Capitulo 8

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-¡Mamá, me voy!

-¿¡Qué!?

-Sí, me voy una semana, estas vacaciones iré al mar, sentiré las olas por todo mi cuerpo y me liberaré de todo.

-Explícame Kanna Horie Rico, porque no estoy entendiendo nada.

-David compró boletos de avión para ambos, nos iremos al mar.

-Espera, déjame procesarlo ¡Estás enamorada, piensas que te mandas y te vas de viaje así sin más!

-Te amo. -Beso su mejilla empaco mi maleta y salgo a la puerta.

Suelto un gran suspiro al escuchar el crujido de la puerta al cerrarse detrás de mi, siento un olor a libertad, mientras el viento juega con mi pelo y me acompaña al compás de mis pasos. 

Él me esta esperando, justo ahí afuera de mi casa en su auto, me mira con ojos de amor y me sostiene mientras me meso en sus brazos, me besa y ambos sonreímos.

Subimos al auto y camino al aeropuerto nos acompaña la felicidad, mantiene una velocidad constante, solo van y vienen sonrisas, besos, caricias, felicidad absoluta. Suena la estéreo y ambos empezamos a cantar mientras nos miramos, me pierdo en su ser, siempre me pierdo en él. Cuando suena la música el tiempo se detiene y me dejo llevar por el momento, joder, me encanta desde los pies hasta el alma, su sonrisa me llena de vida, y cuando me mira por mucho tiempo y sonríe mientras se pierde en el momento, me intimida y me sonroja, y eso le gusta, porque cuando ve las emociones que causa en mi, me abraza muy fuerte y empieza a besarme alocada y desordenadamente, como si fuera un autobús bajando una pendiente sin frenos, solo quiere seguir y hacer del momento amor puro.

-Te amo kanna- me abrazo tan fuerte, me dio uno de eso que arrancan los miedos, que te hacen volar sin despegar los pies del suelo, luego me dio la mano, nos miramos y caminamos directo al aeropuerto. 

Viajamos, él estaba tan feliz, igual que yo, me quedé dormida en sus piernas mientras el acariciaba mi cabello.

Estábamos sentados en la orilla del mar, con nuestras manos entrelazadas, hasta que una gran ola se lanzó sobre nosotros y decidimos ir a bailar con ellas y a jugar con el mar, evitando que la profundidad del océano nos consumiera. el mar tiene vida, aunque suene incoherente e intangible, el mar nos habla, mientras nuestras caderas se mecen al compás del sonido de las olas, se siente cuando chocan entre ellas, ¿Qué se sentirá perderse entre la profundidad del océano? El naufragar de un velero a la deriva, galeones en guerra. Que irónico, pensar que me perdería entre tanta multitud de agua y que le pertenecería al océano, le haría caso omiso y renunciaría a mis instintos. Pero si el no está, el mar pierde su sentido absoluto. 

Si el no está, el mar resultaría insignificante, sin sus besos, sin sus caricias, el mar es vacío, es solo agua y arena, nada más. sin olas , sin paz, sin felicidad, sin personas, solo multitudes de agua tenebrosa, que nos haría perder en los laberintos de su profundidad, agua, agua que mata, agua que ahoga, agua que muere, que se desvanece, que se evapora, agua que se convierte en arena, y arena que se convierte en un desierto, un desierto caliente y desolado, haciendo que nuestros pies descalzos se retuerzan mientras cambian de temperatura tan drástica mente, pasar de tocar agua fría, a tocar tierra caliente, arena, arena te has convertido, cuando eras océano y felicidad, arena de agua, agua de arena, caos de vida.

Cuando él huya... el mar se convertirá en desierto. 

"El Coraje de las estrellas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora