Capítulo 1

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"Debes ser una niña buena"
"Comportate como una dama, querida"
"Esa no es forma de sentarse"
"¿Qué sentido le encuentras a romper las reglas?"
"Si caes en prisión no pagaré para que salgas"

Algunas de las muchas frases que he escuchado en toda mi vida, lecciones sobre como comportarme, clases de modales, cursos de moda desperdiciados y digo desperdiciados porque sigo vistiendome de la forma en como se me venga en gana, modales solo los tengo en la mesa y al saludar  a extraños amigos de mis padres, en lo demás es como si el resto del mundo no importara y de cierto modo es verdad.

Aquí voy, la universidad, al parecer es la etapa más difícil en la vida de cualquier estudiante, sinceramente no lo creo, solo es cuestión de adaptarte al ritmo de trabajo o algo así leí en un estudio sobre el estrés.
Nashville, capital de Tennessee, una ciudad donde si te aburres es porque deplano no tienes vida, siempre hay algo que hacer, desde salir de fiesta los fines de semana hasta llegar a asaltar un banco a plena luz del día, también es la ciudad donde se encuentra la universidad privada más cara del estado, Vanderbilt, mi padre se encargó de meterme aquí, el único lugar de donde no saldré expulsada por poner en su lugar a los idiotas que andan por allí, ¿Por qué no me expulsaran? Bueno, quizás sea por la cantidad de dinero que mi padre invierte aquí.

—¿Crees poder sobrevivir?— preguntó mi padre cuando estuvimos fuera del auto, quise reír ¿El señor Isaac Freeman preocupado por algo que no sea su dinero?

—Sobreviví en prisión, esto no será nada.

—Solo estuviste una noche en la comisaría querida—soltó mi madre, Lillian Freeman, ella hace un chocolate increíble, pero su verdadero talento es matar las exageraciones.

—Le quitas lo cool Lillian— mi padre resoplo y mi madre rodó los ojos — como sea, esto no será nada, todo irá bien.

—Solo no te metas en problemas ¿Si? — suplicó mi padre — ¿Es mucho pedir que no molestes ni tires a nadie de la azotea?

—Agh, lo pensaré — respondí divertida

—Kenny... — inició mi padre

—Kennedy papá, soy Kennedy— fue divertido que me llamaran Kenny, cuando tenía diez años, ahora no lo es.

—Solo promételo Violett — Rayos, Lilli usó el segundo nombre, probablemente está hablando enserio.

—Prometo que lo intentaré, ¿okay?

—Eso es más que suficiente para mi querida— mencionó mi padre antes de dejar un beso en mi frente y dar media vuelta al lado de mi madre, caminaron hacia el auto, estando adentro se despidieron con la mano a lo que solo asentí mirando como se alejaban.

Miré la entrada de la escuela, grande y espaciosa, subí las pocas escaleras y entré al lugar, grandes pasillos, ventanas que dejaban ver el patio y otros edificios en la parte de afuera que probablemente eran la biblioteca y el comedor del que hablaba el folleto, sí, leí esa cosa, habían largas filas de casilleros de distintos colores y tamaños, estaba distraida observando todo a mi alrededor que no noté cuando una chica se puso a mi lado.

—¡Hola! ¿También eres nueva? — su voz hizo que me sobresaltara y yo solo asentí — ¡Genial! Soy Alice, Alice Bennett — dijo la chica, un metro sesenta o algo así, cabello castaño, ojos azul opaco, delgada, muy sonriente, no se quedaba quieta, por lo que entendí está emocionada— ¿Y tú?

Solo pasa en VanderbiltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora