Julian.
Salimos de la casa y vamos al auto. En todo el camino vamos hablando tonterías, escuchando música y riendo, igual que siempre, y como lo supuse, ellos logran hacerme pensar en otras cosas.
Luego de unos minutos estamos de nuevo en el estacionamiento frente a la escuela. Sinceramente no tengo ganas de estar aquí, me siento mal, tengo sueño, me siento horrible, pero no puedo perder clases y tampoco tengo ganas de estar solo en casa, así que prefiero estar aquí. Entramos al salón y prácticamente somos los primeros, luego de unos minutos llegan todos los compañeros y el profesor entra. Este maestro, al contrario de el de la mañana, es más estricto, más correcto, él nos enseña lo que es buena presencia, el buen higiene en la cocina, la forma de presentar un menú, nos explica las características de un buen restaurante, características que debe tener el nombre y logotipo de nuestros restaurantes, nos enseña tanto como ser un buen jefe de cocina, a como ser un buen asistente de cocinero. En general él nos enseña el lado más técnico del arte culinario.
En medio de la clase recibo un mensaje de Messenger, saco mi celular para ver, se trata de Roger que me envió la foto de nosotros de niños. Vuelvo a guardar el teléfono en mi bolsillo, no es buen momento para verla ni quiero agobiar mi mente en este momento. Continuo enfocado en mi clase hasta que el profesor nos dice que podemos salir, esta clase se me hizo eterna.
Voy con los chicos hasta afuera y nos sentamos en el suelo del pasillo ya que ninguno quiere irse a casa aún. Me quedo mirando fijamente a un punto no específico, escucho a Nate y a Connor hablando, y aunque están muy cerca de mi los escucho como si estuvieran lejos, no logro enfocarme en ellos, no se si sea por el sueño, el cansancio, siento tantas cosas al mismo tiempo, no puedo controlarlo, necesito algo, necesito un cigarrillo, alcohol, quizás alguna droga, siento ganas de llorar, de gritar, maldita sea.
Busco en mi bolsillo mi celular, los desbloqueo y entro a Messenger, ahí está, la foto, esa foto que me esta haciendo el día tan difícil, que me esta destrozando la mente. Le agradezco a Roger por habérmela enviado y le recalco que debemos vernos de nuevo pronto. Abro la foto y la guardo en mi galería, luego voy allá y la busco, me quedo observándola y la sensación de confusión vuelve a mi mente, solo puedo hacerme preguntas, ¿por qué?, ¿cómo?, ¿DONDE?, ¿donde está ella?, no logro explicármelo, no logro entender.
—¿Julian? —Escucho decir a alguien. Consciencia, ¿eres tú?
—¿Que quieres, consciencia? —Respondo sin quitar la mirada de la foto.
—¿Consciencia?, ¿ya te volviste loco? —Escucho decir a otra voz diferente.
—Ehh... Si, si, soy tu consciencia —De nuevo dice la voz anterior—. Te noto consternado.
—Me siento muy confundido —Le respondo.
—¿Por qué estas confundido, querido? —Me pregunta.
—Cuando me dices "querido" suenas muy gay.
—Soy una consciencia, no tengo una orientación sexual, y si la tuviera entonces sería tu lado homosexual queriendo salir a la luz.
—Oye, discúlpame, pero yo estoy muy seguro de mi heterosexualidad.
—Bueno, si tú lo dices, pero quizás deberías considerarlo —Me responde. Me quedo callado por un momento
—No... No necesito considerarlo, pero gracias—Le digo y escucho una risa por lo bajo.
—¿Me vas a contar por qué estás confundido, querido?
—Si dejas de decirme "querido" quizás lo haga.
—Disculpa, querido —Vuelve a decir—, ya no te diré así.
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Volver a encontrarnos.
Teen FictionJulian Hyland es un chico de 19 años que vive en New York. Cuando él tenía 13 años, sus padres tomaron la decisión de mudarse y aunque el no quería marcharse no tuvo opción. Al tratar darle la noticia a su mejor amiga ésta no lo dejó, sólo le dijo...