Capítulo 9

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Adam no daba crédito, sus amigos lo habían encerrado en su camerino y no lo dejarían salir hasta que hablase. Por un lado quería contarles lo que pasaba, se preocupaban por él pero, por el otro, sabía perfectamente que era inútil, no podían ayudarlo.

- ¿De qué queréis hablar?

- No te hagas el tonto, Adam.- dijo Daisy.- Sabes perfectamente por qué hemos hecho esto. ¿Qué pasa con tu actitud y por qué no has vuelto a ver a Elanora?

- Esto es demasiado. No os importa lo que me pase.

- Claro que nos importa.- respondió tajante Domhnall.- Lo quieras o no, somos tus amigos. Así que empieza a hablar si quieres salir de aquí.

Adam comenzaba a perder su paciencia. Esos tres se estaban pasando al retenerlo allí pero era cierto que, por mucho que le habían preguntado de todas las formas posibles, Adam no había hablado en todos esos días, se había mantenido encerrado en sí mismo y eso se había acabado.

- Sabes que Elanora se va mañana y aún así no te importa.- dijo John.

- Que no me importa...- susurró Adam, eso era el colmo.- ¡¿Que no me importa!?- gritó.-¡Claro que me importa! Me importa demasiado. Tanto como para desaparecer de su vida y dejarla tranquila.

Había explotado, que intentaran sonsacarle lo que le pasaba a él vale pero que mencionase a Elanora tan fácilmente y más decirle que no le importaba, eso no lo iba a permitir. No había nada que le importase más que ella.

- Por fin reaccionas.- dijo Daisy.

- Cierto, ya iba siendo hora, al menos ya sabemos cuál es la causa de todo.- afirmó Domhnall.- ¿Acaso ella te ha pedido que te alejes?

- No.- dijo Adam bajando la cabeza decaído.

- ¿Entonces?- preguntó Daisy, sentándose al lado de Adam.

- Tenía que hacerlo, antes de que fuese demasiado tarde.- apenas fue un susurro que logró escuchar Daisy.

- ¿Demasiado tarde para qué?- preguntó esta.

- Para dar marcha atrás, aunque empiezo a pensar que ya es muy tarde para mí.

- La quieres.- afirmó Daisy sin dudas, sonriendo.- Es más, te has enamorado.

- Sí, empiezo a pensar que es así pero no puedo. Tengo que olvidarme. Ella tan sólo me dice, una y otra vez, que sólo somos amigos.

- ¿Has probado a decirle lo que sientes?- le preguntó John.

- No.

- Deberías ser más claro con ella.- dijo Daisy.- Te recuerdo que pensaba que no querías que la viésemos contigo, eso nos dice que es insegura y tú mismo nos has dicho que prefiere que le digan las cosas claras.

- ¿Y qué puedo hacer? ¿Ir a verla, tan tranquilo, después de haberla ignorado todos estos días?

Adam estaba desesperado, no sabía qué podía hacer. Hablar con sus amigos le había infundido un poco de valor sin embargo, no encontraba la fuerza necesaria para enfrentarse a Elanora de frente aún. Esa chica lo desarmaba cada vez que lo miraba.

- ¡Sí! Tienes que ir a verla y hablar con ella.- exclamó Domhnall.- Cuéntale todo. Ella no sabe nada de tu vida privada antes de conocerla, no sabe nada de tu divorcio, de lo que te dolió lo que hizo Joanne, y mucho menos sabe lo que sientes por ella. Tienes que ser claro, Adam, o Elanora se irá.

Elanora se irá. Esas palabras resonaron en la mente de Adam. Sintió miedo al pensar que podía perderla. Debía ir a verla, era tarde pero le daba igual, si esperaba a mañana podría ser peor aún, ya había dejado pasar demasiados días.

Todo lo deprisa que pudo, tomó su ropa para cambiarse en el baño del camerino, salió con su ropa de calle, cogió su móvil y su cartera y corrió a la salida del set de rodaje para buscar un taxi. No le importó la lluvia que caía fuerte a esa hora, sólo le importaba llegar donde estaba Elanora.


En el apartamento, Elanora se había ido a dormir temprano, al día siguiente cogería el tren de vuelta a Londres, la hora de salida no era temprano pero quería estar descansada para el viaje. Esos días desde que Adam había salido de su apartamento, los había pasado haciendo turismo por la ciudad, cuando menos quería se sorprendía pensando en él pero ella no quería llamarlo, si había decidido cortar toda relación con ella estaba claro que era porque no le importaba. Mejor así, debía olvidarse de él, volver a su vida antes de que se conocieran.

Un ruido insistente la despertó de su sueño, le costó unos segundos identificar el sonido del telefonillo. Se levantó, tan sólo vestida con una camiseta corta y su ropa interior, pensando que se habían equivocado, al descolgar, escuchó la voz que menos esperaba oír en ese momento, definitivamente no se habían equivocado.

- Elanora, soy Adam. Déjame entrar, por favor. Necesito hablar contigo.

- Es... Está bien.

Ese balbuceo fue lo único que pudo contestar. La voz de Adam sonaba tan triste que no podía responderle otra cosa. A los pocos minutos sonó la puerta del apartamento. Elanora corrió a abrir, allí se encontró a un Adam con una expresión desesperada, temblando de frío y nervios, empapado por la lluvia, se había calado hasta los huesos.

- Adam, estás temblando. Pasa y...

No pudo decir más. Los labios de Adam sobre los suyos no dejaban que ninguna palabra saliera. Sus manos sujetando su cara, su cuerpo acercándose al de ella, cuando él notó que Elanora comenzaba a seguir el beso, que sus labios se ablandaban y se movían bajo los suyos, deslizó una mano siguiendo el camino de su espalda para pegarla a su cuerpo. Adam ya no sentía frío y a Elanora no le importaba mojarse con su ropa.

No había podido evitar besarla de esa manera en cuanto la vio abrir la puerta. Vestida sólo con esa camiseta que poco dejaba a la imaginación y su ropa interior, no había resistido, después de tantos días sin verla, soportando la tensión y excitación que sentía cada vez que pensaba en ella. Quería hacerla suya en ese mismo momento. 

Un día cualquiera (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora