Capítulo 7

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Camino de regreso hasta toparme a Alice y Max sentados en las bancas de afuera, Max tiene la vista puesta en su aparato mientras Alice parlotea sobre algo que claramente el pecas no está prestando atención, cuando me ve acercarme hace a un lado su bolso invitándome a sentarme a su lado.

—Hey, ¿A donde fuiste? — preguntó frunciendo el ceño

—Por ahí — respondí sin ganas

—Esa no es una respuesta concreta — comentó Max sin apartar los ojos de su cosa esa

—Y qué, no les importa a donde haya ido, no es asunto suyo

—Posiblemente no, pero somos tus amigos, puedes confiar en nosotros — dijo la pequeña castaña mirándome con ¿Ternura?

—Ajá, claro, bueno, debo irme, los veo mañana— anuncié antes de dejarlos solos en la banca

—¿Qué? ¡Oye, pero aún faltan dos clases! — gritó Alice a mis espaldas

—¡No me importa! — grité de vuelta mientras me alejaba de ellos en dirección a mi casa.

No soy muy fan de las fiestas, pero si Jake trató de secuestrarme solo para invitarme, entonces debo ir, sé que dijo que podía llevar un amigo pero de ninguna manera metería a Alley Pub a Alice y Max, serían un bocadillo en medio de esas bestias raras, además dudo mucho que sepan ingerir alcohol lo cual es importante en este tipo de fiestas.

Abro la puerta de mi casa y observo mi celular, son las seis y media, mi última clase termina a las ocho así que está bien. Busco algo de comida en el refrigerador y tomo un poco de jugo antes de subir a mi habitación y terminar los pocos deberes que me han dejado, como dije antes, no es que necesite ir a la universidad, pero ya que lo hago, ¿Por qué no alardear un poco? Termino todo y veo el reloj en el escritorio, son casi las diez, carajo, ¿Donde perdí tanto tiempo?
Me siento a un lado de mi cama y observo mi reflejo en el espejo que está justo enfrente, diablos, soy un asco andante, ladeo la cabeza y volteo hacia la parte baja de mi armario recordando lo que está escondido allí

—No, no, no, no, no, de ninguna manera haré eso, juré no hacerlo jamás en la vida, no, nunca— solté para mi misma levantándome de golpe y dirigiéndome a la ducha, disfruto un poco del contacto que tiene el agua contra mi piel, salgo del baño enrollada en mi toalla y vuelvo a mirar la parte baja de mi armario, joder, ¿Debería? Digo, es una fiesta, ¿no? — Agh, maldita sea, olvidalo— bufé hasta dirigirme a mi armario, sacar unos jeans negros ajustados y una blusa de tirantes que se complementaba con una ombliguera transparente llena de círculos de colores, tomé un par de botas cualquiera, cepillé mi cabello y mis dientes y bajé justo a las once y media, pero para mi mala suerte alguien me ganó, claramente 

—Se puede saber a donde vas— Lillian tenía los párpados somnolientos y los brazos cruzados, me observaba con recelo, enserio quería que hablara

—Solo quería un poco de jugo— mentí, muy mal por cierto

—¿Así de arreglada? — enarcó una ceja

—Tu me enseñaste que debemos lucir siempre hermosas— dije con sarcasmo fingiendo una sonrisa inocente

—Oh, cállate, sabes perfectamente que no te creo nada, nunca en tu sano juicio dirías algo como eso— atacó, muy bien, ¿Quiere la verdad? Bien, tendrá la verdad

—Iré a una fiesta— admití

—¿Con el permiso de quién? — cuestionó

—Con el de nadie, tengo dieciocho, literalmente soy mayor de edad  en México, así que chao, chao— me despedí dirigiéndome a la puerta y salir de mi casa mientras la señora Freeman tenía un ataque de ira, sé que me castigará por esto, pero no importa.

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