Como cada mañana, muy temprano, se dirigía a su lugar de trabajo. Hoy hacía un frío que helaba los huesos y odiaba no poder poner sus manos en sus bolsillos, porque, a pesar de los guantes, las tenía congeladas, pero aquellas carpetas llenas de bocetos e ideas para la próxima exposición eran de suma importancia y debía llevarlas hoy aunque le costase perder sus manos. Por ello había salido tan temprano del hotel donde se quedaba y por ello estaba a punto de morir de frío.
Estaba cabreada consigo misma, tantos años viviendo en Londres y aún no se acostumbraba a ese clima. Aunque en Nueva York el clima podía ser más compasivo, estaban en pleno invierno, no iba a tener esa suerte. Sólo esperaba que el proyecto les gustase a todos, así podría alegrar su día un poco.
Buscaba desesperada un taxi entre aquellas calles blancas llenas de nieve, debería haberle hecho caso al recepcionista y haberle dejado que llamara a un taxi por ella pero, torpeza suya, pensó que saliendo lo encontraría antes.
Estaba ya por volver al hotel, iba a dar la vuelta cuando algo chocó contra sus piernas y casi la hace caer, y fue casi porque en el momento que cerró los ojos y pensó que sentiría la fría nieve del suelo contra ella lo que sintió fue cómo unos brazos impedían que siguiera su trayectoria y cayera al suelo.
Respiró unos segundos alterada intentando procesar que algo o alguien había impedido la caída, cuando lo hizo, abrió los ojos y pudo verlo, más bien, verlos, unos ojos oscuros que la miraban intrigantes. No podía ver más pues quien la había ayudado iba tapado hasta la nariz por una bufanda para combatir el frío. Él sí era listo.
- Esas carpetas que lleva en sus brazos deben ser muy importantes.- dijo sin apartar su mirada.
Su voz... Se había quedado ensimismada con su voz en sólo unas pocas palabras.
- ¿Se encuentra bien?- preguntó mientras la ayudaba a incorporarse.
- Ah... Sí, gracias. Lo siento, no esperaba todo esto y tan temprano menos aún. Y sí, son muy importantes, meses de trabajo están aquí guardados esperando ver la luz pronto.- dijo intentando salir de su letargo, no pudo evitar mirar a sus carpetas como si fuesen sus niños queridos.
- Ya veo, me alegro entonces que no haya caído nada a la nieve y disculpeme por todo este altercado.- dijo serio, parecía afectado.
- No se preocupe. ¡Oh, no! -dijo mirando su reloj.- Se me hace tardísimo, debo irme ya. Muchas gracias por su ayuda.-le agradeció al mismo tiempo que se giraba para correr hacia un taxi que, milagrosamente pasaba por ahí en ese momento.
Se subió al taxi y dio la dirección a la que debía dirigirse, tras lo cual se puso en marcha, dejando atrás a un chico confundido.
- Vaya Moose, creo que no se ha dado cuenta de que has sido tú quien casi la hace caer.-dijo mirando a su perro que lo observaba como si lo entendiera.-¿Qué tenemos aquí?
Había visto algo en el suelo que le llamó la atención, cuando se agachó para recogerlo pudo ver que era una pequeña cartera con los documentos de identidad y tarjetas de presentación de la chica.
- Así que Elanora Dougal. Al menos ya se cómo dar contigo y devolverte esto. Es nuestro día de suerte Moose, vamos a poder disculparnos con ella como se debe.
Y así, el día que para ambos comenzó como un día común les depararía más de una sorpresa en el futuro.
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Un día cualquiera (PAUSADO)
Fanfic¿Existe la casualidad? ¿El destino? Y si un accidente pusiera en tu camino a la persona más inesperada para que te enamore ¿qué harías? Un romance es una historia de dos pero ¿pueden dos personas que han sufrido volver a sentir de igual forma? Es a...