un rastro de sangre por la mejilla. Miré el dedo con una mueca; ¿acaso me había golpeado la cabeza? Lo último que recordaba era a Law tomándome en brazos.

Noto una sensación muy extraña fluyendo en mi interior...

Tuve que reincorporarme muy despacio, sujetando mi frente con una mano. Al cabo de un rato, la visibilidad de uno de mis ojos se volvió clara, pero el de la izquierda seguía borroso. Por suerte, no corría más sangre de mis fosas nasales lo cual fue un alivio; aunque la garganta me sabía a metal.

Alguien golpeó de pronto la puerta de mi habitación. Di un respingo exagerado.

-Ao-Era la voz de Penguin-, he escuchado movimiento. ¿Estás despierta?

-Sí-Dije a duras penas, ya que el simple hecho de hablar me daba martillazos en la sien.

-¿Puedo pasar?

-Adelante-Respondí tras pensar un buen rato.

El pingüino atravesó el umbral dejando entreabierto y, al ver mi mejilla con un pequeño camino de sangre, se alarmó. Por eso antes estudié la posibilidad de negarle el paso; pero necesitaba una ayuda para llegar a por una médicina.Si fuese sola cabría la posibilidad de no llegar jamás a la sala de curas.

-¿Estás bien?-Se acercó sacando un pañuelo del bolsillo.

-Casi-Acepté la ofrenda inclinando un poco la cabeza hacia delante, a modo de agradecimiento.

Pasé el trapo bajo mi nariz y el pómulo.

-Dime que tienes algo para el dolor de cabeza-Dije esperanzada.

-Contando con que esto es, en resumidas cuentas, lo más parecido a un hospital pues... sí-Sonrió.

-Es verdad, hueles a desinfectante-Reí a carcajadas y al notar un pinchazo en la frente, cerré el ojo nublado y me callé de golpe.

-Eso se llama karma- Se levantó y caminó hacia la puerta-, por reirte de mi-Se trochó ante el corte de mangas que le hice- Voy a por eso, espera un momento.

De pronto, el dormitorio se me hizo demasiado grande. El silencio ayudó a crear una insorportable y pesada atmósfera a mi alrededor. Estaba pasándome algo; puse una mano con fuerza en el pecho ya que mi corazón latía desbocado. ¿Ansiedad? No, no es solo eso. Mis brazos pesaban, los pies parecían querer atravesar el suelo y empecé a darme cuenta de que la gravedad de la sala estaba aumentando despacio pero no era capaz de detenerla.

Cruce de caminos (Trafalgar Law x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora