Capítulo 6

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Madison Avenue

Lunes,9 de marzo de 2009

Mila

Pese a ya encontrarnos casi en la estación veraniega, el sol neoyorquino seguía caprichoso con no iluminar la ciudad durante buena parte del día. Las últimas semanas las había sentido más frescas de lo que estoy acostumbrada. Recuerdo como si fuera ayer cuando llegaba por primera vez desde Moscú a esta enorme ciudad que al principio me aterraba de pies a cabeza. Y, más aún, cómo olvidar los primeros meses en que el calor me derritió como si yo fuese un cubito de hielo. Incluso, esta noche la siento demasiado fría y hasta he estado tentada a reemplazar ese par de botellas de Coca-Cola bien heladas por quizá unas tazas de caliente chocolate.

Terminé por colocar los tenedores y cuchillos sobre los individuales y ahuyenté esa idea de desentonar una cena romántica con bebidas calientes. "Estás ansiosa, Mila. Por eso sientes tanto bochorno", repetía mi conciencia en un intento de calmarme. Obvio, ¡estoy nerviosa! ¡Y no es para menos! Si después de un largo mes volveré a estrechar entre mis brazos y llenarla de un millón de besos a mi prometida.

¡¿Cómo diablos he logrado soportar tan larga tortura?!

Desde la graduación de Samantha no había vuelto a tener un motivo externo para divertirme y despejar mi mente. Así que tuve que encontrar la motivación en mí misma para no seguir pegada a mi cama y con la mirada perdida en el grisáceo cielo americano. Resulta irónico que en tiempo de clases desee con todas mis fuerzas estar de vacaciones, pero cuando estas llegan, lo único que quiero es regresar a clases: ni yo me entiendo.

Me hubiese gustado que Lexa se tomara un tiempo libre en Nueva York para así ponernos al día de los últimos dos años que pasamos prácticamente incomunicadas. La curiosidad por saber cómo se conoció con María Pía y, en especial, qué pasó entre las dos para que siendo completamente distintas una de la otra, estas terminaran enamorándose con tanta intensidad. En Barcelona evité preguntárselo a Pía, ya que mi amiga es demasiado "cerrada" con sus sentimientos y yo consideraba como una proeza que me confiara que está tan enamorada que es capaz de renunciar a su herencia. Y desde que Sami me mencionó – sin querer – esa "ruptura" familiar entre Scott y Lexa, mil ideas me han atormentado la mente por largas mañanas y atardeceres; ya que, si no me equivoco, alguna vez – durante el año pasado – Scott deslizó la idea de que su hermana se encontraba comprometida y que la boda se realizaría este año. Entonces: ¿cómo se enamoraron?, ¿Pía es la responsable de que Lexa no se case?, ¿estaba casándose por obligación? Y si la españolita no se hubiese cruzado por el camino de la pelirrosa, entonces, ella ya estaría casada y yo sería la culpable de que la vida de Lexa jamás fuese feliz.

¡Demasiadas posibilidades y situaciones!

Me volvería loca con solo dedicarle 10 minutos a cada una. Y como alguna vez me lo mencionó mi profesora de Historia Antigua y Medieval: si viviésemos pensando en haber cambiado el pasado, nunca disfrutaríamos del presente. Que en palabras simples sería el clásico <<lo hecho, hecho está>>. Lo único que deseo es que mis amigas sigan siendo felices en el amor que descubrieron juntas.

"Quién diría que la rusa rompecorazones que conocí hace un año, ahora esté a muy poco de casarse", me dijo Sami, cuando le conté sobre los planes que tenía para organizar mi boda en enero de 2010. Ya tenía decidido casarme antes de graduarme y así disfrutar de ese día tan especial al lado de mi española. Luego nos iríamos de luna de miel por las principales ciudades europeas antes de formar "nuestro nidito de amor" en París. En un departamento con vista a la torre Eiffel.

¿Jugamos? OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora