Julian.
No me doy cuenta la hora hasta que recibo un mensaje de mamá:
> Hola, hijo, estoy en casa, ¿Donde estás?
Olvidé avisarle que estaría con los chicos hasta que ella llegara, en ese momento entra la señora Hook a decirnos que bajáramos a cenar, no puedo decir que no. Le respondo:
> Estoy en casa de Nathan, voy en unos minutos. No me prepares comida, comeré aquí.
> Está bien, nos vemos en un rato.
Bajo con los chicos y nos sentamos en el comedor. Tienen una mesa enorme, obviamente rosa, siempre adornada con flores. Las gemelas, el señor Hook y Mónica, la Hook de 15 años ya estaban sentados cuando bajamos, al igual que la señora Teller y la señora Hook. Se escucha un "buen provecho" de parte de todos antes de empezar a comer. La hora de la cena en la casa Hook nunca es aburrida ni silenciosa, se habla sobre como ha sido el día de todos, se hacen bromas, el padre de Nate cuenta chistes malos que son patéticamente chistosos, a veces terminan contando algún recuerdo de sus infancias que acaban siendo incómodos consejos existenciales. En fin, hacen a cualquier invitado sentirse parte de la familia.
Después de la cena Self-service les toca a las gemelas lavar los platos. Yo aprovecho para despedirme de todos.
—¿Ya tienes que irte? —Pregunta Natalie, una de las gemelas. Ellas han convivido mucho conmigo ya que mi mamá es maestra y les ha dado clases varios años, son unas niñas muy tiernas pero revoltosas.
—Si, pequeña, mamá está esperándome en casa —Digo pellizcando sus mejillas—. Muchas gracias por la cena, señora Hook, estaba deliciosa.
—No hay de que, siempre eres bienvenido.
—Gracias por ayudar a los niños con los bocadillos —Dice la señora Teller.
—Mamá, no somos niños.
—Es cierto, son señoras —La señora Teller recordó el tema de los delantales rosas. Todos reímos.
—Hasta luego, Mo —Le digo a la chica de 15 años.
—Bye —Responde sin despegar la mirada de su celular. Es una chica muy linda, rubia, igual que el resto de las mujeres de la casa, pero es un poco antipática y casi siempre está viendo su celular o escuchando a música en su habitación. Es la típica chica popular de su escuela.
—Hey, dude, ¿podrías llevarme a mi casa? Es que sabes, está muy lejos —Dice Connor con cara de cansancio.
—Claro, amigo, es obvio que podrías perderte desde aquí hasta el otro lado de la calle —Que gracioso, vive justo al frente—. Nos vemos mañana.
—Hasta mañana, amigo —Dice Nate chocando mi mano.
—Hasta luego, todos —Digo finalmente antes de salir.
• • • • •
Conduzco hasta casa, casi todo el camino estoy distraído, le subo el volumen a la música y empiezo a tararear, pero me doy cuenta de que estoy tarareando demasiado fuerte cuando llego a un semáforo y los pasajeros del auto a mi lado me miran raro, los miro como a quien han descubierto en una travesura y subo lentamente la ventanilla de mi auto. No ha pasado nada, y ya nadie me ve así que sigo tarareando hasta mi garaje, incluso sigo tarareando al bajar del auto y al entrar a la casa.
—Ay, Dios, ya llegó mi tormento —Dice mamá cuando me escucha.
—Corrección, tu adorado tormento —Le digo dándole un beso en la mejilla—. ¿Que tal tu día?
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Volver a encontrarnos.
Novela JuvenilJulian Hyland es un chico de 19 años que vive en New York. Cuando él tenía 13 años, sus padres tomaron la decisión de mudarse y aunque el no quería marcharse no tuvo opción. Al tratar darle la noticia a su mejor amiga ésta no lo dejó, sólo le dijo...